En el último tiempo ha proliferado la frase “internet de las cosas”, muchas veces mencionado como IOT (por las siglas en inglés: internet of things), ¿pero de qué se trata exactamente esto?
Una simple definición sería que se trata de una red que interconecta objetos físicos a través de internet, con el objetivo de controlarlos, programar tareas, funciones, etc., de forma remota. Pero todavía puede parecer muy técnico, así que vamos a intentar bajar este concepto a la realidad de manera que podamos entender mejor de qué se trata esto.
Desde grandes infraestructuras, como maquinaria industrial en la que es posible iniciar la cadena de un proceso productivo y coordinarla en distintos puntos geográficos, semáforos a los que se puede controlar en tiempo real según las necesidades del tránsito ante un hecho no previsto, cartelería pública que permite comunicación más directa con los ciudadanos informando, por ejemplo, cortes de calles o eventos meteorológicos, entre otros objetos; hasta simples artefactos del hogar en los que vemos la tendencia creciente a que, conectados a una red, pueden ser controlados y enviarnos notificaciones. Con un teléfono inteligente, por ejemplo, podemos encender, sin la necesidad de estar en nuestro hogar, un aire acondicionado, poner a grabar nuestro programa de televisión favorito en un TV desde el que podemos acceder a contenido de internet sin que exista la necesidad de conectar una computadora. Ya hay disponible en el mercado heladeras que notifican el stock de productos e incluso pueden hacer la compra online de los mismos, y autos que permiten controlar la apertura de puertas desde, además de monitorear el estado mecánico del mismo, a través de un smartphone.
Estos avances están diseñados para crear un mayor confort para los seres humanos, aumentar la productividad e incluso mejorar la calidad de vida, pero la internet de las cosas puede volverse fundamental aplicada al sector salud, en donde es posible monitorear pacientes e incluso diagnosticar en forma ambulatoria, como rapidez y eficiencia.
Todo esto nos muestra que a medida que internet se ha hecho asequible a la mayoría de los seres humanos, la internet de las cosas se refiere al uso en lo cotidiano y nos plantea el desafío de pensar cuál es el límite de estos avances.
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