La paciencia es una virtud que dignifica al hombre. Le da confianza y esperanza a aquel que cree.
Piense en una gran plantación. Paso a paso, hay tiempo para todas las etapas de cultivo. La tierra debe ser bien arada, las semillas seleccionadas deben tener una buena procedencia, las manos que trabajan en el plantío deben ser cariñosas, cautelosas y muy dedicadas.
Puede haber demasiado sol o llover demasiado, las plagas puede aparecer y devastar todo un cultivo. Sin embargo, una vez que las raíces fueron bien arraigadas y fortalecidas, volverán a darle el soporte para una nueva y fructífera cosecha.
Lo mismo sucede con nosotros. Cuando pasamos por algún problema, no sirve desesperarse, porque no nos deja razonar. Lo mejor es cultivar la paciencia. No siempre lo que deseamos o necesitamos viene en el momento que queremos. Ciertamente, hay cosas y momentos que dependen de nosotros. Pero otros, no. Por lo tanto, debemos confiar que sucederán en el tiempo indicado.
“Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado; tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar; tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de endechar, y tiempo de bailar; tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar; tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar; tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar; tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz.” Eclesiastés 3:1-8
La fe racional disciplina los sentimientos
Poco a poco, la paciencia permite que algo muy deseado se consolide. Las personas pasan a tener más capacidad y más tranquilidad para esperar y soportar posibles adversidades. Se vuelven cada vez más sabias, firmes y constantes en un objetivo. Lo que no significa dejar que el tiempo pase o insistir en algo sin futuro.
La paciencia también muestra la madurez de alguien que sabe identificar cuando es el momento de abdicar algún deseo o perseverar y esperar 1 día, 1 mes, 1 año más que sea, para cosechar lo que plantó.
Esperar con confianza el momento indicado para actuar y desarrollar un proyecto, sin prisa, es una actitud inteligente, que ayuda a disciplinar los sentimientos y a conquistar los campos más anhelados.
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