Ansiedad = preocupación, inquietud, impaciencia, desasosiego, aflicción, agonía, estrés…
Por eso os digo, no os preocupéis por vuestra vida, qué comeréis o qué beberéis; ni por vuestro cuerpo, qué vestiréis. ¿No es la vida más que el alimento y el cuerpo más que la ropa? Mateo 6:25
La ansiedad es una clara señal de que la vida aún no fue entregada en el Altar, en obediencia a la Palabra de Dios.
Sepa que, cuando entregamos nuestra vida, junto con ella, entregamos también nuestros problemas. Claro que me refiero a la entrega sincera y verdadera. Solo así los problemas realmente estarán en las Manos de Dios.
De la misma manera que debemos luchar para mantener la vida en el Altar, debemos luchar también para vencer a esos problemas, incluso estando en las manos del Todopoderoso, porque nada es automático, pero, de esa forma, habrá PAZ.
La PAZ, que es una señal de la vida con Dios, existirá incluso delante de las muchas guerras que aún serán enfrentadas.
Por otro lado, si la entrega no es verdadera, la ansiedad permanecerá, y no va a funcionar decir: “Le entregué o Le entrego mis problemas a Dios”. Esas palabras solo serán poéticas,pero no van a servir de nada, ¡absolutamente de nada!
Pero eso no es todo, ¿cómo una persona ansiosa, logrará pensar en las cosas de allá de lo Alto, y no en las que son de aquí de la tierra?
Mantener los pensamientos en Dios es una de las condiciones básicas para el recibimiento del Espíritu Santo. Sin embargo, si incluso recibiendo orientaciones Divinas, la persona no consigue dejar los pensamientos terrenos, nada será absorbido, haciendo que el tiempo pase y nada suceda. Así, con el pasar de los años, es inevitable que venga el desánimo.
Los pocos que están entregados en el Altar 100%, poseen PAZ, incluso estando en medio de una guerra.
Colaboró: Obispo Djalma Bezerra