¿Usted suele mirar a las personas cuando vienen a la iglesia? ¿Se fija en la señora que se sienta a su lado, en el joven fervoroso delante de usted, en el obrero dedicado trabajando para servir, o en el pastor intrépido en su prédica? Pues bien, muchas de esas personas que vimos el mes o el año anterior ya no están más con nosotros. Quizás, incluso usted que lee este texto ahora, puede estar frío y disminuyendo su concurrencia a la Casa de Dios.
La realidad muestra que un gran número de personas todos los días abandona su fe. Los motivos presentados por ellas son muchos, como: algunas no vigilaron y se enfriaron en la comunión con Dios, otras cayeron en pecado y por vergüenza prefirieron distanciarse. Están aun los que dejaron que el viejo hombre resurgiera y tuvieron nostalgia del pasado. Otra queja son las decepciones sufridas con las personas. En fin, los motivos que las personas alegan para justificar su caída son muchos, pero nada se compara al mayor motivo que tiene para volver: su Salvación.
Por más perdido, indigno y culpable que un desviado de la fe se sienta, para Dios, continúa siendo muy amado y precioso. Pero está como un tesoro perdido en el lodo sucio de este mundo, y por eso necesita ser rescatado. Para cumplir esa misión, la Iglesia representa los brazos del Señor Jesús en la tierra para ir en búsqueda de esas personas de tan gran valor.
Por eso, el 28 de mayo, la Iglesia se asemejó a un gran ejército que fue al campo de batalla para rescatar a sus soldados heridos. La Caravana del Rescate, por medio de siervos, salió en búsqueda de esos tesoros perdidos de Dios.
Algunos fueron encontrados en la marginalidad, en la prostitución, en los vicios; otros enfermos, viviendo en las calles… En fin, alejados de Dios, ¿quién podría estar bien?
La reunión fue realizada por el obispo Macedo para todo Brasil, por medio de videoconferencia. Alcanzó también al mundo, vía internet, por medio de
y de
El Espíritu Santo Se manifestó de tal manera que hubo Salvación para millares y millares de personas angustiadas y afligidas. Todos tuvieron la oportunidad de recibir el perdón y de reconciliarse con Dios para darle inicio a una nueva vida.
Innumerables comentarios llenaron las redes sociales, como el de D’Angelo Paixão- Itapevi – SP:
“Obispo, ¡sin palabras para expresarlo! La única palabra que resume mi sentimiento es gratitud. Yo era de la Fuerza Joven Universal y fui candidato a obrero. Estaba apartado y esclavizado por muchas prácticas pecaminosas. Pero, en esta reunión, ¡Dios me despertó! Manifesté en la oración, pero salí de allí como si me hubiese quitado un peso y con la certeza del perdón de Dios. El momento más relevante para mí fue la frase que el obispo Macedo dijo, que Dios nos preservó vivos. Mientras muchos como nosotros que estaban apartados no tuvieron tiempo de volver, nosotros estábamos teniendo esa oportunidad. Mire, ¡fue muy fuerte, y yo vi al Señor Jesús abrazándome! La sensación era como si Él estuviese tomándome en los brazos. En fin, pretendo retomar mi caminata para siempre. ¡Gracias!”
Delante de tantos sufrimientos vistos en la vida de quien se alejó de Dios, ¡luche con todas las fuerzas para permanecer de pie en la fe! Y únase a este ejército que no se olvida de la oveja desgarrada y no mide esfuerzos ni tiempo para buscarla.