Más de 400 personas serán beneficiadas por la donación de sangre hecha recientemente por los voluntarios de la Universal de Nicaragua, país localizado en América Central.
Cada uno de los que dona sangre puede ayudar a cuatro personas. En un país como Nicaragua, que frecuentemente sufre desastres naturales, la sangre es un bien muy precioso pero, lamentablemente, pocos se preocupan en donar.
“La idea surgió a causa de los constantes desastres naturales, accidentes de tránsito y violencia en el país”, explica el pastor Reynaldo Villanueva, que participó de la acción. “La Universal ha visto la gran necesidad que la Cruz Roja del lugar tiene en relación a la sangre y decidimos ayudar, ya que somos una de las pocas iglesias que apoyan al banco de sangre nacional.”
La donación sucedió el día 25 de enero en la sede nacional de la Universal, en Estelí, y fue organizada por los pastores Silvio Lopez y Felipe Bermudez, representantes de las obras sociales en el país. Más allá de iniciativas como esta, los dos también son responsables por otras acciones, como visitas en penitenciarias, hospitales, orfanatos y asilos.
Presente hace 20 años
La Universal llegó a Nicaragua en 1995 y, desde entonces, ya construyó 23 templos y diez núcleos de oración. Por medio de programas de radio, televisión, y del diario impreso, que tiene un alcance nacional, es realizada la evangelización y se les enseña a las personas a usar la fe inteligente.
Daniela Gonzales es un ejemplo de cómo la Universal ha influenciado positivamente en la vida del pueblo nicaragüense. Por haber elegido mal sus amistades, la joven comenzó su vida en fiestas, discotecas y bares a los 14 años. Rápidamente, se rindió al vicio del alcohol y del cigarrillo.
“Era un infierno para mí, pues sentía que nadie me entendía, que yo era la persona mala de la familia. Maltrataba a mis padres y después me sentía vacía y triste”, cuenta Daniela.
La angustia de la joven solamente terminó cuando su madre logró convencerla de ir a la Universal. Los innumerables conflictos existentes hasta entonces fueron reflexionados y, con la debida ayuda espiritual, Daniela puedo recuperase.
“Fui llena del Espíritu Santo, tuve un encuentro con Dios y no soy más adicta. Ahora soy feliz.,” afirma.