Ubicado en la región actual de la ciudad vieja, en Jerusalén (Israel), el Monte Moriah fue, hace miles de años, un lugar de importantes acontecimientos bíblicos.
Se encuentra donde está hoy el área conocida como Explanada de las Mezquitas, que tiene en su centro la Cúpula de la Roca (o Mezquita de Omar), un santuario de la religión islámica.
Pero es la representación del Monte Moriah, que está bajo esa cúpula en Jerusalén, la que inspiró la construcción del Memorial en el Templo de Salomón en San Pablo, para hacer con que todos puedan entender la fe sacrificial que agrada a Dios. La idea de la construcción es que las personas se sientan como si estuviesen en Jerusalén y sepan lo que había abajo de aquel lugar. Fue allí, abajo de la Cúpula de la Roca, que el patriarca Abraham subió a colocar la prueba de su obediencia y fe cuando Dios le pidió que sacrificase a su hijo Isaac.
En un terreno en el mismo lugar, David también ofreció un sacrificio al Señor para que la plaga cesase sobre la ciudad de Jerusalén.
Luego, David ordenó que allí fuese construido el famoso templo de adoración a Dios. Entonces, su hijo Salomón construyó el Primer Templo, ofreciendo al Señor también sus sacrificios.
La decadencia de Israel también comenzó allí, cuando el pueblo dejó de honrar a Dios con sus sacrificios. Jerusalén fue saqueada y el Templo fue destruido por los babilónicos.
Sin embargo, años más tarde, el líder israelí Zorobabel, dirigido por Dios para volver a Jerusalén, levantó una vez más el Templo. En el año 70, fue destruido por los romanos.
Cerca a la región del Monte Moriah está lo que queda de las murallas cercanas al templo: el famoso Muro de los Lamentos. Un tramo de poco más de 50 metros, considerado sagrado por los judíos y cristianos que visitan el lugar para hacer pedidos y oraciones.
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