El obispo Edir Macedo destacó que Abraham tuvo que dejar sus sentimientos de lado para usar la fe inteligente, la fe del sacrificio.
Observe algunos fragmentos:
“Quiero enfocar la historia de Abraham de manera diferente, de la manera en que el Señor Jesús veía a Abraham. Muchos están en contra del sacrificio y hemos sido duramente criticados por llevar a las personas a sacrificar. ¡Sin embargo contra hechos no hay argumentos! Estamos viendo a Dios bendecir a las personas hoy, como en el pasado. Jesús enfocó a Abraham.
“Respondieron y le dijeron: Nuestro padre es Abraham. Jesús les dijo: Si fueseis hijos de Abraham, las obras de Abraham haríais.”, (Juan 8:39).
Quería que usted observara que quien elije obedecer termina cosechando los frutos de esta obediencia, pero tenemos que impedir la acción de nuestro corazón, pero no todos están dispuestos a eso, al sacrificio. Es más fácil seguir la voz del corazón que seguir la voz de Dios. Abraham sacrificó porque creyó, obedeció, por más que contrariase sus sentimientos. Él dejó todo atrás y llevó a su hijo al verdadero sacrificio, contrariando la voluntad de su corazón. Eso es lo que tenemos que observar.
Abraham es un gran ejemplo de fe. Él venció la fe emotiva, venció las inclinaciones de su corazón, sus deseos, sus sentimientos, y nada impidió que nuestro padre en la fe obedeciera, por eso habló de él como si estuviese vivo y entre nosotros.
Muchos se vuelven ricos por medio de la fe inteligente, de la fe del sacrificio, que no tiene nada que ver con la emoción, ilusión, pero tiene que ver con la obediencia. Quien quiere cambiar de vida tiene que imitar a Abraham, tiene que hacer lo que él hizo. Él fue el siervo que hizo la diferencia, y es eso lo que todos nosotros tenemos que hacer, pero quien convence es el Espíritu Santo, pues nadie es capaz de sacrificar si no oye la voz del Espíritu de Dios. Abraham no curó ni libertó, él solo obedeció a la voz de Dios”, concluyó el obispo.