Conocer la Biblia es muy importane para todos nosotros, especialmente en los momentos más difíciles de nuestra vida, porque Dios habla con nosotros por medio de Su Palabra. El Espíritu Santo nos conduce, nos orienta, y cuando pasamos por tribulaciones, Él nos hace recordar lo que está escrito en la Biblia, una Palabra de Dios que nos conforte. Pero solo la recordaremos si la conocemos.
Por eso, elaboramos un plan para que usted lea la Biblia en 1 año. Si usted todavía no comenzó, haga clic aquí y empiece ahora, no lo deje para mañana. Usted verá cómo se transformará su vida.
Si usted ya está en este propósito, acompañe la lectura de hoy:
Deuteronomio 32
1 Prestad atención, oh cielos, y dejadme hablar; y escuche la tierra las palabras de mi boca.
2 Caiga como la lluvia mi enseñanza, y destile como el rocío mi discurso, como llovizna sobre el verde prado y como aguacero sobre la hierba.
3 Porque yo proclamo el nombre del Señor; atribuid grandeza a nuestro Dios.
4 ¡La Roca! Su obra es perfecta, porque todos sus caminos son justos; Dios de fidelidad y sin injusticia, justo y recto es El.
5 En forma corrompida se han portado con El. No son sus hijos, debido a los defectos de ellos; son una generación perversa y torcida.
6 ¿Así pagáis al Señor, oh pueblo insensato e ignorante? ¿No es El tu padre que te compró? El te hizo y te estableció.
7 Acuérdate de los días de antaño; considera los años de todas las generaciones. Pregunta a tu padre, y él te lo hará saber; a tus ancianos, y ellos te lo dirán.
8 Cuando el Altísimo dio a las naciones su herencia, cuando separó los hijos del hombre, fijó los límites de los pueblos según el número de los hijos de Israel.
9 Pues la porción del Señor es su pueblo; Jacob es la parte de su heredad.
10 Lo encontró en tierra desierta, en la horrenda soledad de un desierto; lo rodeó, cuidó de él, lo guardó como a la niña de sus ojos.
11 Como un águila que despierta su nidada, que revolotea sobre sus polluelos, extendió sus alas y los tomó, los llevó sobre su plumaje.
12 El Señor solo lo guió, y con él no hubo dios extranjero.
13 Lo hizo cabalgar sobre las alturas de la tierra, y comió el producto del campo; le hizo gustar miel de la peña, y aceite del pedernal,
14 cuajada de vacas y leche de ovejas, con grosura de corderos, y carneros de raza de Basán y machos cabríos, con lo mejor del trigo; y de la sangre de uvas bebiste vino.
15 Pero Jesurún engordó y dio coces (has engordado, estás cebado y rollizo); entonces abandonó a Dios que lo hizo, y menospreció a la Roca de su salvación.
16 Le provocaron a celos con dioses extraños, con abominaciones le provocaron a ira.
17 Ofrecieron sacrificios a demonios, no a Dios, a dioses que no habían conocido, dioses nuevos que vinieron recientemente, a los que vuestros padres no temieron.
18 Despreciaste a la Roca que te engendró, y olvidaste al Dios que te dio a luz.
19 Y el Señor vio esto, y se llenó de ira a causa de la provocación de sus hijos y de sus hijas.
20 Entonces El dijo: “Esconderé de ellos mi rostro, veré cuál será su fin; porque son una generación perversa, hijos en los cuales no hay fidelidad.
21 “Ellos me han provocado a celo con lo que no es Dios; me han irritado con sus ídolos. Yo, pues, los provocaré a celos con los que no son un pueblo; los irritaré con una nación insensata,
22 porque fuego se ha encendido en mi ira, que quema hasta las profundidades del Seol, consume la tierra con su fruto, e incendia los fundamentos de los montes.
23 “Amontonaré calamidades sobre ellos, emplearé en ellos mis saetas.
24 “Serán debilitados por el hambre, y consumidos por la plaga y destrucción amarga; dientes de fieras enviaré sobre ellos, con veneno de serpientes que se arrastran en el polvo.
25 “Afuera traerá duelo la espada, y dentro el terror, tanto al joven como a la virgen, al niño de pecho como al hombre encanecido.
26 “Yo hubiera dicho: ‘Los haré pedazos, borraré la memoria de ellos de entre los hombres’,
27 si no hubiera temido la provocación del enemigo, no sea que entendieran mal sus adversarios, no sea que dijeran: ‘Nuestra mano ha triunfado, y no es el Señor el que ha hecho todo esto.’”
28 Porque son una nación privada de consejo, y no hay en ellos inteligencia.
29 Ojalá que fueran sabios, que comprendieran esto, que discernieran su futuro.
30 ¿Cómo es que uno puede perseguir a mil, y dos hacer huir a diez mil, si su Roca no los hubiera vendido, y el Señor no los hubiera entregado?
31 En verdad, su roca no es como nuestra Roca; aun nuestros mismos enemigos así lo juzgan.
32 Porque la vid de ellos es de la vid de Sodoma y de los campos de Gomorra; sus uvas son uvas venenosas, sus racimos, amargos.
33 Su vino es veneno de serpientes, y ponzoña mortal de cobras.
34 “¿No tengo yo esto guardado conmigo, sellado en mis tesoros?
35 “Mía es la venganza y la retribución; a su tiempo el pie de ellos resbalará, porque el día de su calamidad está cerca, ya se apresura lo que les está preparado.”
36 Porque el Señor vindicará a su pueblo y tendrá compasión de sus siervos, cuando vea que su fuerza se ha ido, y que nadie queda, ni siervo ni libre.
37 Dirá El entonces: “¿Dónde están sus dioses, la roca en que buscaban refugio,
38 los que comían la grosura de sus sacrificios, y bebían el vino de su libación? ¡Que se levanten y os ayuden! ¡Que sean ellos vuestro refugio!
39 “Ved ahora que yo, yo soy el Señor, y fuera de mí no hay dios. Yo hago morir y hago vivir. Yo hiero y yo sano, y no hay quien pueda librar de mi mano.
40 “Ciertamente, alzo a los cielos mi mano, y digo: Como que vivo yo para siempre,
41 cuando afile mi espada flameante y mi mano empuñe la justicia, me vengaré de mis adversarios y daré el pago a los que me aborrecen.
42 “Embriagaré mis saetas con sangre, y mi espada se hartará de carne, de sangre de muertos y cautivos, de los jefes de larga cabellera del enemigo.”
43 Regocijaos, naciones, con su pueblo, porque El vengará la sangre de sus siervos; traerá venganza sobre sus adversarios, y hará expiación por su tierra y su pueblo.
44 Entonces llegó Moisés y habló todas las palabras de este cántico a oídos del pueblo, él, con Josué, hijo de Nun.
45 Cuando terminó Moisés de hablar todas estas palabras a todo Israel,
46 les dijo: Fijad en vuestro corazón todas las palabras con que os advierto hoy, las cuales ordenaréis a vuestros hijos que las obedezcan cuidadosamente, todas las palabras de esta ley.
47 Porque no es palabra inútil para vosotros; ciertamente es vuestra vida. Por esta palabra prolongaréis vuestros días en la tierra adonde vosotros vais, cruzando el Jordán a fin de poseerla.
48 En aquel mismo día, habló el Señor a Moisés, diciendo:
49 Sube a estos montes de Abarim, al monte Nebo, que está en la tierra de Moab frente a Jericó, y mira hacia la tierra de Canaán, la cual doy a los hijos de Israel en posesión.
50 Morirás en el monte al cual subes, y serás reunido a tu pueblo, así como murió tu hermano Aarón sobre el monte Hor, y fue reunido a su pueblo;
51 porque me fuisteis infieles en medio de los hijos de Israel en las aguas de Meriba de Cades, en el desierto de Zin, porque no me santificasteis en medio de los hijos de Israel.
52 Por tanto, sólo de lejos verás la tierra, pero allí no entrarás, a la tierra que doy a los hijos de Israel.
Salmos 119:121-144
Ayin.
121 He practicado el juicio y la justicia; no me abandones a mis opresores.
122 Sé fiador de tu siervo para bien; que no me opriman los soberbios.
123 Desfallecen mis ojos por tu salvación, y por la promesa de tu justicia.
124 Haz con tu siervo según tu misericordia, y enséñame tus estatutos.
125 Yo soy tu siervo, dame entendimiento para que conozca tus testimonios.
126 Es tiempo de que actúe el Señor, porque han quebrantado tu ley.
127 Por tanto, amo tus mandamientos más que el oro, sí, más que el oro fino.
128 Por tanto, estimo rectos todos tus preceptos acerca de todas las cosas, y aborrezco todo camino de mentira.
Pe.
129 Maravillosos son tus testimonios, por lo que los guarda mi alma.
130 La exposición de tus palabras imparte luz; da entendimiento a los sencillos.
131 Abrí mi boca y suspiré, porque anhelaba tus mandamientos.
132 Vuélvete a mí y tenme piedad, como acostumbras con los que aman tu nombre.
133 Afirma mis pasos en tu palabra, y que ninguna iniquidad me domine.
134 Rescátame de la opresión del hombre, para que yo guarde tus preceptos.
135 Haz resplandecer tu rostro sobre tu siervo, y enséñame tus estatutos.
136 Ríos de lágrimas vierten mis ojos, porque ellos no guardan tu ley.
Tsade.
137 Justo eres tú, Señor, y rectos tus juicios.
138 Has ordenado tus testimonios con justicia, y con suma fidelidad.
139 Mi celo me ha consumido, porque mis adversarios han olvidado tus palabras.
140 Es muy pura tu palabra, y tu siervo la ama.
141 Pequeño soy, y despreciado, mas no me olvido de tus preceptos.
142 Tu justicia es justicia eterna, y tu ley verdad.
143 Angustia y aflicción han venido sobre mí, mas tus mandamientos son mi deleite.
144 Tus testimonios son justos para siempre; dame entendimiento para que yo viva.
Isaías 59
1 He aquí, no se ha acortado la mano del Señor para salvar; ni se ha endurecido su oído para oír.
2 Pero vuestras iniquidades han hecho separación entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados le han hecho esconder su rostro de vosotros para no escucharos.
3 Porque vuestras manos están manchadas de sangre, y vuestros dedos de iniquidad; vuestros labios hablan mentira, vuestra lengua murmura maldad.
4 No hay quien clame con justicia ni quien abogue con honestidad. Confían en la confusión, y hablan falsedades; conciben malicia, y dan a luz iniquidad.
5 Incuban huevos de áspides y tejen telas de araña; el que come de sus huevos muere, y del que es aplastado sale una víbora.
6 Sus telas no servirán de vestidos, ni se cubrirán con sus obras; sus obras son obras de iniquidad, y actos de violencia hay en sus manos.
7 Sus pies corren al mal, y se apresuran a derramar sangre inocente; sus pensamientos son pensamientos de iniquidad, desolación y destrucción hay en sus caminos.
8 Camino de paz no conocen, y no hay justicia en sus senderos; han torcido a su favor las sendas, cualquiera que ande en ellas no conoce la paz.
9 Por tanto el derecho está lejos de nosotros, y no nos alcanza la justicia; esperamos luz, y he aquí tinieblas, claridad, pero andamos en oscuridad.
10 Vamos palpando la pared como ciegos, y andamos a tientas como los que no tienen ojos; tropezamos al mediodía como al anochecer, entre los robustos somos como muertos.
11 Todos nosotros gruñimos como osos, y gemimos tristemente como palomas; esperamos la justicia, pero no la hay, la salvación, pero está lejos de nosotros.
12 Porque se han multiplicado nuestras transgresiones delante de ti, y nuestros pecados testifican contra nosotros; porque nuestras transgresiones están con nosotros, y conocemos nuestras iniquidades:
13 transgredir y negar al Señor, apartarse de nuestro Dios, hablar de opresión y rebelión, concebir y proferir en el corazón palabras mentirosas.
14 Se ha vuelto atrás el derecho, y la justicia permanece lejos; porque ha tropezado en la plaza la verdad, y la rectitud no puede entrar.
15 Sí, falta la verdad, y el que se aparta del mal es hecho presa. Y lo vio el Señor, y desagradó a sus ojos que no hubiera derecho.
16 Vio que no había nadie, y se asombró de que no hubiera quien intercediera. Entonces su brazo le trajo salvación, y su justicia le sostuvo.
17 Se puso la justicia como coraza, y el yelmo de salvación en su cabeza; como vestidura se puso ropas de venganza, y se envolvió de celo como de un manto.
18 Conforme a los hechos, así El pagará: furor para sus adversarios, justo pago para sus enemigos; a las islas dará su pago.
19 Y temerán desde el occidente el nombre del Señor y desde el nacimiento del sol su gloria, porque El vendrá como torrente impetuoso, que el viento del Señor impele.
20 Y vendrá un Redentor a Sion y a los que en Jacob se aparten de la transgresión —declara el Señor.
21 En cuanto a mí —dice el Señor—, este es mi pacto con ellos: Mi Espíritu que está sobre ti, y mis palabras que he puesto en tu boca, no se apartarán de tu boca, ni de la boca de tu descendencia, ni de la boca de la descendencia de tu descendencia —dice el Señor— desde ahora y para siempre.
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