La mamografía es un procedimiento médico de diagnóstico por imágenes cuyo objetivo es examinar y estudiar el tejido mamario (las mamas). Ese examen es realizado con un aparato específico llamado mamógrafo, capaz de detectar lesiones minúsculas, nódulos u otras anomalías.
A través de la mamografía también es posible identificar los menores indicios de cáncer. Es mucho más eficaz que el auto-examen y ofrece mayor precisión en el diagnóstico que, realizado de forma precoz, aumenta mucho las probabilidades de cura y/o control y la adopción de tratamientos más moderados y menos agresivos.
La edad recomendada para la primera mamografía es a partir de los 40 años, con periodicidad anual o bianual. Pero en el caso de las mujeres que tienen algún antecedente familiar, lo ideal es que se realice a los 35 años. La edad puede variar de acuerdo con el análisis de su ginecólogo o mastólogo. Este especialista analiza otros factores de riesgo, como:
· Antecedentes familiares: principalmente si le sucedió a familiares de primer grado (madre o hermana) antes de los 50 años de edad.
· Menopausia tardía: cuando ocurre solamente después de los 50 años de edad.
· Menstruación precoz: chicas cuyo primer período sucedió muy temprano.
· Embarazo después de los 30 años.
· Mujeres que todavía no tuvieron hijos.
· Ingesta de alcohol, incluso en cantidades moderadas.
· Exposición a radiación ionizante antes de los 35 años.
Unas 5400 mujeres mueren anualmente en Argentina víctimas del cáncer de mama, y se estima que se producirán 18 000 nuevos casos por año, según datos del Instituto Nacional del Cáncer.
Este tipo de cáncer tiene grandes chances de cura si se detecta de forma temprana, casi de un 95%. Cuanto más temprano sea diagnosticado el problema, mayores serán las probabilidades de curarlo. Y la mamografía es el mejor camino y el más seguro.
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