Todo cristiano sabe que buscar una vida basada en la Palabra de Dios y sus enseñanzas es la mejor opción para quien quiere alcanzar la salvación y poder representar a Jesús aquí en la Tierra de la mejor forma posible. Pero más que eso, es saber que no necesita depender de ningún vicio que perjudique al cuerpo. Aun sin la práctica de algún tipo de actividad física, sólo por el hecho de llevar una vida saludable, ya es posible imaginar que la vida será más larga, que la de las personas que conviven con todo tipo de hábitos que perjudican la salud.
El psiquiatra norteamericano Harold G. Koenig concedió una entrevista a una revista en la que afirma- por medio de sus investigaciones- que la fe religiosa ayuda a las personas en diversos aspectos de la vida, como en la reducción del estrés, el incentivo de prácticas saludables, el consuelo en momentos difíciles, entre otros beneficios.
Koenig es profesor universitario, tiene 60 años y hace casi 3 décadas se dedica a estudios que relacionan la salud a la religión. Autor de numerosos libros y más de 300 artículos sobre el tema, cree en la existencia de una frecuencia entre la práctica religiosa y la longevidad, lo que según él, aumenta la sobrevida de las personas alrededor de un 35%. Los estudios apuntan a tres factores que influencian en la salud de quien practica una religión: las creencias y el significado que atribuyen a la vida, el apoyo social y la adopción de hábitos saludables.
Quienes se hacen religiosos en la vida adulta son beneficiados, especialmente, en cuanto a lo psicológico y social. “La vida pasa a tener más sentido”, afirma el psiquiatra, pues la vida en comunidad trae esperanza y relaciones con individuos con la misma visión del mundo.
En cuanto a la relación médico versus paciente, Koenig explica que los médicos no reciben el entrenamiento apropiado para hacer un abordaje religioso con sus pacientes, ni saben cómo responder a preguntas sobre el tema, en el caso que sean cuestionados; además señála que son pocas las facultades de medicina que tratan el tema, pues, históricamente, existe una gran división entre religión y ciencia.