“Miré cuando abrió el sexto sello, y he aquí hubo un gran terremoto; y el sol se puso negro como tela de cilicio, y la luna se volvió toda como sangre; y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra, como la higuera deja caer sus higos cuando es sacudida por un fuerte viento.” Apocalipsis 6:12-13
Los científicos han apuntado que varios fenómenos astronómicos insólitos están muy cerca de acontecer. Otros estudiosos los relacionan con lo que está descripto en Apocalipsis, como claras señales del Fin de los Tiempos.
Los cuerpos celestes del día y de la noche ya fascinaban a los antiguos en aquellos tiempos bíblicos. Cualquier objeto brillante en el firmamento nocturno podía ser visto como una estrella, aunque un poco diferentes, como cometas (foto) o meteoritos (no por casualidad llamados estrellas fugaces).
Las “estrellas del cielo” cayendo, citadas en el versículo anterior, según muchos creen, pueden ser una serie de objetos entrando a la atmósfera terrestre, quemándose con la fricción. Una lluvia de “estrellas fugaces”. Y una muy grande sucedió hace poco.
El cometa Ison, llamado el “Cometa del siglo XXI”, pasó cerca de nuestro planeta en enero de 2014. Un cometa es un cuerpo sólido que va deshaciéndose según va transitando por el espacio. Ese “polvo” que deja forma su famosa cola. El Ison, como pasó cerca de la Tierra, hizo que ese “polvo cósmico” que largó, fuera derramado hacia el lado de la Tierra por la fuerza del Sol, que luego fue atraído por la gravedad terrestre, formando una especie de “lluvia” luminosa.
Los “granos” fueron pequeños, y no causaron ningún daño, incinerados antes de llegar al suelo. No llegó a ser una lluvia luminosa de gran magnitud. No fue, sin embargo, lo que sucedió en febrero de 2013 en Rusia, cuando un gran meteorito se despedazó en la atmósfera y causó daños en varias regiones, hiriendo a más de mil personas.
Los científicos afirman que Sodoma y Gomorra fueron incluso destruidas por el fuego y el azufre provenientes del cielo, como cuenta la Biblia. Los indicios señalan que el fenómeno fue la caída de un cometa y sus fragmentos, entrando a la atmósfera a gran velocidad, fulminando las dos ciudades pecadoras.
Muchos creen que las señales físicas del Apocalipsis ya están ocurriendo. La proximidad de algunos fenómenos refuerza esa afirmación.
Resta a cada uno saber si está espiritualmente listo para el Juicio – que, como todo indica, está realmente muy cerca.
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