Luego de que las aguas volvieron a la normalidad, para que el Faraón deje partir a Su Pueblo, Dios envió la segunda plaga: las ranas. El motivo por el que Dios realizaba estas señales era para demostrar Su fuerza al atacar las creencias de los egipcios, pues ellos adoraban a Heket, una mujer con cabeza de rana, conocida como diosa de la fertilidad, la vida y la resurrección.
Cuando las ranas emergieron de las aguas, se dirigieron al palacio y a las viviendas de los egipcios. La invasión de ranas fue tan grande que los egipcios estaban espantados.
Si bien la plaga causó conmoción entre los egipcios, los hechiceros del Faraón fueron capaces de hacer aparecer ranas, pero les fue imposible hacerlas desaparecer. El Faraón no tuvo otra alternativa a no ser dejar partir a los hebreos. Fijó uno hora y día en que la plaga desaparecería luego de llegar a un acuerdo con Moisés. Después de que murieron las ranas en el horario señalado, él dio marcha atrás al acuerdo con Moisés impidiendo que los hebreos partieran.
Fuente: Folha Universal
Una referencia bíblica
En la Biblia, se menciona esta segunda plaga en el libro de Éxodo, en el capítulo 8.
“Entonces el Señor dijo a Moisés: Entra a la presencia de Faraón y dile: el Señor ha dicho así: Deja ir a mi pueblo, para que me sirva. Y si no lo quisieres dejar ir, he aquí yo castigaré con ranas todos tus territorios. Y el río criará ranas, las cuales subirán y entrarán en tu casa, en la cámara donde duermes, y sobre tu cama, y en las casas de tus siervos, en tu pueblo, en tus hornos y en tus artesas. Y las ranas subirán sobre ti, sobre tu pueblo, y sobre todos tus siervos.
Y el Señor dijo a Moisés: Di a Aarón: Extiende tu mano con tu vara sobre los ríos, arroyos y estanques, para que haga subir ranas sobre la tierra de Egipto. Entonces Aarón extendió su mano sobre las aguas de Egipto, y subieron ranas que cubrieron la tierra de Egipto.
Y los hechiceros hicieron lo mismo con sus encantamientos, e hicieron venir ranas sobre la tierra de Egipto. Entonces Faraón llamó a Moisés y a Aarón, y les dijo: Orad al Señor para que quite las ranas de mí y de mi pueblo, y dejaré ir a tu pueblo para que ofrezca sacrificios al Señor.
Y dijo Moisés a Faraón: Dígnate indicarme cuándo debo orar por ti, por tus siervos y por tu pueblo, para que las ranas sean quitadas de ti y de tus casas, y que solamente queden en el río.
Y él dijo: Mañana. Y Moisés respondió: Se hará conforme a tu palabra, para que conozcas que no hay como el Señor nuestro Dios.
Y las ranas se irán de ti, y de tus casas, de tus siervos y de tu pueblo, y solamente quedarán en el río. Entonces salieron Moisés y Aarón de la presencia de Faraón. Y clamó Moisés al Señor tocante a las ranas que había mandado a Faraón.
E hizo el Señor conforme a la palabra de Moisés, y murieron las ranas de las casas, de los cortijos y de los campos. Y las juntaron en montones, y apestaba la tierra.
Pero viendo Faraón que le habían dado reposo, endureció su corazón y no los escuchó, como el Señor lo había dicho.”.
[related_posts limit=”17″]