Conocer la Biblia es muy importane para todos nosotros, especialmente en los momentos más difíciles de nuestra vida, porque Dios habla con nosotros por medio de Su Palabra. El Espíritu Santo nos conduce, nos orienta, y cuando pasamos por tribulaciones, Él nos hace recordar lo que está escrito en la Biblia, una Palabra de Dios que nos conforte. Pero solo la recordaremos si la conocemos.
Por eso, elaboramos un plan para que usted lea la Biblia en 1 año. Si usted todavía no comenzó, haga clic aquí y empiece ahora, no lo deje para mañana. Usted verá cómo se transformará su vida.
Si usted ya está en este propósito, acompañe la lectura de hoy:
Deuteronomio 12
1 Estos son los estatutos y los decretos que observaréis cuidadosamente en la tierra que el Señor, el Dios de tus padres, te ha dado para que la poseas todos los días que viváis sobre su suelo.
2 Destruiréis completamente todos los lugares donde las naciones que desposeeréis sirven a sus dioses: sobre los montes altos, sobre las colinas y debajo de todo árbol frondoso.
3 Y demoleréis sus altares, quebraréis sus pilares sagrados, quemaréis a fuego sus imágenes de Asera, derribaréis las imágenes talladas de sus dioses y borraréis su nombre de aquel lugar.
4 No procederéis así con el Señor vuestro Dios,
5 sino que buscaréis al Señor en el lugar en que el Señor vuestro Dios escoja de todas vuestras tribus, para poner allí su nombre para su morada, y allí vendréis.
6 Y allí traeréis vuestros holocaustos, vuestros sacrificios, vuestros diezmos, la contribución de vuestra mano, vuestras ofrendas votivas, vuestras ofrendas voluntarias, y el primogénito de vuestras vacas y de vuestras ovejas.
7 Allí también vosotros y vuestras familias comeréis en presencia del Señor vuestro Dios, y os alegraréis en todas vuestras empresas en las cuales el Señor vuestro Dios os ha bendecido.
8 De ninguna manera haréis lo que hacemos aquí hoy, que cada cual hace lo que le parece bien a sus propios ojos;
9 porque todavía no habéis llegado al lugar de reposo y a la heredad que el Señor vuestro Dios os da.
10 Cuando crucéis el Jordán y habitéis en la tierra que el Señor vuestro Dios os da en heredad, y El os dé descanso de todos vuestros enemigos alrededor de vosotros para que habitéis seguros,
11 entonces sucederá que al lugar que el Señor vuestro Dios escoja para morada de su nombre, allí traeréis todo lo que yo os mando: vuestros holocaustos y vuestros sacrificios, vuestros diezmos y la ofrenda alzada de vuestra mano, y todo lo más selecto de vuestras ofrendas votivas que habéis prometido al Señor.
12 Y os alegraréis en presencia del Señor vuestro Dios, vosotros, vuestros hijos y vuestras hijas, vuestros siervos y vuestras siervas, y el levita que vive dentro de vuestras puertas, ya que no tiene parte ni heredad entre vosotros.
13 Cuídate de no ofrecer tus holocaustos en cualquier lugar que veas,
14 sino en el lugar que el Señor escoja en una de tus tribus, allí ofrecerás tus holocaustos, y allí harás todo lo que yo te mando.
15 Sin embargo, podrás matar y comer carne dentro de todas tus puertas, conforme a tu deseo, según la bendición que el Señor tu Dios te ha dado; el inmundo y el limpio podrán comerla, como si fuera de gacela o de ciervo.
16 Sólo que no comeréis la sangre; la derramaréis como agua sobre la tierra.
17 No te es permitido comer dentro de tus ciudades el diezmo de tu grano, de tu mosto, o de tu aceite, ni de los primogénitos de tus vacas o de tus ovejas, ni ninguna de las ofrendas votivas que prometas, ni tus ofrendas voluntarias, ni la ofrenda alzada de tu mano,
18 sino que lo comerás en presencia del Señor tu Dios en el lugar que el Señor tu Dios escoja, tú, tu hijo y tu hija, tu siervo y tu sierva, y el levita que vive dentro de tus puertas; y te alegrarás en presencia del Señor tu Dios de toda la obra de tus manos.
19 Cuídate de no desamparar al levita mientras vivas en tu tierra.
20 Cuando el Señor tu Dios haya extendido tus fronteras como te ha prometido, y tú digas: “Comeré carne”, porque deseas comer carne, entonces podrás comer carne, toda la que desees.
21 Si el lugar que el Señor tu Dios escoge para poner su nombre está muy lejos de ti, entonces podrás matar de tus vacas y de tus ovejas que el Señor te ha dado, como te he ordenado, y podrás comer dentro de tus ciudades todo lo que desees.
22 Tal como se come la gacela y el ciervo, así la podrás comer; el inmundo y el limpio podrán comer de ella.
23 Sólo cuídate de no comer la sangre, porque la sangre es la vida, y no comerás la vida con la carne.
24 No la comerás; la derramarás como agua sobre la tierra.
25 No la comerás, para que te vaya bien a ti y a tus hijos después de ti, porque estarás haciendo lo que es justo delante del Señor.
26 Solamente las cosas sagradas que tengas y tus ofrendas votivas, las tomarás e irás al lugar que el Señor escoja.
27 Y ofrecerás tus holocaustos, la carne y la sangre, sobre el altar del Señor tu Dios; y la sangre de tus sacrificios será derramada sobre el altar del Señor tu Dios, y podrás comer la carne.
28 Escucha con cuidado todas estas palabras que te mando, para que te vaya bien a ti y a tus hijos después de ti para siempre, porque estarás haciendo lo que es bueno y justo delante del Señor tu Dios.
29 Cuando el Señor tu Dios haya destruido delante de ti las naciones que vas a desposeer, y las hayas desposeído y habites en su tierra,
30 cuídate de no caer en una trampa imitándolas, después que hayan sido destruidas delante de ti, y de no buscar sus dioses, diciendo: “¿Cómo servían estas naciones a sus dioses para que yo haga lo mismo?”
31 No procederás así para con el Señor tu Dios, porque toda acción abominable que el Señor odia ellos la han hecho en honor de sus dioses; porque aun a sus hijos y a sus hijas queman en el fuego en honor a sus dioses.
32 Cuidarás de hacer todo lo que te mando; nada le añadirás ni le quitarás.
Salmos 97
1 El Señor reina; regocíjese la tierra; alégrense las muchas islas.
2 Nubes y densas tinieblas le rodean, justicia y derecho son el fundamento de su trono.
3 Fuego va delante de El, y quema a sus adversarios en derredor.
4 Sus relámpagos iluminaron el mundo; la tierra vio y se estremeció.
5 Como cera se derritieron los montes ante la presencia del Señor, ante la presencia del Señor de toda la tierra.
6 Los cielos proclaman su justicia, y todos los pueblos han visto su gloria.
7 Sean avergonzados todos los que sirven a imágenes talladas, los que se glorían en los ídolos; adórenle todos los dioses.
8 Oyó Sion esto y se alegró, y las hijas de Judá se han regocijado a causa de tus juicios, oh Señor.
9 Porque tú eres el Señor, el Altísimo sobre toda la tierra, muy excelso sobre todos los dioses.
10 Los que amáis al Señor, aborreced el mal; El guarda las almas de sus santos; los libra de la mano de los impíos.
11 Luz se ha sembrado para el justo, y alegría para los rectos de corazón.
12 Justos, alegraos en el Señor, y alabad su santo nombre.
Salmos 98
1 Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas, su diestra y su santo brazo le han dado la victoria.
2 El Señor ha dado a conocer su salvación; a la vista de las naciones ha revelado su justicia.
3 Se ha acordado de su misericordia y de su fidelidad para con la casa de Israel; todos los términos de la tierra han visto la salvación de nuestro Dios.
4 Aclamad con júbilo al Señor, toda la tierra; prorrumpid y cantad con gozo, cantad alabanzas.
5 Cantad alabanzas al Señor con la lira, con la lira y al son de la melodía.
6 Con trompetas y sonido de cuerno, dad voces ante el Rey, el Señor.
7 Ruja el mar y cuanto contiene, el mundo y los que en él habitan.
8 Batan palmas los ríos; a una canten jubilosos los montes
9 delante del Señor, pues viene a juzgar la tierra; El juzgará al mundo con justicia, y a los pueblos con equidad.
Isaías 40
1 Consolad, consolad a mi pueblo —dice vuestro Dios.
2 Hablad al corazón de Jerusalén y decidle a voces que su lucha ha terminado, que su iniquidad ha sido quitada, que ha recibido de la mano del Señor el doble por todos sus pecados.
3 Una voz clama: Preparad en el desierto camino al Señor; allanad en la soledad calzada para nuestro Dios.
4 Todo valle sea elevado, y bajado todo monte y collado; vuélvase llano el terreno escabroso, y lo abrupto, ancho valle.
5 Entonces será revelada la gloria del Señor, y toda carne a una la verá, pues la boca del Señor ha hablado.
6 Una voz dijo: Clama. Entonces él respondió: ¿Qué he de clamar? Toda carne es hierba, y todo su esplendor es como flor del campo.
7 Sécase la hierba, marchítase la flor cuando el aliento del Señor sopla sobre ella; en verdad el pueblo es hierba.
8 Sécase la hierba, marchítase la flor, mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre.
9 Súbete a un alto monte, oh Sion, portador de buenas nuevas; levanta con fuerza tu voz, oh Jerusalén, portadora de buenas nuevas; levántala, no temas. Di a las ciudades de Judá: Aquí está vuestro Dios.
10 He aquí, el Señor Dios vendrá con poder, y su brazo gobernará por El. He aquí, con El está su galardón, y delante de El su recompensa.
11 Como pastor apacentará su rebaño, en su brazo recogerá los corderos, y en su seno los llevará; guiará con cuidado a las recién paridas.
12 ¿Quién midió las aguas en el hueco de su mano, con su palmo tomó la medida de los cielos, con un tercio de medida calculó el polvo de la tierra, pesó los montes con la báscula, y las colinas con la balanza?
13 ¿Quién guió al Espíritu del Señor, o como consejero suyo le enseñó?
14 ¿A quién pidió consejo y quién le dio entendimiento? ¿Quién le instruyó en la senda de la justicia, le enseñó conocimiento, y le mostró el camino de la inteligencia?
15 He aquí, las naciones son como gota en un cubo, y son estimadas como grano de polvo en la balanza; he aquí, El levanta las islas como al polvo fino.
16 El Líbano no basta para el fuego, ni bastan sus bestias para el holocausto.
17 Todas las naciones ante El son como nada, menos que nada e insignificantes son consideradas por El.
18 ¿A quién, pues, asemejaréis a Dios, o con qué semejanza le compararéis?
19 El artífice funde el ídolo, el orfebre lo recubre de oro y el platero le hace cadenas de plata.
20 El que es muy pobre para tal ofrenda escoge un árbol que no se pudra; se busca un hábil artífice para erigir un ídolo que no se tambalee.
21 ¿No sabéis? ¿No habéis oído? ¿No os lo han anunciado desde el principio? ¿No lo habéis entendido desde la fundación de la tierra?
22 El es el que está sentado sobre la redondez de la tierra, cuyos habitantes son como langostas; El es el que extiende los cielos como una cortina y los despliega como una tienda para morar.
23 El es el que reduce a la nada a los gobernantes, y hace insignificantes a los jueces de la tierra.
24 Apenas han sido plantados, apenas han sido sembrados, apenas ha arraigado en la tierra su tallo, cuando El sopla sobre ellos, y se secan, y la tempestad como hojarasca se los lleva.
25 ¿A quién, pues, me haréis semejante para que yo sea su igual? —dice el Santo.
26 Alzad a lo alto vuestros ojos y ved quién ha creado estos astros: el que hace salir en orden a su ejército, y a todos llama por su nombre. Por la grandeza de su fuerza y la fortaleza de su poder no falta ni uno.
27 ¿Por qué dices, Jacob, y afirmas, Israel: Escondido está mi camino del Señor, y mi derecho pasa inadvertido a mi Dios?
28 ¿Acaso no lo sabes? ¿Es que no lo has oído? El Dios eterno, el Señor, el creador de los confines de la tierra no se fatiga ni se cansa. Su entendimiento es inescrutable.
29 El da fuerzas al fatigado, y al que no tiene fuerzas, aumenta el vigor.
30 Aun los mancebos se fatigan y se cansan, y los jóvenes tropiezan y vacilan,
31 pero los que esperan en el Señor renovarán sus fuerzas; se remontarán con alas como las águilas, correrán y no se cansarán, caminarán y no se fatigarán.
Acompañe la lectura del 158° día ingresando aquí.
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