Está claro que nosotros esperamos el regreso del Señor Jesús, aún no sabemos cuándo va a suceder eso, pero, por las señales, tenemos la certeza de que no está lejos.
Últimamente, hemos visto al diablo volviendo al cuerpo de muchas personas.
Está escrito:
“Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo, y no lo halla. Entonces dice: Volveré a mi casa de donde salí; y cuando llega, la halla desocupada, barrida y adornada. Entonces va, y toma consigo otros siete espíritus peores que él, y entrados, moran allí; y el postrer estado de aquel hombre viene a ser peor que el primero. Así también acontecerá a esta mala generación.” Mateo 12:43-45
El hecho de que el diablo haya salido y usted se haya liberado fue excelente, ¡gracias a Dios!
Pero, cuídese… pues, él ha vuelto a muchos, con diversas artimañas, como, por ejemplo, ensuciando el corazón, los ojos, etc. Y así muchas personas vuelven a darle lugar al diablo.
Independientemente del título y del tiempo de iglesia, el diablo va a intentar volver hasta el último día de nuestra vida. Nos corresponde a cada uno de nosotros no darle lugar.
Nosotros esperamos el regreso del Señor Jesús, y mientras ese día no llega, mantenemos nuestra fe para que el diablo no vuelva, pues, cuando él vuelve, trae a siete peores.
Basta recordar lo que usted ya sufrió en las manos del mal, e imaginar que puede sufrir siete veces más, ya lo hace entender que no podemos perder esta guerra con el diablo.
Y el secreto para que él no vuelva es solo una palabrita, pequeña, pero que hace que el infierno grite: ¡el sacrificio!
El sacrificio de negarse a sí mismo, todos los días, para que el diablo no vuelva.