¿Quién no ha pasado por una situación de desequilibrio ante un fracaso o una decepción? La diferencia en la superación de una persona a otra está en la forma de enfrentar y actuar en determinadas circunstancias y problemas de la vida, ya sean en el aspecto profesional, personal o espiritual.
Lo que permitimos que ingrese a nuestra mente es lo que va a construir nuestros pensamientos y tomar decisiones y actitudes. Por eso, Dios siempre habla en nuestra mente, no el corazón, para que aprovechemos la oportunidad de discernir lo que es mejor y alcanzar el equilibrio interior, incluso en momentos de dificultad y turbulencia.
En la Cuerda floja
La escritora Núbia Siqueira en un post publicado en el blog de Cristiane Cardoso, comenta que la vida es como caminar sobre una cuerda floja. “A veces pasamos más tiempo cayéndonos, curándonos las heridas y el levantándonos, que caminando sobre ella. Tener equilibrio para no inclinarse a las fuerzas que nos empujan es muy difícil (…) Solo una vida guiada por el Espíritu Santo vence los conflictos internos y externos, presiones y exageraciones”.
En cualquier área de la vida personal, económica, en el trabajo o en casa con la familia, la cuerda floja es una excelente manera que hace que nos mantengamos vigilantes, porque si podemos desequilibrarnos al punto de caernos y lastimarnos, también podemos estar firmes para luchar y mantenernos allí arriba sin perder el equilibrio. Debemos tener la prioridad de mantenernos siempre enfocados en lo que queremos para alcanzar nuestro objetivo, sin perder el equilibrio en medio del camino y así caer.
Vigilar y mantenerse firme
No se distraiga por los excesos ni se preocupe demasiado por las cosas del mundo. Vigile, porque en cualquier momento, algo importante puede suceder. Y el vigilante nunca es tomado por sorpresa, esa es su ventaja. Es de este equilibrio que depende su Salvación.
“El equilibrio no está emocionalmente descontrolado. Él piensa, analiza. No se deja llevar por el corazón, por los dolores, por los rencores, por las dudas, por el enojo, por el chisme ni por los celos. El sobrio, vigilante y atento a veces tiene que “tragarse los sapos”, para no distraerse por ellos. Elija no manchar su conciencia y, para eso, muchas veces tiene que dar la otra mejilla. Perdone, no porque la otra persona lo merezca, sino para mantenerse limpio delante de Dios. Mire con buenos ojos, no por ingenuidad, sino para mantener su corazón puro delante del Señor “, explica el obispo Macedo en el libro “El Pan Nuestro para 365 días”.
Estabilidad mental y emocional
El equilibrio genera armonía en las relaciones y en el crecimiento personal. Vea a continuación algunos ejemplos que la escritora Núbia Siqueira citó para tener una vida más equilibrada.
– Ser una persona actualizada y bien informada es muy beneficioso, pero ser alguien que sólo tiene este tipo de contenido es un desastre. No es bueno vivir desbordando información y tampoco vivir aislado.
– Es incómodo estar con personas tímidas y retraídas, pero las personas que son exageradamente extrovertidas y hablan demasiado son totalmente inadecuadas.
– Tener facilidad de hacer amigos y tener muchas amistades es bueno, pero necesitar todo el tiempo de ellas es una dependencia.
– Tener discernimiento para observar y conocer las reacciones de las personas está bien, pero apresurarse a juzgar y a condenar trae el Juicio Divino.
– Ser una persona sensible para darse cuenta del sufrimiento de los demás, compadecerse y ayudar es excelente, pero ser sensible al punto de ser un llorón, débil, que no logra controlar sus propias emociones, es un problema.
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