La sabiduría hace toda la diferencia en la vida de una persona y, principalmente, en una mujer. Como esposa, novia, o madre, ella siempre es la primera en intentar resolver los problemas, pero muchas veces, por no ser sabia, termina equivocándose.
Ser sabia es diferente a ser inteligente. La inteligencia está asociada a la capacidad de aprender, de absorber conocimiento y razonar. Se la adquiere estudiando, observando y prestando atención. La sabiduría consiste en saber aplicar en la práctica los conocimientos adquiridos. Por ejemplo, un médico que fuma es inteligente para saber que el cigarrillo le hace mal, pero no es sabio para aplicar eso en su vida.
La sabiduría es una virtud que viene exclusivamente de Dios. Para adquirirla, se necesita obedecerlo. La Biblia dice que “el temor del Señor es el principio de la sabiduría”. ¿Quiere ser sabia? Entonces comience a temer a Dios, que no es otra cosa más que hacer lo correcto y respetar Sus enseñanzas. Así recibirá sabiduría para solucionar sus problemas.
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