Quien comete una injusticia conscientemente siembra las lágrimas que llorará cuando pase por una injusticia mañana.
Esta es una ley universal de la vida. Todo lo que va, viene. Lo que usted le hace a los demás, le vuelve.
Observe esta ley en acción a su alrededor. No hay juez, ni corte, ni fuerza policial que la impone o la hace cumplir. Sin embargo, está en todos. Puede verla cuando estudia la Historia. Puede verla en su vida. Hay un poder mayor que hace que ella se aplique:
No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Gálatas 6:7
Pero en el momento de cometer una injusticia, especialmente cuando temporalmente le beneficia, el pensamiento tentador es: “Vas a zafar. Nadie lo sabrá. Tú puedes. Mala suerte de quien no puede.”
Ceda a esta tentación de su propio riesgo.
La mejor alternativa es ser justo, no importa el costo, aunque aparentemente usted saldrá perdiendo.
Extraído Blog Obispo Renato Cardoso
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