Conocer la Biblia es muy importante para todos nosotros, especialmente en los momentos más difíciles de nuestra vida, porque Dios habla con nosotros por medio de Su Palabra. El Espíritu Santo nos conduce, nos orienta, y cuando pasamos por tribulaciones, Él nos hace recordar lo que está escrito en la Biblia, una Palabra de Dios que nos conforte. Pero solo la recordaremos si la conocemos.
Por eso, elaboramos un plan para que usted lea la Biblia en 1 año. Si usted todavía no comenzó, haga clic aquí y empiece ahora, no lo deje para mañana. Usted verá cómo se transformará su vida.
Si usted ya está en este propósito, acompañe la lectura de hoy:
Números 20
1 Llegaron los hijos de Israel, toda la congregación, al desierto de Zin, en el mes primero, y acampó el pueblo en Cades; y allí murió María, y allí fue sepultada.
2 Y porque no había agua para la congregación, se juntaron contra Moisés y Aarón.
3 Y habló el pueblo contra Moisés, diciendo: !!Ojalá hubiéramos muerto cuando perecieron nuestros hermanos delante del Señor!
4 ¿Por qué hiciste venir la congregación del Señor a este desierto, para que muramos aquí nosotros y nuestras bestias?
5 ¿Y por qué nos has hecho subir de Egipto, para traernos a este mal lugar? No es lugar de sementera, de higueras, de viñas ni de granadas; ni aun de agua para beber.
6 Y se fueron Moisés y Aarón de delante de la congregación a la puerta del tabernáculo de reunión, y se postraron sobre sus rostros; y la gloria del Señor apareció sobre ellos.
7 Y habló el Señor a Moisés, diciendo:
8 Toma la vara, y reúne la congregación, tú y Aarón tu hermano, y hablad a la peña a vista de ellos; y ella dará su agua, y les sacarás aguas de la peña, y darás de beber a la congregación y a sus bestias.
9 Entonces Moisés tomó la vara de delante del Señor, como él le mandó.
10 Y reunieron Moisés y Aarón a la congregación delante de la peña, y les dijo: !!Oíd ahora, rebeldes! ¿Os hemos de hacer salir aguas de esta peña?
11 Entonces alzó Moisés su mano y golpeó la peña con su vara dos veces; y salieron muchas aguas, y bebió la congregación, y sus bestias.
12 Y el Señor dijo a Moisés y a Aarón: Por cuanto no creísteis en mí, para santificarme delante de los hijos de Israel, por tanto, no meteréis esta congregación en la tierra que les he dado.
13 Estas son las aguas de la rencilla, por las cuales contendieron los hijos de Israel con el Señor, y él se santificó en ellos.
14 Envió Moisés embajadores al rey de Edom desde Cades, diciendo: Así dice Israel tu hermano: Tú has sabido todo el trabajo que nos ha venido;
15 cómo nuestros padres descendieron a Egipto, y estuvimos en Egipto largo tiempo, y los egipcios nos maltrataron, y a nuestros padres;
16 y clamamos al Señor, el cual oyó nuestra voz, y envió un ángel, y nos sacó de Egipto; y he aquí estamos en Cades, ciudad cercana a tus fronteras.
17 Te rogamos que pasemos por tu tierra. No pasaremos por labranza, ni por viña, ni beberemos agua de pozos; por el camino real iremos, sin apartarnos a diestra ni a siniestra, hasta que hayamos pasado tu territorio.
18 Edom le respondió: No pasarás por mi país; de otra manera, saldré contra ti armado.
19 Y los hijos de Israel dijeron: Por el camino principal iremos; y si bebiéremos tus aguas yo y mis ganados, daré el precio de ellas; déjame solamente pasar a pie, nada más.
20 Pero él respondió: No pasarás. Y salió Edom contra él con mucho pueblo, y mano fuerte.
21 No quiso, pues, Edom dejar pasar a Israel por su territorio, y se desvió Israel de él.
22 Y partiendo de Cades los hijos de Israel, toda aquella congregación, vinieron al monte de Hor.
23 Y el Señor habló a Moisés y a Aarón en el monte de Hor, en la frontera de la tierra de Edom, diciendo:
24 Aarón será reunido a su pueblo, pues no entrará en la tierra que yo di a los hijos de Israel, por cuanto fuisteis rebeldes a mi mandamiento en las aguas de la rencilla.
25 Toma a Aarón y a Eleazar su hijo, y hazlos subir al monte de Hor,
26 y desnuda a Aarón de sus vestiduras, y viste con ellas a Eleazar su hijo; porque Aarón será reunido a su pueblo, y allí morirá.
27 Y Moisés hizo como el Señor le mandó; y subieron al monte de Hor a la vista de toda la congregación.
28 Y Moisés desnudó a Aarón de sus vestiduras, y se las vistió a Eleazar su hijo; y Aarón murió allí en la cumbre del monte, y Moisés y Eleazar descendieron del monte.
29 Y viendo toda la congregación que Aarón había muerto, le hicieron duelo por treinta días todas la familias de Israel.
Salmos 58
1 Oh congregación, ¿pronunciáis en verdad justicia? ¿Juzgáis rectamente, hijos de los hombres?
2 Antes en el corazón maquináis iniquidades; hacéis pesar la violencia de vuestras manos en la tierra.
3 Se apartaron los impíos desde la matriz; se descarriaron hablando mentira desde que nacieron.
4 Veneno tienen como veneno de serpiente; son como el áspid sordo que cierra su oído,
5 Que no oye la voz de los que encantan, por más hábil que el encantador sea.
6 Oh Dios, quiebra sus dientes en sus bocas; quiebra, oh Señor, las muelas de los leoncillos.
7 Sean disipados como aguas que corren; cuando disparen sus saetas, sean hechas pedazos.
8 Pasen ellos como el caracol que se deslíe; como el que nace muerto, no vean el sol.
9 Antes que vuestras ollas sientan la llama de los espinos, así vivos, así airados, los arrebatará él con tempestad.
10 Se alegrará el justo cuando viere la venganza; sus pies lavará en la sangre del impío.
11 Entonces dirá el hombre: Ciertamente hay galardón para el justo; ciertamente hay Dios que juzga en la tierra.
Salmos 59
1 Líbrame de mis enemigos, oh Dios mío; ponme a salvo de los que se levantan contra mí.
2 Líbrame de los que cometen iniquidad, y sálvame de hombres sanguinarios.
3 Porque he aquí están acechando mi vida; se han juntado contra mí poderosos. No por falta mía, ni pecado mío, oh Señor;
4 Sin delito mío corren y se aperciben. Despierta para venir a mi encuentro, y mira.
5 Y tú, Señor Dios de los ejércitos, Dios de Israel, despierta para castigar a todas las naciones; no tengas misericordia de todos los que se rebelan con iniquidad. Selah
6 Volverán a la tarde, ladrarán como perros, y rodearán la ciudad.
7 He aquí proferirán con su boca; espadas hay en sus labios, porque dicen: ¿Quién oye?
8 Mas tú, Señor, te reirás de ellos; te burlarás de todas las naciones.
9 A causa del poder del enemigo esperaré en ti, porque Dios es mi defensa.
10 El Dios de mi misericordia irá delante de mí; Dios hará que vea en mis enemigos mi deseo.
11 No los mates, para que mi pueblo no olvide; dispérsalos con tu poder, y abátelos, oh Señor, escudo nuestro.
12 Por el pecado de su boca, por la palabra de sus labios, sean ellos presos en su soberbia, y por la maldición y mentira que profieren.
13 Acábalos con furor, acábalos, para que no sean; y sépase que Dios gobierna en Jacob hasta los fines de la tierra. Selah
14 Vuelvan, pues, a la tarde, y ladren como perros, y rodeen la ciudad.
15 Anden ellos errantes para hallar qué comer; y si no se sacian, pasen la noche quejándose.
16 Pero yo cantaré de tu poder, y alabaré de mañana tu misericordia; porque has sido mi amparo y refugio en el día de mi angustia.
17 Fortaleza mía, a ti cantaré; porque eres, oh Dios, mi refugio, el Dios de mi misericordia.
Isaías 9
1 Mas no habrá siempre oscuridad para la que está ahora en angustia, tal como la aflicción que le vino en el tiempo que livianamente tocaron la primera vez a la tierra de Zabulón y a la tierra de Neftalí; pues al fin llenará de gloria el camino del mar, de aquel lado del Jordán, en Galilea de los gentiles.
2 El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz; los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos.
3 Multiplicaste la gente, y aumentaste la alegría. Se alegrarán delante de ti como se alegran en la siega, como se gozan cuando reparten despojos.
4 Porque tú quebraste su pesado yugo, y la vara de su hombro, y el cetro de su opresor, como en el día de Madián.
5 Porque todo calzado que lleva el guerrero en el tumulto de la batalla, y todo manto revolcado en sangre, serán quemados, pasto del fuego.
6 Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.
7 Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo del Señor de los ejércitos hará esto.
8 El Señor envió palabra a Jacob, y cayó en Israel.
9 Y la sabrá todo el pueblo, Efraín y los moradores de Samaria, que con soberbia y con altivez de corazón dicen:
10 Los ladrillos cayeron, pero edificaremos de cantería; cortaron los cabrahigos, pero en su lugar pondremos cedros.
11 Pero el Señor levantará los enemigos de Rezín contra él, y juntará a sus enemigos;
12 del oriente los sirios, y los filisteos del poniente; y a boca llena devorarán a Israel. Ni con todo eso ha cesado su furor, sino que todavía su mano está extendida.
13 Pero el pueblo no se convirtió al que lo castigaba, ni buscó al Señor de los ejércitos.
14 Y el Señor cortará de Israel cabeza y cola, rama y caña en un mismo día.
15 El anciano y venerable de rostro es la cabeza; el profeta que enseña mentira, es la cola.
16 Porque los gobernadores de este pueblo son engañadores, y sus gobernados se pierden.
17 Por tanto, el Señor no tomará contentamiento en sus jóvenes, ni de sus huérfanos y viudas tendrá misericordia; porque todos son falsos y malignos, y toda boca habla despropósitos. Ni con todo esto ha cesado su furor, sino que todavía su mano está extendida.
18 Porque la maldad se encendió como fuego, cardos y espinos devorará; y se encenderá en lo espeso del bosque, y serán alzados como remolinos de humo.
19 Por la ira del Señor de los ejércitos se oscureció la tierra, y será el pueblo como pasto del fuego; el hombre no tendrá piedad de su hermano.
20 Cada uno hurtará a la mano derecha, y tendrá hambre, y comerá a la izquierda, y no se saciará; cada cual comerá la carne de su brazo;
21 Manasés a Efraín, y Efraín a Manasés, y ambos contra Judá. Ni con todo esto ha cesado su furor, sino que todavía su mano está extendida.
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