Cuando era pequeña, todas las noches les pedía la bendición a mi mamá y a mi abuela, lo hacía por una cuestión de respeto, y parecía que la “bendición” de ellas me iba a proteger. Tengo la certeza de que esa semilla fue sembrada y hoy entiendo que tengo que ser la propia bendición.
Entonces, este mes vamos a bendecir a nuestros hijos aunque ellos estén lejos, nosotras tenemos esa autoridad.
[related_posts limit=”9″]