La infancia de Juan fue el comienzo de sus problemas: “Me crié en un ambiente duro, mi padre golpeaba a mi mamá y además estaba involucrado en la delincuencia.
Vi a mi padre morir acribillado y esa imagen me marcó mucho. A los 15 años empecé a fumar cigarrillos. Consumía todo tipo de droga marihuana, cocaína, pastillas y alcohol. Entonces empecé a robar y con lo que robaba me compraba armas. En varias ocasiones fui baleado, tengo una bala en la rodilla y otra en la columna, casi quedo en silla de ruedas.
En un momento, quise cambiar de vida, conseguí trabajo, pero nada cambió, robaba mucho más. Me había convertido en un monstruo, me drogaba y me encerraba. También golpeaba a mis hijos y a mi esposa, varias noches la arrastraba de los pelos y la hacía dormir afuera.
Un día, consumiendo pastillas me agarró una parálisis facial y un principio de ACV y terminé en el hospital.
Me internaron en tres hospitales distintos y todos me trataban como un loco, todos me decían que tenía que ver un psicólogo porque yo no estaba bien.
Mientras pasaba por esta situación recordé que había visto el programa de la Cura de los Vicios y me acerqué.
Comencé hacer caso a todo lo que me decían, a obedecer la palabra de Dios, a ponerla en práctica y mi vida cambió.
Tan grande fue el cambio que mi familia se sorprendió. Hoy puedo decir que soy feliz, amo a mi esposa, no hay más golpes. Ahora hago feliz a mis hijos, tengo paz, ya no soy esclavo de los vicios y dejé completamente las drogas”.
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