“Por no haber sido aceptada por muchos, en su comienzo, fue considerada una secta.
Esas palabras me hacer recordar a la historia de David; nadie daba nada por él, excepto Dios y su querida madre. Así sucedió con la Universal y, simultáneamente, con el obispo Macedo. Nadie creía en la Iglesia que estaba surgiendo encima de una glorieta, con un pastor sin expresión, con un pueblo excluido. Sin embargo, había una Persona que tanto creía que fue Quien guió a Su Iglesia, desde el comienzo. Más que eso, todo lo que la Universal pasó, nuestro Señor Jesucristo vivió en toda Su jornada de Evangelio. Por no haber sido aceptado por muchos, incluyendo los Suyos, fue considerado un falso profeta.
Pero lo EXTRAORDINARIO sucedió. Vea lo que somos hoy, el Templo.
Durante toda su historia, la Universal vivió persecución, calumnia, injusticia, difamación, prisión… Lo peor que un ser humano puede pasar, el obispo Macedo vivió por la Iglesia de Cristo. Muchas veces sin defensa, sin investigación, sin amparo. Solo por predicar el verdadero Evangelio, era importunado. Pero, así como nuestro Señor Jesús, él nunca desistió. ¡Gracias!
Cuando veo la imagen de la antigua funeraria, donde todo comenzó, pienso: ‘Fuertes son esos que soportaron todo por amor a nuestro Dios.’ ¿Será que yo lo enfrentaría? Es tan fuerte eso, obispo, que, recientemente, las esposas de África vinieron aquí, a Bahia, a predicar el Evangelio, y nos las presentaron en una de nuestras reuniones del grupo Godllywood. Y la palabra de una de ellas me llamó bastante la atención. Ella dijo: ‘Muchas gracias a ustedes por haber liberado a mi pueblo.’ En el momento no entendí. Pensé: ‘Creo que la esposa se confundió, nosotros somos los que tenemos que agradecerles por haber ayudado, y mucho, a construir nuestro País.’ Pero después, me “cayó la ficha”. Ellos ayudaron a construir un país siendo esclavos. Nosotros los liberamos de la esclavitud. Muy fuerte. Entonces, aquellas palabras me hicieron recordar a los soldados del Señor que tuvieron que dar su vida para que hoy la Iglesia de Cristo llegara a los pueblos, países y naciones. Para que la Palabra de Dios llegue a todos. Haciendo que la venida de Jesús sea más cercana.
Todo lo que vivimos hoy a causa del Evangelio no es nada comparado a lo que muchos de los hombres y mujeres de Dios vivieron para que hoy la Universal disfrutara lo inimaginable.
Así como nuestro Señor Jesús murió en la cruz para que hoy tuviéramos la oportunidad de estar en la Gloria con Él, lo mismo sucedió en la Universal, muchos tuvieron que ‘morir’ para su padre, su madre, su esposo, su esposa, su hijo, su jefe y, principalmente, para sí mismos, derramando su sangre, para que hoy viviéramos la gloria del Templo de Salomón. ¡Aleluya!
Si hoy tenemos ministros, embajadores, jueces, médicos, abogados, empresarios, pedagogos, universitarios, estudiantes, fue porque aquellos que eran considerados una ‘nada’, que muchas veces cargaron nombres peyorativos, soportaron todo por el Único Dios Todopoderoso. Qué maravilla. No existe diploma, dinero, conocimiento, apellido mayores que el reconocimiento del Padre, y eso todos nosotros – hijos/as – tenemos, porque para Él no hay color, escolaridad, edad, sexo, título, solo somos Suyos.
Obispo, tengo la seguridad de que cuando usted se descubre imaginando todo lo que ya vivió en estos 37 años, inmediatamente piensa: “El que es el mayor de vosotros, sea vuestro siervo. Porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.” Mateo 23:11-12
Felicitaciones a todos los que se humillan ante Nuestro Señor, porque así como sucede en la vida del obispo, sucederá en nuestras vidas: seremos exaltados. Para la honra y la gloria de Nuestro Señor Jesucristo. ¡Amén!
¡Rumbo al Templo!”
Thaise Neiva, en un comentario en el blog del obispo Macedo
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