Los países que poseen los niveles más bajos de obesidad, afecciones cardíacas y cáncer tienen algo en común: buenos hábitos nutricionales. Basan sus dietas en hidratos de carbono, muchos vegetales y frutas, grasas saludables, bajo consumo de carne y porciones pequeñas. Estas son las costumbres alimenticias que vale la pena importar:
1). De Japón
La dieta de la isla nipona se basa principalmente en arroz y pescado, un alimento bajo en grasas y rico en omega-3, un ácido graso fundamental que mejora la función cerebral y es un aliado contra las enfermedades cardiovasculares. Su alta ingesta per capita podría explicar por qué Japón ostenta una esperanza de vida de 82 años, muy superior a la de otros países.
2). De Tailandia
Famosa por sus sabores picantes, la gastronomía del sudeste asiático se caracteriza por el uso de ciertas especias para condimentar los platos, que tienen notables beneficios para la salud. Entre ellos, el chile, que posee capsaicina, un compuesto que eleva la temperatura central del cuerpo y acelera el metabolismo. Otro ejemplo es el clásico curry tailandés, que contiene una sustancia llamada curcumina, capaz de interrumpir el crecimiento de tejido adiposo y aumentar la capacidad de quemar grasas.
3). De Italia
La dieta mediterránea es rica en grasas monoinsaturadas, también conocidas como grasas saludables, presentes en alimentos como los frutos secos, el aceite de oliva, las legumbres y los cereales. Ayudan a prevenir enfermedades cardiovasculares y a bajar los niveles de colesterol, entre otros beneficios.
4). De Gambia
Este pequeño país al oeste de África tiene el nivel más bajo de cáncer en el mundo. ¿El secreto? Su dieta se basa en abundantes vegetales y guisos picantes, que son ligeramente sazonados con carne y muchos frutos secos. Las nueces y el maní contienen un compuesto llamado beta-sitosterol, que inhibe el crecimiento de células cancerígenas.
5). De Francia
¿Cómo hacen los parisinos para deglutir medialunas, baguettes, quesos y vino, y mantener una figura estilizada? La respuesta es muy simple: controlan el tamaño de sus porciones. Los franceses limitan la ingesta de alimentos a tres comidas diarias: almuerzan abundante, cenan ligero, y no pican entre medio.