La Biblia cuenta la historia del Rey Acaz. Él fue ungido rey, recibió la autoridad para gobernar al pueblo de Judá, pero, cuando asumió el puesto, dio lugar al orgullo y la vanidad. Comenzó a pensar que podría hacer las cosas de forma independiente, sin la ayuda de Dios, dejando de lado la fidelidad para con el Señor y entregándose a la idolatría.
Como resultado de esta actitud, el reinado de Acaz se convirtió en un caos total, trayendo grandes problemas y maldiciones al pueblo. El rey impedía que las personas se aproximaran a Dios, dejando al pueblo dispersado, oprimido y esclavizado por sus enemigos.
Cuando el rey Acaz murió, su hijo, Ezequías, se convirtió en rey. Con actitudes completamente opuestas a las de su padre, el nuevo rey hizo lo correcto ante los ojos de Dios, pues su madre, Abia, era una mujer temerosa, que le aconsejó obedecer los mandamientos divinos. “Comenzó a reinar Ezequías siendo de veinticinco años, y reinó veintinueve años en Jerusalén. El nombre de su madre fue Abías, hija de Zacarías. E hizo lo recto ante los ojos del Señor, conforme a todas las cosas que había hecho David su padre”, (2 Crónicas 29:1-2).
La primera decisión de Ezequías fue restaurar la adoración al Señor. Para eso, él entró en acción y nunca se alió a los enemigos del pueblo de Israel, pues él quería poner a Dios en primer lugar, (2 Crónicas 29:3-6).
Para que todos se convirtieran, Ezequías tuvo que limpiar la casa de Dios, porque el altar había sido contaminado con la idolatría. “Ahora, pues, yo he determinado hacer pacto con el Señor el Dios de Israel, para que aparte de nosotros el ardor de su ira.” (2 Crónicas 29:10).
Cada uno de nosotros representa un santuario de Dios, y si Lo queremos en nuestras vidas, el primer paso que tenemos que dar es limpiarnos, antes de recibirlo, para que podamos tener una vida exitosa, próspera y feliz en todos los aspectos, haciendo de esta forma un pacto con Dios.
Una alianza representa una sociedad, o un matrimonio, donde dos personas se unen, prometiéndose fidelidad mutua en todas las circunstancias. De la misma forma sucede cuando se hace una alianza con Dios. La persona hace del Señor Jesús el único en su vida, prometiéndole fidelidad permanente. Cuando usted tiene una alianza con Dios, Él cuida, protege y dirige todos sus pasos. Él bendice su vida en todos los aspectos, porque Él pasa a ser su maestro.
Cuando Ezequías decidió hacer un pacto con Dios, y comenzar a vivir por la fe, la paz y la abundancia vinieron sobre todo el pueblo. La aldea se libró de todos sus enemigos, y comenzaron a tener abundancia, las familias fueron libres y transformadas.
De la misma forma en la que sucedió con Ezequías y el pueblo de Israel en el pasado, hoy usted también puede hacer un pacto con Dios. Para que eso suceda, es necesario que usted mire, en primer lugar, hacia Dios, Le sea fiel y persevere ante las dificultades. Y sepa que, si usted está de acuerdo en hacer este pacto, podrá quedarse tranquilo, pues, con total seguridad, Dios jamás lo abandonará.