Si hay sinceridad y fe de parte del que invoca a Dios, también habrá una respuesta de parte de Él. Aunque la persona diga que no Lo merece, Dios mira la sinceridad y la actitud de ella. Por ese motivo, es necesario mantenerse en la fe y lejos del pecado. De ahí surge la importancia del bautismo en las aguas.
El Texto Sagrado dice que Jesús estaba enseñándole a la multitud en el lago de Genesaret cuando vio dos barcos en la orilla de la playa. Los pescadores ya habían descendido del barco y estaban lavando sus redes, en ese momento, el Señor Jesús dijo: «Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar. Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en Tu palabra echaré la red. Y habiéndolo hecho, encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía», Lucas 5:4-6.
Pedro había trabajado todo la noche, pero no había pescado nada. Sin embargo, cuando el Señor Jesús dijo esto, dejó a un lado su condición e hizo lo que Jesús ordenó. Es decir, cuando usamos nuestra fe, lo imposible se vuelve posible. Pedro pescó tantos peces que necesito ayuda para poder recogerlos, de la misma manera, si usted obedece la Palabra de Dios, sus redes serán bendecidas, aunque no tenga estudios ni a nadie a su lado. Dios prometió hacer la diferencia entre el justo y el perverso, entre el que Lo sirve y el que no lo hace. Por eso, cuando obedecemos, somos justificados delante de Dios y nos volvemos merecedores de todo lo que Él promete.