Oportunidad: Todo emprendimiento necesita la oportunidad para implementarlo. La palabra oportunidad tiene su origen en la antigüedad, cuando los barcos debían esperar la orden de entrar en la bahía para llegar al puerto. Para ello debían estar atentos para recibir la señal y lograr entrar antes de que otro barco vacíe su mercancía y les quitara la posibilidad de realizar su negocio. Estar atento, calibrar el mercado y ver si los posibles clientes están preparados para recibirlos es la clave.
Creatividad: ¿De qué manera se puede hacer mejor lo que ya existe o crear un producto? No existe un emprendimiento exitoso que no tenga una alta dosis de creatividad. Pensar con la mentalidad de un niño, sin restricciones, sin críticas es la única manera de crear.
La estrategia que Walt Disney utilizaba para desarrollar un proyecto era la siguiente: Su empresa estaba dividida en tres grandes departamentos, los creativos, los administrativos y los críticos.
Los creativos eran personas totalmente libres de pensar en lo que se les ocurriera, no importaba si era posible o no, ellos no tenían limitaciones de ningún tipo, estaban libres de horarios, tenían unos espacios de trabajo muy libres, todo fuera de lo común. Los administrativos tenían que lograr poner en marcha también sin restricciones todo lo que los creativos habían creado, imaginado, etc. Los críticos tenían que encontrar los problemas por los cuales el proyecto no podía realizarse. Así el proyecto volvía a los creativos para reformularse y entonces se iniciaba un nuevo ciclo.
Todos nosotros tenemos a estos tres departamentos dentro de nosotros. Démosle espacio al creativo para que aflore y haga surgir una idea diferente.
La necesidad: Opera en dos sentidos, puede ser que por condiciones extremas nos veamos obligados a tomar determinadas decisiones que nos empujen a encaminarnos hacia algo nuevo. Un despido, una iniciación en el área laboral, la ganas de crecer, etc. Esto es un gran disparador que puede llenar de entusiasmo a la hora de pensar alternativas.
La otra vía es estar atentos a nuestras propias necesidades, porque no hay para todas ellas algo que las satisfaga. ¿A quien no le pasó alguna vez tener ganas de tomar un café en la oficina y no tener un filtro? El café en saquitos, surgió de la necesidad de juntar en un solo producto lo que antes estaba por lo menos en tres: la cafetera, el filtro y el café.
Ganas de hacerlo: La fe mueve montañas y la primera persona en quien se debe confiar es en Dios y también en uno mismo. Puede llevarse más de una sorpresa si se abre a pensar en forma positiva y posible, de manera congruente con sus principios y valores. De esa forma, ¡todo va a llegar!
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