Dirigiéndose a los hipócritas, en dos oportunidades, el Señor Jesús preguntó:
“… porque ¿cuál es mayor, el oro, o el templo que santifica al oro?
“… porque ¿cuál es mayor, la ofrenda, o el altar que santifica la ofrenda?” Mateo 23:17,19
Por su naturaleza adánica y carnal, el hipócrita hasta es capaz de enfrentar hasta Dios contra el sacrificio.
Los mismos espíritus inmundos de los escribas y fariseos, de la época de Jesús, actúan hoy.
Atravesaron generaciones y llegaron a la actual.
Por lo tanto, los hipócritas del pasado están vivos y en acción en la actualidad..
El cuerpo y la ropa es diferente, pero el espíritu y la ambición son las mismas.
No les importaba el altar, sino lo que allí se depositaba.
No estaban preocupados con las enseñanzas e ideas transmitidas por el Señor.
Sus ojos nublados y cubiertos por el dinero cegaban los ojos espirituales. No podían discernir los valores eternos.
El mismo espíritu ambicioso ha cegado a la generación actual.
Además de no ver, intentan cegar el entendimiento de que así como la ofrenda representa al ofrendante ante Dios, el altar representa a Dios para el ofrendante.
¡Insensatos y ciegos!
¿Cuál es Mayor: la ofrenda o el Altar?
¿Cuál es Mayor: el ofrendante o Quien lo recibe?
¿Cuál es Mayor: el sacrificio o el Altar del sacrificio?