¿Ya se imaginó un perfil de red social activo permanentemente, aun después de la muerte de la persona? Puede parecer pura ficción, pero eso ya es una realidad.
Algunas empresas de comunicación virtual alrededor del mundo decidieron innovar en un segmento más: el mercado de la muerte.
Con el uso de la tecnología, están ofreciendo una especia de postvida con algoritmos y avatares. Perfiles permanentes y velorios online prometen ser tendencia en los próximos años.
Una de esas empresas es la norteamericana Etermine, que prometió lanzar al mercado, para el 2018, un avatar que creará la versión digital de las personas después de que fallezcan.
La herramienta reunirá fotos de las redes sociales y de los celulares y reproducirá el comportamiento online de la persona que ya murió. De esa forma, ese perfil automático podrá “relacionarse” con los familiares y amigos.
En una entrevista al portal de noticias BBC News, el fundador de Etermine, Marius Ursache, afirmó que el avatar conseguirá reproducir con éxito desde datos biográficos hasta una conversación elocuente. Pero ¿cuál es el problema de esta nueva tendencia?
Tal vez la gran paradoja del hombre hasta hoy sea entender el sentido real de la eternidad. El miedo de muchos aún es dejar de existir después de la muerte física y caer en el olvido.
Pero la situación es clara: solo podemos ser eternos por medio de la Salvación. “De cierto, de cierto os digo: el que oye Mi palabra, y cree al que Me envió, tiene Vida Eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.” (Juan 5:24)
¿Qué tecnología es esta?
Por años, la tecnología viabilizó muchos procesos humanos, pero, con el mismo impacto, perjudicó a muchas relaciones interpersonales y alteró comportamientos.
Es una especie de calle de doble mano. El conocimiento que nos abre puertas y el “conocimiento” que nos deja ciegos, capaces de confiar nuestra Salvación y eternidad en las manos de algoritmos y sistemas de informática.
¿Esa inteligencia artificial que nos seduce y hoy nos ofrece la chance de una falsa eternidad tiene alguna validez cuando se desconsidera la verdadera Salvación? ¿Cuáles son nuestras prioridades?
El miedo a la muerte es consecuencia del desconocimiento de la Salvación y de la vida eterna, que no dependen de perfiles o de redes sociales automáticas.
La Salvación es una dádiva de Dios, como dice la Biblia. “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.” (Efesios 2:8-9)
Pero supongamos que usted se interesa por esa alternativa. ¿Ya pensó en el trastorno que eso puede causarle? Vale la pena pensar en el impacto de vivir en comunicación con avatares y perfiles digitales automáticos, actualizados por máquinas. No sirve de nada vivir del pasado y solo de recuerdos.
Digitalizar el fin de la vida no va a garantizar la inmortalidad de nadie.
Si la persona no buscó la verdadera Salvación, no sirve de nada intentar convertirse en un juego digital, con códigos e imágenes tan vacías como las relaciones humanas de hoy.
Es necesario observar a esas tecnologías con una mirada crítica. El único comienzo que garantiza la inmortalidad es la Salvación en Dios.
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