“Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado, volvió, glorificando a Dios a gran voz, y se postró rostro en tierra a Sus pies, dándole gracias; y éste era samaritano.Respondiendo Jesús, dijo: ¿No son diez los que fueron limpiados? Y los nueve, ¿dónde están? ¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios sino este extranjero? Y le dijo: Levántate, vete; tu fe te ha salvado.” Lucas 17:15-19
Con este mensaje, el obispo Edir Macedo transmitió una lección extremadamente importante a través de Instagram: es un engaño muy grande pensar que recibir una bendición es suficiente.
“De los diez leprosos sanados, solo uno fue salvo. Es una gran ilusión que las personas piensen: Yo fui sanada, recibí esa bendición, hice una Hoguera Santa y conquisté eso, conquisté aquello”, explicó el obispo. “Esa conquista fue por medio de su fe, gracias a Dios por ella. Pero esa conquista no es suficiente. Dios no quiere que usted conquiste solo una bendición aquí, una bendición allí, por más grande que esta sea. Dios quiere que usted sea la propia bendición”.
Recibir una bendición y darse por satisfecho hace que el tiempo aleje a la persona del propio Dios. Esto se debe a que la persona tuvo fe para conquistar ese objetivo, pero no tuvo fe para recibir la Gracia de Dios en Su plenitud.
Cómo mantener la fe
Para mantener una fe fuerte y activa, después de recibir una bendición, solo hay una manera, explica el obispo Macedo:
“Para que sea la propia bendición usted tiene que recibir el Espíritu Santo. Usted tiene que ser bautizado con el Espíritu Santo. Si usted no tiene el Espíritu de Jesús, que es el Espíritu Santo, ¿cómo permanecerá en la fe?”
Según el obispo, “para que cada uno de nosotros se mantenga en la fe es necesario el Espíritu de la fe, que es el Espíritu Santo. El Espíritu Santo es el que sustenta nuestra fe, es el que nos da la fe. Ay de mí si no fuera por el Espíritu Santo. Él no solo da la paz, la alegría, el poder para curar, para liberar. No, Él nos da la fe todos los días. Él es el Pan Nuestro de cada día”.
De esa manera, el obispo recomienda que se aproveche el periodo del Ayuno de Daniel para buscar el Espíritu Santo:
“Ponga toda su fuerza, todo su empeño. No se distraiga. El diablo, naturalmente, lo debe estar atacando con sugerencias, ideas, pensamientos. Debe estar atacándolo de todas las maneras para que usted desista. Eso es lo que él quiere. Él quiere que usted se desanime, que usted desista. Porque él sabe que, el día que usted reciba el Espíritu Santo, tendrá autoridad sobre él y todo su infierno. Esa es la verdad. Y él no quiere eso. Mientras usted no tenga el Espíritu Santo estará débil, fragilizado por las situaciones, por las circunstancias que el propio mal le trae. Pero, cuando recibe el Espíritu Santo, usted tiene una fuerza interior capaz de vencer todo el mal”.