Aprecio mucho el hecho de tener un padre en mi vida. Por más que él no haya podido estar tan presente durante mi infancia como me hubiera gustado, nunca estuvo lejos o fue indiferente, al contrario.
Cada vez que íbamos a dormir y él solo llegaba después, y nos despertábamos y él ya se había ido, sabíamos que había estado en casa al ver a nuestra madre como una mujer realizada. Estoy segura de que esa es una de las principales razones por las cuales siempre admiramos a nuestro padre – él también siempre fue un buen marido para nuestra madre.
¿Cómo admirar a un padre que hace que su madre sufra, a un padre que hace que usted tenga una idea totalmente negativa sobre todos los hombres de la tierra, a un padre que no logró ser fiel a la mujer más cercana a usted?
Antes de ser padre, él es el referente de hombre que sus hijos tendrán. ¿Es suficiente ser cariñoso, atento y no dejar que nada les falte? ¡Ese ha sido uno de los mayores errores de muchos padres, que piensan que pueden continuar siendo padre sin antes ser hombres y maridos de verdad!
Sé que muchos ya fallaron y hoy no tienen cómo volver atrás, pero por lo menos, trate a la madre de sus hijos con respeto y dignidad – si no fuera por amor a ella, entonces que sea por amor a ellos. Pague la pensión que usted debe, libre a su primera familia de sufrir solo porque usted no fue lo suficientemente fuerte para continuar con ella, y, por el amor que tiene por sí mismo, ame a su esposa actual.
La importancia de ser padre es tan grande que el propio Dios Se llama Padre. ¡Él no Se llamaría Padre si ese papel no estuviera a Su altura!
Dios Padre también es Marido de la Iglesia, lo que significa decir que el padre es mucho más que un simple proveedor, como muchos por ahí piensan que es su mayor responsabilidad en casa.
El padre es el alfa de la familia. Él es el que va adelante, el que guarda a todos de cualquier problema o peligro, protegiendo a su familia con su propia vida. ¡Él también cuida, se sacrifica y se entrega por su nido! No obstante, vea que para que él haga ese papel tan importante, primero necesita enfocarse en hacer todo eso por su esposa, y madre de sus hijos:
Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la Iglesia, y Se entregó a Sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a Sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha. Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. Efesios 5:25-28
Eso quiere decir que el marido que ama a su mujer se entrega por ella para que entonces pueda santificarse y tornarse una mujer gloriosa, sin mancha, sin arruga, santa e irreprensible – una mujer que está por encima de su edad, de su apariencia, de sus inseguridades, en fin, una mujer verdaderamente feliz.
Fue eso lo que mi padre hizo por mi madre, y a través de ella, se tornó un ejemplo de hombre, de padre y de marido para mí y para mi hermana.
La madre feliz hace a su familia feliz.
En la fe.
Colaboró: Cristiane Cardoso