No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en Mí.
En la casa de Mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, Yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros.
Y si Me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a Mí mismo, para que donde Yo estoy, vosotros también estéis.
Juan 14:1-3
Hemos recibido la dirección venida del Espíritu Santo en cuanto a la ofrenda. Aprendimos que ella declara a favor o en contra de nosotros delante de Dios. Aprendimos también que la ofrenda va mucho más allá de un valor económico, pues representa nuestra entrega total en el Altar, lo que hacemos y lo que somos. Aprendimos que la ofrenda habla. Jesús es la ofrenda de Dios por todos nosotros.
Pensando en lo que Jesús dijo en el pasaje citado arriba, entiendo que nuestro Señor está preparando moradas para cada uno de nosotros en la Nueva Jerusalén. Sin embargo, ¿qué material ha utilizado Él para construir esa morada en la Gloria? ¿Piedras, ladrillos, arena? No. El material que Él usa para construir la morada celestial de Su pueblo es suministrado por nuestras ofrendas presentadas a Él en el Altar.
Desde el día en que usted Le entregó su vida al Señor Jesús en el Altar, comenzó la construcción de su morada en la Gloria. Él construye, pero usted y yo Le suministramos el material (OFRENDA), con un carácter cristiano y con un comportamiento ejemplar, exhalando el perfume del Señor Jesús en casa, en el trabajo, en la escuela, haciendo llegar el Reino de Dios en cada lugar en el que ponemos los pies.
La finalización de ese nuevo hogar es hecha por el ganar de las almas. Cada alma es un brillo más en las piedras preciosas que cubrirán la estructura de la mansión preparada por nuestro Señor Jesús.
Así es, existen tantas personas preocupadas por tener un techo para vivir, por tener su casa propia, y no hay nada de incorrecto en eso, pero, ¿cuál es el material (ofrenda) que usted Le está suministrando al Señor Jesús para que Él construya su mansión celestial? Ese material (ofrenda), ¿sirve o es inservible?
…y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate.
Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios. Lucas 12:19-21
¡Piensen!
Que Dios los bendiga.
Colaboró: Obispo Sergio Corrêa