No hay peor engaño que vivir por la emoción religiosa, ya que la persona se enceguece y manipula la verdad. La única forma de librarse de eso es practicar la fe inteligente en el Dios vivo.
Por otro lado, las señales para saber si realmente está entregado a Dios son las siguientes:
-Vivía atemorizado, ahora es valiente.
-Era indeciso, ahora no teme tomar decisiones.
-Antes mentía, ahora es sincero.
-Era malicioso, ahora es bondadoso.
-Solía ser rencoroso, ahora es compasivo.
-Antes era violento, ahora es pacífico.
-Fue esclavo de las adicciones, ahora está libre.
-La timidez lo limitaba, ahora es audaz.
-Estaba hundido en la depresión, ahora logró encontrar el equilibrio.
-Antes las emociones lo dominaban, ahora es racional.
-Decía malas palabras y ahora solo habla para edificar y bendecir.
-Veía dificultades en todo, ahora lo que ve son oportunidades.
-Creía que la Biblia era un libro de historias, ahora la ve como un manual de vida.
-Antes se preocupaba excesivamente con su exterior, ahora cuida su cuerpo para ser un instrumento en las manos de Dios.
-Le tenía miedo a la muerte, ahora tiene la certeza de la vida eterna.
-Antes era criatura, ahora sabe que es hijo de Dios.
Si se ve reflejado en las características anteriores, ya sabe si es religioso o pertenece a Dios.
“pero el que guarda Su palabra, en este verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en Él. El que dice que permanece en Él, debe andar como Él anduvo.”, (1º Juan 2:5-6).