En los días de hoy, la sociedad defiende que ellas sean independientes y espera que también sean firmes y fuertes en diversas esferas de la vida. ¿Qué fuerza es esa?
Se engaña quien piensa que la fuerza femenina está ligada a los sentimientos, porque la mayoría de las veces se transforman en debilidades. La emoción anula la fe y hace que la mujer sea vulnerable a cualquier tipo de problema.
Quien tiene fuerza sabe ser gentil y enérgica o tener gracia y ser poderosa. Y además, pone eso en práctica en el momento correcto.
Es bueno recordar que más importante que ser una mujer fuerte es ser una mujer esforzada. Mientas que la primera cree que es lo suficientemente fuerte para la jornada, la segunda sabe que es durante la jornada que se fortalecerá. Esa, sí, dará siempre lo mejor de sí en todo lo que haga.
Realización
En el intento de ganar confianza, la mujer moderna puede correr el riesgo de convertirse en arrogante e incluso anular la función de quien está a su lado, sea su novio, su marido o incluso sus padres. Es lo que explicó la conferencista y escritora Cristiane Cardoso: “La verdadera fuerza de la mujer no la lleva a la soledad, sino a la sociedad. ¿Cuántas mujeres son independientes pero no están completamente realizadas? La sensación de que les falta algo es inevitable”.
La fuerza no es ni será nunca un problema. Al contrario, puede ser una virtud. Pero es necesario saber usarla a su favor. La mujer esforzada no es la que aguanta todo callada, es la que pone límites. No es la que pasa por sobre las demás, sino la que encuentra equilibrio.
Crea: muchos hombres se sienten inútiles cerca de algunas mujeres de temperamento fuerte y demasiado autosuficientes. Eso puede hacer con que le transmitan al compañero el sentimiento de miedo y no de admiración.
Cuando estamos con un dolor de cabeza o un problema de salud, por ejemplo, difícilmente nos mande a la cama. Seguiremos allí, ocupándonos de la casa y de los chicos, del trabajo y todo lo demás. Una mujer esforzada despierta el potencial del hombre que está a su lado y lo hace sin querer ser mejor.
Para convertirse en esa mujer tan especial y digna de respeto, es necesario ejercitar el lado racional. Es necesario considerar que la acción precede a la emoción y, por eso, lo que usted hace afecta cómo se siente. Sea señora de sus sentimientos y no su esclava.
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