“BIENAVENTURADO el que piensa en el pobre; en el día del mal el SEÑOR lo librará. El SEÑOR lo protegerá y lo mantendrá con vida, y será bienaventurado sobre la tierra; y no lo entregarás a la voluntad de sus enemigos.” Salmos 41:1-2
¡Buenos días, obispo!
Meditando en esa palabra, vi por qué el Espíritu Santo nos ha alertado más que nunca en estos últimos días. Pude comprender aún más su testimonio y por qué Dios libró y ha librado tanto a Su Obra de los lazos del cazador.
Simple: ¡usted siempre tuvo la visión de atender al pobre!
A veces las personas piensan que ser pobre es solo no tener dinero, pero nosotros sabemos que no es así. En realidad, ser pobre es no tener paz, no tener amor, no tener salud, no tener una familia unida y, principalmente, no tener la Salvación. ¡Esa sí es la mayor pobreza!
Y por eso las personas de este mundo no son libradas del mal ni tienen la bendición en esta tierra, porque esa promesa es solamente para aquellos que atienden al POBRE. El pobre es la clase que nadie quiere, la raza rechazada, y por eso Dios quiere que los que Le servimos a Él estemos atentos para ayudar al pobre.
La condición es clara: quien atiende al pobre será librado y bendecido en la tierra. Y atender al pobre no es solo darle un pedazo de pan o una limosna, atender al pobre es llevarlo a la fe que transforma, que salva y que establece una vida digna delante de DIOS. ¡Esa es la verdadera riqueza!
Sin embargo, las personas de este mundo solo quieren estar cerca de los ricos, porque los ricos tienen algo material para darles, por su parte el pobre no tiene nada para dar, por eso nadie lo quiere, ni siquiera su familia. Por esa razón, Dios no puede librar a este mundo del mal, porque ellas solo quieren recibir y nunca dar.
Y, lamentablemente, muchos hombres de Dios han perdido la visión y ya no dan la vida por los pobres. ¡Imagínese si los obreros, evangelistas, pastores y todos los que hacen la Obra de DIOS entendieran los versículos anteriores! Si entendieran que es sirviendo al pobre que ellos serán librados del mal y serán felices en esta vida, entonces, todos trabajarían con más fuerza para Salvar almas como nunca. Sería una multiplicación de salvos como nunca.
Cuando el Señor Jesús estuvo en este mundo, siempre buscó enseñarnos esto, Él siempre estuvo junto a los pobres, aquellos a los que nadie quería y por eso Dios Se manifestaba de manera Gloriosa. La verdad es que Dios no trabaja a través de ricos, codiciosos y orgullosos, sino a través de los pobres para tornarlos ricos en la fe, como dice el texto:
“Hermanos míos amados, escuchad: ¿No escogió Dios a los pobres de este mundo para ser ricos en fe y herederos del Reino que Él prometió a los que Le aman?” Santiago 2:5
Si todos los que, de hecho, quieren servir a Dios atienden a los pobres de este mundo, Dios los librará en el día malo y hará que ellos prosperen en la tierra como está escrito, ¡y sobre todo tendrán la mayor riqueza que un ser humano puede tener, que es SALVACIÓN!
No podemos olvidarnos de que Dios, en ningún momento, prometió Salvar a la CARNE, sino al ALMA.
¡Que Dios los bendiga a usted y a la señora Ester cada día más!