Uno de los símbolos más usados de Israel, el menorá, aquel conocido candelabro de siete llamas, se originó en la época en la que Dios le ordenó a Moisés que construyera el Tabernáculo. El artefacto permaneció cuando la tienda sagrada de los hebreos le dio lugar al Templo de Salomón, en Jerusalén, y también está presente en la fe cristiana.
En primer lugar, sus luces simbolizan la presencia de Dios entre los hombres. Pero hay una serie de otros significados, según los especialistas. Algunos afirman que representa el arbusto en llamas que vio Moisés en el desierto, la zarza ardiente, a través de la cual Dios le habló al profeta. Otros argumentan que recuerda el Árbol de la Vida, que estaba en el centro del Jardín del Edén, citado en Génesis.
Aparte de las interpretaciones, lo que sabemos directamente de la Biblia es que la primera menorá fue detalladamente descripta por Dios a Moisés, que debería encargarse de su producción en una sola pieza de oro de 1,5 metros de altura, con un mástil principal y seis astas (tres de cada lado), con un contenedor en cada una de las siete puntas, que recibían el aceite para ser encendido, con adornos en forma de flores y almendras (Éxodo 25:31-40). Hasta los accesorios del candelabro deberían ser de oro puro (despabiladeras y platillos). Una curiosidad: mientras que otros utensilios del Tabernáculo y del Templo solo se revistieron de oro, la menorá era maciza, totalmente confeccionada con el metal. El oro, al contrario de otros metales, no se oxida ni se deteriora con el tiempo o el clima y simboliza el carácter inmutable de Dios.
La llama del mástil central, llamada “auxiliar” servía para alimentar a las otras seis. Aarón y los sacerdotes que lo sucedieron debían encender el candelabro todos los días por la mañana, reponiendo el aceite y limpiando las lámparas. Mientras que en el Tabernáculo la menorá era única, en el Templo de Salomón eran varias, pues, además de la función de simbolizar la presencia de Dios, eran la única fuente de luz interna del lugar, mucho mayor que la tienda anterior.
Símbolo resistente a las eras
Cuando el primer Templo de Salomón fue destruido, la menorá y varios artefactos del lugar fueron saqueados. Después de que los israelitas volvieron a Jerusalén para reconstruirla, al erguir nuevamente el Templo, el candelabro sagrado fue sustituido por uno de estaño, por causa de la pobreza del pueblo en esa época. Como las cosas mejoraron de a poco, el candelabro fue revestido de plata y después de oro, para que esté lo más parecido posible al original. Más tarde, cuando el Segundo Templo era nuevamente imponente después de que fue reformado por Herodes, de nuevo Israel cayó en manos de conquistadores: los romanos, que nuevamente destruyeron y saquearon el edificio.
Sin embargo, hay quienes defienden que la menorá no se refiere, históricamente, solo al pasado. En el Nuevo testamento, en Apocalipsis 1:12-20, según los especialistas, Juan muestra otro significado de las siete luces de la menorá: las Siete Iglesias apocalípticas, a quien Dios envía, por medio del profeta, las famosas cartas del último libro de la Biblia.
En el Templo de Salomón actual
En la actualidad, la menorá se usa en los hogares y establecimientos de familias judías para simbolizar la presencia de Dios y no solo en las sinagogas. La luz puede, como en la original, ser proporcionada por llamas alimentadas por aceite, con velas de parafina e incluso lámparas eléctricas. La Universal trajo el candelabro sagrado y su significado de la presencia de la luz de Dios en la vida de Sus hijos en varias versiones en el Templo de Salomón. La mayor de ellas está en el Jardín Bíblico (foto de arriba). La réplica en tamaño original del Tabernáculo también tiene su menorá, en la misma posición de la original. En el Memorial hay una miniatura del artefacto, así como todas las demás del Tabernáculo y del Templo. En el interior del Santuario hay varias menorás en las paredes laterales, con efectos luminosos de última generación. Todos los candelabros sagrados muestran no solo la presencia del Divino sino que llevan, a los que frecuentan el Templo de Salomón de Brás, directamente a los tiempos bíblicos, cuyos personajes nos enseñan hasta hoy sobre la fe verdadera.
Sobre el menorá
La menorá tradicional tiene siete luces. Pero, a fin de año, son comunes en las casas judías y en espacios públicos de algunas ciudades con un significativo número de judíos, las menorá de Janucá, la Fiesta de las Luces, con nueve brazos.
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