Más de 4 mil personas se trasladaron hasta la sede de la Universal en Libreville, capital y mayor cuidad de Gabón, para un evento que nunca olvidarán. La ocasión sirvió para celebrar un sueño que hasta ahora parecía imposible para todos ellos: una boda colectiva. El encuentro reunió a 51 parejas, y fue organizado por la Asociación Benéfica Cristiana (ABC).
Realizada por el responsable de la Universal en el país, el obispo Antonio Ferraz, estas personas tuvieron la oportunidad de iniciar la construcción de una familia, algo que no es tan fácil en Gabón.
Según las tradiciones gabonesas, el novio siempre debe pagarles a los padres de la novia una dote, valuada entre 4 mil y 20 mil francos centroafricanos, moneda del lugar, dependiendo de la familia. Esa cantidad, sin embargo, no es fácil de conseguir, especialmente por la población menos favorecida económicamente. La situación hace que las parejas opten solo por vivir juntos, postergando por tiempo indeterminado el sueño de casarse y comenzar oficialmente una vida matrimonial.
Fue lo que le ocurrió al matrimonio Sotsi, que se casó en la ceremonia de la Universal. Él, con 53 años de edad, y ella, con 48 años, pudieron finalmente comenzar una familia como siempre soñaron. “Parecía imposible realizar nuestro casamiento”, cuentan. “Cada vez que pesábamos en casarnos surgían varios obstáculos, principalmente económicos.”
La jueza Edwige Obame, que realizó la ceremonia, afirma que “la iniciativa de la Universal es admirable porque nunca en el país una institución religiosa organizó algo igual. Esto muestra la seriedad del trabajo de la Universal y la lucha por el rescate de los valores que, lamentablemente, se perdieron”.
Contra la cultura
Las 102 personas que se casaron en la Universal, el día 20 de septiembre, optaron por vivir el régimen monogámico, al contrario de la mayoría de los gaboneses. En Gabón, cada hombre puede tener hasta cuatro esposas y, por más que sea un “derecho” y no una obligación, las familias generalmente presionan para que el régimen poligámico prevalezca.
El propio matrimonio Sotsi, vivió esa presión. El recién-casado cuenta que su familia, desde el comienzo de la relación, estuvo en contra de la monogamía del muchacho. “En mi familia el matrimonio bajo el régimen monógamo es raro. Tenemos, por tradición, el matrimonio polígamo. Esto forma parte de mi familia, pero hoy estoy aquí para hacer lo contrario. Decidí hacer lo que Dios manda y no lo que mi familia ordena.”
El obispo Ferraz exalta el coraje de estas personas, que aceptaron el desafío de vivir en matrimonio por fe y obediencia al Señor y cuestiona: “Dios nos acepta como llegamos, pero no acepta que continuemos viviendo en el pecado después de conocer la verdad. ¿Cuál es la importancia de concurrir a una iglesia, si no practicamos la Palabra de Dios?”
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