Conocer la Biblia es muy importante para todos nosotros, especialmente en los momentos más difíciles de nuestra vida, porque Dios habla con nosotros por medio de Su Palabra. El Espíritu Santo nos conduce, nos orienta, y cuando pasamos por tribulaciones, Él nos hace recordar lo que está escrito en la Biblia, una Palabra de Dios que nos conforte. Pero solo la recordaremos si la conocemos.
Por eso, elaboramos un plan para que usted lea la Biblia en 1 año. Si usted todavía no comenzó, haga clic aquí y empiece ahora, no lo deje para mañana. Usted verá cómo se transformará su vida.
Si usted ya está en este propósito, acompañe la lectura de hoy:
Números 32
1 Los hijos de Rubén y los hijos de Gad tenían una cantidad muy grande de ganado. Por eso, cuando vieron la tierra de Jazer y la tierra de Galaad, que en verdad era un lugar bueno para ganado,
2 los hijos de Gad y los hijos de Rubén fueron y hablaron a Moisés, al sacerdote Eleazar y a los jefes de la congregación, diciendo:
3 Atarot, Dibón, Jazer, Nimra, Hesbón, Eleale, Sebam, Nebo y Beón,
4 la tierra que el Señor conquistó delante de la congregación de Israel es tierra para ganado; y tus siervos tienen ganado.
5 Y dijeron: Si hemos hallado gracia ante tus ojos, que se dé esta tierra a tus siervos como posesión; no nos hagas pasar el Jordán.
6 Pero Moisés dijo a los hijos de Gad y a los hijos de Rubén: ¿Irán vuestros hermanos a la guerra, mientras vosotros os quedáis aquí?
7 ¿Por qué desalentáis a los hijos de Israel a fin de que no pasen a la tierra que el Señor les ha dado?
8 Esto es lo que vuestros padres hicieron cuando los envié de Cades-barnea a ver la tierra.
9 Pues cuando subieron hasta el valle de Escol, y vieron la tierra, desalentaron a los hijos de Israel para que no entraran a la tierra que el Señor les había dado.
10 Y la ira del Señor se encendió aquel día y juró, diciendo:
11 “Ninguno de estos hombres que salieron de Egipto, de veinte años arriba, verá la tierra que juré a Abraham, a Isaac y a Jacob, porque no me siguieron fielmente,
12 sino Caleb, hijo de Jefone cenezeo, y Josué, hijo de Nun, pues ellos sí han seguido fielmente al Señor.”
13 Y se encendió la ira del Señor contra Israel, y los hizo vagar en el desierto por cuarenta años, hasta que fue acabada toda la generación de los que habían hecho mal ante los ojos del Señor.
14 Y he aquí, vosotros os habéis levantado en lugar de vuestros padres, prole de hombres pecadores, para añadir aún más a la ardiente ira del Señor contra Israel.
15 Pues si dejáis de seguirle, otra vez os abandonará en el desierto, y destruiréis a todo este pueblo.
16 Entonces ellos se acercaron a él, y le dijeron: Edificaremos aquí apriscos para nuestro ganado y ciudades para nuestros pequeños;
17 pero nosotros nos armaremos para ir delante de los hijos de Israel hasta que los introduzcamos en su lugar, mientras que nuestros pequeños se quedarán en las ciudades fortificadas por causa de los habitantes de la tierra.
18 No volveremos a nuestros hogares hasta que cada uno de los hijos de Israel haya ocupado su heredad.
19 Porque no tendremos heredad con ellos al otro lado del Jordán y más allá, pues nuestra heredad nos ha tocado de este lado del Jordán, al oriente.
20 Y Moisés les dijo: Si hacéis esto, si os armáis delante del Señor para la guerra,
21 y todos vuestros guerreros cruzan el Jordán delante del Señor hasta que El haya expulsado a sus enemigos delante de El,
22 y la tierra quede sojuzgada delante del Señor; después volveréis y quedaréis libres de obligación para con el Señor y para con Israel; y esta tierra será vuestra en posesión delante del Señor.
23 Pero si no lo hacéis así, mirad, habréis pecado ante el Señor, y tened por seguro que vuestro pecado os alcanzará.
24 Edificaos ciudades para vuestros pequeños, y apriscos para vuestras ovejas; y haced lo que habéis prometido.
25 Y los hijos de Gad y los hijos de Rubén hablaron a Moisés, diciendo: Tus siervos harán tal como mi señor ordena.
26 Nuestros pequeños, nuestras mujeres, nuestro ganado y nuestros rebaños quedarán allí en las ciudades de Galaad;
27 mientras tus siervos, todos los que están armados para la guerra, cruzarán delante del Señor para la batalla, tal como mi señor dice.
28 Así lo ordenó Moisés en relación a ellos, al sacerdote Eleazar, a Josué, hijo de Nun, y a los jefes de las casas paternas de las tribus de los hijos de Israel.
29 Y Moisés les dijo: Si los hijos de Gad y los hijos de Rubén, todos los que están armados para la batalla, cruzan con vosotros el Jordán en presencia del Señor, y la tierra es sojuzgada delante de vosotros, entonces les daréis la tierra de Galaad en posesión;
30 pero si no cruzan armados con vosotros, tendrán la herencia entre vosotros en la tierra de Canaán.
31 Y respondieron los hijos de Gad y los hijos de Rubén, diciendo: Como el Señor ha dicho a vuestros siervos, así haremos.
32 Nosotros cruzaremos armados en la presencia del Señor a la tierra de Canaán, y la posesión de nuestra heredad quedará con nosotros de este lado del Jordán.
33 Y Moisés dio a los hijos de Gad, y a los hijos de Rubén, y a la media tribu de Manasés, hijo de José, el reino de Sehón, rey de los amorreos, y el reino de Og, rey de Basán: la tierra con sus ciudades, con sus territorios, y las ciudades de la tierra circunvecina.
34 Y los hijos de Gad construyeron a Dibón, Atarot, Aroer,
35 Atarot-sofán, Jazer, Jogbeha,
36 Bet-nimra y Bet-arán, ciudades fortificadas, y apriscos para las ovejas;
37 y los hijos de Rubén construyeron a Hesbón, Eleale y Quiriataim,
38 y Nebo, y Baal-meón (cambiando sus nombres), y Sibma; y dieron otros nombres a las ciudades que edificaron.
39 Y los hijos de Maquir, hijo de Manasés, fueron a Galaad y la tomaron, y expulsaron a los amorreos que estaban en ella.
40 Entonces Moisés dio Galaad a Maquir, hijo de Manasés, y éste habitó en ella.
41 Y Jair, hijo de Manasés, fue y conquistó sus pueblos, y los llamó Havot-jair.
42 También Noba fue y conquistó a Kenat y sus aldeas, y la llamó Noba, igual que él.
Salmos 76
1 Dios es conocido en Judá; grande es su nombre en Israel.
2 En Salem está su tabernáculo, y en Sion su morada.
3 Allí quebró las saetas encendidas del arco, el escudo, la espada y las armas de guerra. (Selah)
4 Resplandeciente eres, más majestuoso que los montes de caza.
5 Fueron despojados los fuertes de corazón; durmieron su sueño, y ninguno de los guerreros pudo usar sus manos.
6 A tu reprensión, oh Dios de Jacob, auriga y caballo cayeron en profundo sueño.
7 Tú, sólo tú, has de ser temido; ¿y quién podrá estar en pie en tu presencia en el momento de tu ira?
8 Hiciste oír juicio desde los cielos; temió la tierra y enmudeció
9 al levantarse Dios para juzgar, para salvar a todos los humildes de la tierra. (Selah)
10 Pues el furor del hombre te alabará; con un residuo de furor te ceñirás.
11 Haced votos al Señor vuestro Dios, y cumplidlos; todos los que están alrededor de El traigan presentes al que debe ser temido.
12 El cortará el espíritu de los príncipes; temido es por los reyes de la tierra.
Isaías 24
1 He aquí, el Señor arrasa la tierra, la devasta, trastorna su superficie y dispersa sus habitantes.
2 Le sucederá lo mismo al pueblo será como al sacerdote, al siervo como a su amo, a la doncella como a su ama, al comprador como al vendedor, al que presta como al que toma prestado, al acreedor como al deudor.
3 La tierra será totalmente arrasada y completamente saqueada, porque el Señor ha dicho esta palabra.
4 De duelo y marchitada está la tierra, el mundo languidece y se marchita, languidecen los grandes del pueblo de la tierra.
5 También la tierra es profanada por sus habitantes, porque traspasaron las leyes, violaron los estatutos, quebrantaron el pacto eterno.
6 Por eso, una maldición devora la tierra, y son tenidos por culpables los que habitan en ella. Por eso, son consumidos los habitantes de la tierra, y pocos hombres quedan en ella.
7 El mosto está de duelo, languidece la vid, suspiran todos los de alegre corazón.
8 Cesa el júbilo de los panderos, se acaba el alboroto de los que se divierten, cesa el júbilo de la lira.
9 No beben vino con canción; el licor es amargo a los que lo beben.
10 Derribada está la ciudad del caos, toda casa está cerrada para que no entre nadie.
11 Hay clamor por vino en las calles, toda alegría se convierte en tinieblas, desterrado está el júbilo de la tierra.
12 Desolación queda en la ciudad, y la puerta está hecha pedazos, en ruinas.
13 Porque así será en medio de la tierra, entre los pueblos, como cuando se varea el olivo, como en los rebuscos cuando se acaba la vendimia.
14 Ellos alzan sus voces, gritan de júbilo; desde el occidente dan voces por la majestad del Señor.
15 Por tanto, glorificad al Señor en el oriente, el nombre del Señor, Dios de Israel, en las costas del mar.
16 Desde los confines de la tierra oímos cánticos: Gloria al Justo. Mas yo digo: ¡Pobre de mí! ¡Pobre de mí! ¡Ay de mí! Los pérfidos obran con perfidia, con mucha perfidia obran los pérfidos.
17 Terror, foso y lazo te asedian, oh morador de la tierra.
18 Y sucederá que el que huya del ruido del terror, caerá en el foso, y el que salga del foso, será atrapado en el lazo; porque las ventanas de arriba están abiertas, y los cimientos de la tierra se estremecen.
19 Se hace pedazos la tierra, en gran manera se agrieta, con violencia tiembla la tierra.
20 Se tambalea, oscila la tierra como un ebrio, se balancea como una choza, pues pesa sobre ella su transgresión, y caerá, y no volverá a levantarse.
21 Y sucederá en aquel día, que el Señor castigará al ejército de lo alto en lo alto, y a los reyes de la tierra en la tierra.
22 Y serán agrupados en montón como prisioneros en un calabozo; serán encerrados en la cárcel y después de muchos días serán castigados.
23 Entonces la luna se abochornará y el sol se avergonzará porque el Señor de los ejércitos reinará en el monte Sion y en Jerusalén, y delante de sus ancianos estará su gloria.
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