Mientras muchas empresas se favorecen con las ventajas de la tecnología, las últimas noticias muestran que esta también genera consecuencias negativas. Robots asesinos, automóviles sin conductor y chips en humanos son ejemplos que indican que el avance tecnológico necesita discutirse con atención.A fines de abril, el empresario Elon Musk mostró una señal sobre las limitaciones de la tecnología. “Los humanos están subestimados”, escribió en Twitter. Musk había cambiado a personas por robots en una línea de producción de automóviles de su empresa, pero admitió que fue una mala decisión. La conclusión de Musk muestra que la tecnología, sola, no es capaz de ofrecer una solución para todos los problemas. E incluso puede ocasionar daños más complejos.
Noticias falsas
No es necesario ir muy lejos para constatar que la creencia incuestionable en las maravillas tecnológicas ha provocado una ceguera generalizada. Basta con mirar los casos de fake news, las noticias falsas. Actualmente, la inteligencia artificial es utilizada para manipular fotos y videos de forma tan perfecta que se hace imposible descubrir lo que es verdad y lo que es mentira, incluso voces de personas son falsificadas. Esto significa que grupos malintencionados ahora cuentan con armas poderosas para difundir chismes y alcanzar diversos objetivos, como difamar inocentes y manipular elecciones. Por otro lado, la facilidad de compartir contenidos por WhatsApp y en las redes sociales ha llevado a muchas personas a reenviar estas mentiras sin siquiera cuestionar la verosimilitud de los contenidos.
Robots
La creación de armas autónomas ya preocupa a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que realizó, en abril de este año, un encuentro para discutir los límites de los llamados “robots asesinos”, máquinas creadas para ejecutar acciones letales sin comando humano. Mientras tanto, investigaciones con automóviles autónomos revelan las limitaciones de estas máquinas. En marzo, uno de los vehículos sin conductor atropelló y mató a una mujer en los Estados Unidos. Entonces, surge la pregunta: ¿quién se responsabilizará por las acciones de estas máquinas?
Humanos
El año pasado, la empresa desarrolladora de software Three Square Market fue noticia luego de anunciar la implantación de microchips en el cuerpo de decenas de empleados. En aquel momento, la empresa norteamericana anunció que los dispositivos facilitarían tareas como abrir puertas, hacer copias de documentos, ingresar a computadoras y realizar pagos. El implante, también conocido como biochip, tiene el tamaño de un grano de arroz y puede implantarse entre el pulgar y el dedo índice.
Las supuestas facilidades ofrecidas por el chip se oponen a cuestiones más serias. ¿Qué tipo de datos pueden almacenar estos dispositivos? ¿Cuál es el riesgo para la privacidad, la autonomía y la salud de los usuarios? ¿Quién controlará esta tecnología? En la Cámara de diputados, en Brasil, por ejemplo, un proyecto de ley que intenta prohibir la implantación de biochips menciona, entre las justificaciones, a la Biblia, y señala que el chip podría ser entendido como la señal de la bestia descrita en el libro Apocalipsis.
Más allá de la discusión sobre las señales del Fin de los Tiempos, es urgente que la sociedad comience a reflexionar sobre el lugar que la tecnología ocupa en nuestra vida cotidiana. También es necesario crear leyes y reglas capaces de punir a empresas que abusen de la tecnología en beneficio propio. Al fin y al cabo, ¿queremos dominar la tecnología o ser dominados por la tecnología?