Mentes brillantes son estudiadas en el intento de descubrir el secreto que esas personas guardaban en su cabeza. Hay quien hace cualquier cosa para tener acceso a una pequeña porción de conocimiento de los “genios”, como Bill Gates, Steve Jobs, Santos Dumont … la lista es larga. Son hombres que tienen una mente poderosa, humanamente hablando.
La mente de Albert Einstein ha sido estudiada hasta los días de hoy, literalmente hablando. Según fuentes, después de 7 horas de su muerte, su cerebro fue retirado para ser investigado.
La verdad es que todas estas mentes juntas son solo un pequeño fragmento de la mente superior, la Mente del Creador, que a través del Espíritu Santo, la propia Fuente, hace que la persona que Lo recibe pase a tener los pensamientos de Dios.
¿Usted puede imaginar cuán grande es eso?
Hay quien paga muy caro, hace cualquier sacrificio para recibir una pequeña porción de los pensamientos limitados de un ser humano considerado por encima del promedio. Muchos darían su bien más precioso para tener esa mente, darían su casa, su auto, su salario, darían todo, hasta lo que llevan puesto. Pero, para recibir el Espíritu Santo, ¿qué sería usted capaz de hacer?
La mente del Espíritu Santo no se iguala a ninguna mente humana, hace rebosar ríos de Aguas Vivas de inspiraciones y direcciones infalibles en cualquier área de la vida del ser humano, basta tan solo entregarse en el Altar de cuerpo, alma y espíritu.
Para tener la mente del Espíritu Santo, ¿estaría usted dispuesto a sacrificar su vida, su bien más precioso, auto, casa, pecado, salario, aquello que tiene valor para usted?
Ahora bien, si para tener la mente limitada de un ser humano las personas sacrifican, mucho más debe ser hecho para tener la mente perfecta del Creador en la Persona del Espíritu Santo, que no es nada más que tener su vida en el Altar, pues solo así usted recibirá esa Fuente inagotable, que abarcará todas las áreas de su vida.