El nuevo nacimiento se hace realidad, cuando el Espíritu del Altísimo lo envuelve
El milagro de una nueva vida sigue el mismo patrón de nacimiento de Jesús, el Hijo de Dios: María fue envuelta por el Espíritu del Altísimo, y de allí fue concebido Jesús.
El mismo proceso se da en relación a los demás nacidos del Espíritu, hijos de Dios.
Treinta años más tarde, Jesús le enseñó a un maestro religioso cómo convertirse verdaderamente en un hijo de Dios:
“el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios”, (Juan 3:5).
Nacer del agua incluye el cambio de los pensamientos humanos por los de Dios. El agua Divina lava los pensamientos futiles, inútiles y vanos, y ocupan, en su lugar, los pensamientos vivos de Dios.
Ya el nacer del Espíritu ocurre conforme al relato del ángel a la virgen María:
“El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra…”, (Lucas 1:35).
Es lo que tiene que suceder con todos. Todos lo que, con humildad, creen en la Palabra de Dios.
Por eso, también el ser santo que ha de nacer será llamado Hijo de Dios.
Para complementar esto, el Espíritu Santo, a través de Pablo, afirma:
“Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él”,
(Romanos 8:9).
La pregunta es: ¿el internauta ya recibió el Espíritu de Cristo?
Extraído del blog del obispo Macedo
21 Días del Ayuno de Daniel
El primero de agosto dio comienzo la Campaña de 21 días del Ayuno de Daniel. Este propósito fue realizado por primera vez, en la primera parte de este año, durante el período del día 28 de marzo hasta el día 17 de abril, que dio resultados maravillosos en la vida de quien se lanzó de cuerpo, alma y espíritu. Esta fe que millones de personas fueron bautizadas con el Espíritu Santo, inclusive muchos niños tuvieron una experiencia extraordinaria con Dios.
Muchos que dejaron de ver la televisión, acceder a Internet y alimentar el alma con entretenimientos recibieron el sello divino y el avivamiento del Espíritu de Dios.
El Ayuno de Daniel es una gran oportunidad para quien aún no nació de Dios, y quiere tener un encuentro con Él. También lo es para aquellas personas que anhelan un crecimiento espiritual aún mayor de lo que ya tienen. Es con el Bautismo del Espíritu Santo que nos damos cuenta lo inmaduro que éramos, y cuán dependientes éramos de los demás cuando se trataba de nuestra propia vida espiritual. Por todo eso, para tener esta transformación, participe de la campaña y luche para recibir el sello de Dios.