Conocer la Biblia es muy importane para todos nosotros, especialmente en los momentos más difíciles de nuestra vida, porque Dios habla con nosotros por medio de Su Palabra. El Espíritu Santo nos conduce, nos orienta, y cuando pasamos por tribulaciones, Él nos hace recordar lo que está escrito en la Biblia, una Palabra de Dios que nos conforte. Pero solo la recordaremos si la conocemos.
Por eso, elaboramos un plan para que usted lea la Biblia en 1 año. Si usted todavía no comenzó, haga clic aquí y empiece ahora, no lo deje para mañana. Usted verá cómo se transformará su vida.
Si usted ya está en este propósito, acompañe la lectura de hoy:
Josué 18
1 Entonces toda la congregación de los hijos de Israel se reunió en Silo, y levantaron allí la tienda de reunión; y la tierra estaba sometida delante de ellos.
2 Y quedaban siete tribus de los hijos de Israel que no habían repartido su heredad.
3 Dijo, pues, Josué a los hijos de Israel: ¿Hasta cuándo pospondréis el entrar a tomar posesión de la tierra que el Señor, el Dios de vuestros padres, os ha dado?
4 Escoged tres hombres de cada tribu, a quienes yo enviaré, y ellos se levantarán y recorrerán la tierra, y harán una descripción de ella según su heredad; entonces volverán a mí.
5 Y la dividirán en siete partes; Judá se quedará en su territorio en el sur, y la casa de José se quedará en su territorio en el norte.
6 Y describiréis la tierra en siete partes, y me traeréis aquí la descripción. Y yo os echaré suertes aquí delante del Señor nuestro Dios.
7 Pues los levitas no tienen porción entre vosotros porque el sacerdocio del Señor es su herencia. Gad, Rubén y la media tribu de Manasés también han recibido su herencia al otro lado del Jordán hacia el oriente, la cual les dio Moisés, siervo del Señor.
8 Entonces los hombres se levantaron y partieron, y Josué ordenó a los que salieron a describir la tierra, diciendo: Id y recorred la tierra, y describidla y volved a mí; entonces os echaré suertes aquí en Silo delante del Señor.
9 Y los hombres fueron y recorrieron la tierra y la describieron por ciudades en siete partes en un libro; y vinieron a Josué en el campamento en Silo.
10 Y Josué les echó suertes en Silo delante del Señor, y allí Josué repartió la tierra a los hijos de Israel conforme a sus divisiones.
11 Y salió la suerte de la tribu de los hijos de Benjamín conforme a sus familias, y el territorio de su suerte estaba entre los hijos de Judá y los hijos de José.
12 Y su límite por el lado norte comenzaba en el Jordán, subía por el lado de Jericó al norte, ascendía por la región montañosa hacia el occidente y terminaba en el desierto de Bet-avén.
13 De allí el límite seguía hasta Luz, por el lado sur de Luz, es decir, Betel; y el límite bajaba hasta Atarot-adar, cerca del monte que está al sur de Bet-horón de abajo.
14 Y el límite doblaba allí y se extendía hacia el sur por el lado occidental, desde el monte que está frente a Bet-horón hacia el sur; y terminaba en Quiriat-baal, es decir, Quiriat-jearim, ciudad de los hijos de Judá. Este era el límite occidental.
15 Y por el lado sur, desde el extremo de Quiriat-jearim, el límite seguía hacia el occidente e iba hasta la fuente de las aguas de Neftoa.
16 Entonces el límite bajaba hasta la orilla del monte que está en el valle de Ben-hinom, que está en el valle de Refaim hacia el norte; y bajaba al valle de Hinom, hasta la ladera del jebuseo hacia el sur, y bajaba hasta En-rogel.
17 Luego doblaba hacia el norte e iba hasta En-semes y hasta Gelitot, que está frente a la subida de Adumín, y bajaba hasta la piedra de Bohán, hijo de Rubén,
18 continuaba por el lado frente al Arabá hacia el norte y bajaba hasta el Arabá.
19 El límite seguía por el lado de Bet-hogla hacia el norte, y terminaba en la bahía norte del mar Salado, en el extremo sur del Jordán. Este era el límite sur.
20 El Jordán era su límite al lado oriental. Esta fue la heredad de los hijos de Benjamín, conforme a sus familias y conforme a sus límites alrededor.
21 Y las ciudades de la tribu de los hijos de Benjamín, conforme a sus familias, eran: Jericó, Bet-hogla, Emec-casis,
22 Bet-arabá, Zemaraim, Betel,
23 Avim, Pará, Ofra,
24 Quefar-haamoni, Ofni y Geba; doce ciudades con sus aldeas.
25 Gabaón, Ramá, Beerot,
26 Mizpa, Cafira, Mozah,
27 Requem, Irpeel, Tarala,
28 Zela, Elef, Jebús, es decir, Jerusalén, Guibeá y Quiriat; catorce ciudades con sus aldeas. Esta fue la heredad de los hijos de Benjamín conforme a sus familias.
Josué 19
1 La segunda suerte tocó a Simeón, a la tribu de los hijos de Simeón conforme a sus familias, y su heredad estaba en medio de la heredad de los hijos de Judá.
2 Y les correspondió por heredad: Beerseba, Seba, Molada,
3 Hazar-sual, Bala, Ezem,
4 Eltolad, Betul, Horma,
5 Siclag, Bet-marcabot, Hazar-susa,
6 Bet-lebaot y Saruhén; trece ciudades con sus aldeas;
7 Aín, Rimón, Eter y Asán; cuatro ciudades con sus aldeas;
8 y todas las aldeas que estaban alrededor de estas ciudades hasta Baalat-beer, Ramat del Neguev. Esta fue la heredad de la tribu de los hijos de Simeón conforme a sus familias.
9 La heredad de los hijos de Simeón se tomó de la porción de los hijos de Judá, porque la porción de los hijos de Judá era demasiado grande para ellos; los hijos de Simeón recibieron, pues, heredad en medio de la heredad de Judá.
10 La tercera suerte tocó a los hijos de Zabulón conforme a sus familias. Y el territorio de su heredad llegaba hasta Sarid.
11 Y su límite subía hacia el occidente hasta Marala, tocaba a Dabeset y llegaba hasta el arroyo que está frente a Jocneam.
12 Luego doblaba desde Sarid al oriente hacia la salida del sol hasta el límite de Quislot-tabor, seguía hasta Daberat y subía hasta Jafía.
13 Y desde allí continuaba al oriente hacia la salida del sol hasta Gat-hefer a Ita-cazín, y seguía hasta Rimón rodeando a Nea.
14 Y por el lado norte el límite la rodeaba hasta Hanatón y terminaba en el valle del Jefte-el.
15 También estaban incluidas Catat, Naalal, Simrón, Idala y Belén; doce ciudades con sus aldeas.
16 Esta fue la heredad de los hijos de Zabulón conforme a sus familias; estas ciudades con sus aldeas.
17 La cuarta suerte tocó a Isacar, a los hijos de Isacar conforme a sus familias.
18 Y su territorio llegaba hasta Jezreel e incluía Quesulot, Sunem,
19 Hafaraim, Sihón, Anaharat,
20 Rabit, Quisión, Abez,
21 Remet, En-ganim, En-hada y Bet-pases.
22 Y el límite llegaba hasta Tabor, Sahazima y Bet-semes y terminaba en el Jordán; dieciséis ciudades con sus aldeas.
23 Esta fue la heredad de la tribu de los hijos de Isacar conforme a sus familias; estas ciudades con sus aldeas.
24 La quinta suerte tocó a la tribu de los hijos de Aser conforme a sus familias.
25 Y su territorio fue: Helcat, Halí, Betén, Acsaf,
26 Alamelec, Amad y Miseal; y al occidente llegaba hasta el Carmelo y hasta Sihor-libnat.
27 Y doblaba hacia el oriente hasta Bet-dagón, y llegaba hasta Zabulón y hacia el norte al valle del Jefte-el hasta Bet-emec y Neiel; entonces continuaba hacia el norte hasta Cabul,
28 Hebrón, Rehob, Hamón y Caná, hasta la gran Sidón.
29 Y el límite doblaba hacia Ramá y la ciudad fortificada de Tiro; entonces el límite doblaba hacia Hosa y terminaba en el mar por la región de Aczib.
30 También estaban incluidas Uma, Afec y Rehob; veintidós ciudades con sus aldeas.
31 Esta fue la heredad de la tribu de los hijos de Aser conforme a sus familias, estas ciudades con sus aldeas.
32 La sexta suerte tocó a los hijos de Neftalí; a los hijos de Neftalí conforme a sus familias.
33 Y su límite era desde Helef, desde la encina de Saananim, Adami-neceb y Jabneel hasta Lacum; y terminaba en el Jordán.
34 Entonces el límite doblaba al occidente hacia Aznot-tabor, y de allí seguía a Hucoc; alcanzaba a Zabulón en el sur, tocaba a Aser en el occidente y a Judá en el Jordán hacia el oriente.
35 Y las ciudades fortificadas eran Sidim, Zer, Hamat, Racat, Cineret,
36 Adama, Ramá, Hazor,
37 Cedes, Edrei, En-hazor,
38 Irón, Migdal-el, Horem, Bet-anat y Bet-semes; diecinueve ciudades con sus aldeas.
39 Esta fue la heredad de la tribu de los hijos de Neftalí conforme a sus familias; estas ciudades con sus aldeas.
40 La séptima suerte tocó a la tribu de los hijos de Dan conforme a sus familias.
41 Y el territorio de su herencia fue: Zora, Estaol, Irsemes,
42 Saalabín, Ajalón, Jetla,
43 Elón, Timnat, Ecrón,
44 Elteque, Gibetón, Baalat,
45 Jehúd, Bene-berac, Gat-rimón,
46 Mejarcón y Racón, con el territorio junto a Jope.
47 Pero el territorio de los hijos de Dan continuaba más allá de éstas; porque los hijos de Dan subieron y lucharon contra Lesem y la capturaron. Y la hirieron a filo de espada, la poseyeron y se establecieron en ella; y a Lesem la llamaron Dan, según el nombre de Dan su padre.
48 Esta fue la heredad de la tribu de los hijos de Dan conforme a sus familias; estas ciudades con sus aldeas.
49 Cuando terminaron de repartir la tierra en heredad según sus límites, los hijos de Israel dieron heredad en medio de ellos a Josué, hijo de Nun.
50 De acuerdo con el mandato del Señor le dieron la ciudad que él pidió, Timnat-sera, en la región montañosa de Efraín. Y él reconstruyó la ciudad y se estableció en ella.
51 Estas son las heredades que el sacerdote Eleazar, Josué, hijo de Nun, y los jefes de las casas de las tribus de los hijos de Israel repartieron por suertes en Silo, en presencia del Señor, a la entrada de la tienda de reunión. Así terminaron de repartir la tierra.
Salmos 149
1 ¡Aleluya! Cantad al Señor un cántico nuevo: su alabanza en la congregación de los santos.
2 Alégrese Israel en su Creador; regocíjense los hijos de Sion en su Rey.
3 Alaben su nombre con danza; cántenle alabanza con pandero y lira.
4 Porque el Señor se deleita en su pueblo; adornará de salvación a los afligidos.
5 Regocíjense de gloria los santos; canten con gozo sobre sus camas.
6 Sean los loores de Dios en su boca, y una espada de dos filos en su mano,
7 para ejecutar venganza en las naciones, y castigo en los pueblos;
8 para atar a sus reyes con cadenas, y a sus nobles con grillos de hierro;
9 para ejecutar en ellos el juicio decretado: esto es gloria para todos sus santos. ¡Aleluya!
Salmos 150
1 ¡Aleluya! Alabad a Dios en su santuario; alabadle en su majestuoso firmamento.
2 Alabadle por sus hechos poderosos; alabadle según la excelencia de su grandeza.
3 Alabadle con sonido de trompeta; alabadle con arpa y lira.
4 Alabadle con pandero y danza; alabadle con instrumentos de cuerda y flauta.
5 Alabadle con címbalos sonoros; alabadle con címbalos resonantes.
6 Todo lo que respira alabe al Señor. ¡Aleluya!
Jeremías 9
1 Quién me diera que mi cabeza se hiciera agua, y mis ojos fuente de lágrimas, para que yo llorara día y noche por los muertos de la hija de mi pueblo.
2 Quién me diera en el desierto un albergue de caminantes, para dejar a mi pueblo y alejarme de ellos. Porque todos ellos son adúlteros, una asamblea de traidores.
3 Tensan su lengua como su arco; la mentira y no la verdad prevalece en la tierra; porque de mal en mal proceden, y a mí no me conocen —declara el Señor.
4 Guárdese cada uno de su prójimo, y no confíe en ningún hermano; porque todo hermano obra con engaño, y todo prójimo anda calumniando.
5 Cada uno engaña a su prójimo, y no habla la verdad, han enseñado sus lenguas a hablar mentiras; se afanan por cometer iniquidad.
6 Tu morada está en medio del engaño; por causa del engaño rehúsan conocerme —declara el Señor.
7 Por tanto, así dice el Señor de los ejércitos: He aquí, los refinaré y los probaré, porque ¿qué más puedo hacer con la hija de mi pueblo?
8 Saeta mortífera es su lengua, engaño habla; con su boca habla cada uno de paz a su prójimo, pero dentro de sí le tiende emboscada.
9 Por estas cosas ¿no los castigaré? —declara el Señor. De una nación como ésta ¿no se vengará mi alma?
10 Alzad por los montes lloro y lamentación, y una elegía por los pastos del desierto, porque han sido desolados; nadie pasa por ellos, ni se oye el bramido del ganado; desde las aves del cielo hasta las bestias han huido, se han ido.
11 Haré de Jerusalén un montón de ruinas, una guarida de chacales, y de las ciudades de Judá una desolación, sin habitante.
12 ¿Quién es el hombre sabio que entienda esto? ¿A quién ha hablado la boca del Señor que pueda declararlo? ¿Por qué está arruinado el país, desolado como un desierto sin que nadie pase por él?
13 Respondió el Señor: Porque han abandonado mi ley que puse delante de ellos, y no han obedecido mi voz ni andado conforme a ella,
14 sino que han andado tras la terquedad de sus corazones y tras los baales, tal como sus padres les enseñaron.
15 Por tanto, así dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: He aquí, yo daré de comer ajenjo a este pueblo y le daré de beber agua envenenada.
16 Los esparciré entre naciones que no conocieron ni ellos ni sus padres, y enviaré tras ellos la espada hasta aniquilarlos.
17 Así dice el Señor de los ejércitos: Considerad, llamad a las plañideras, que vengan; enviad por las más hábiles, que vengan,
18 que se apresuren y eleven una lamentación por nosotros, para que derramen lágrimas nuestros ojos y fluya agua de nuestros párpados.
19 Porque voz de lamentación se oye desde Sion: “¡Cómo hemos sido arrasados! En gran manera estamos avergonzados, porque tenemos que abandonar la tierra, porque han derribado nuestras moradas.”
20 Oíd, pues, mujeres, la palabra del Señor, y reciba vuestro oído la palabra de su boca; enseñad la lamentación a vuestras hijas y la endecha cada una a su vecina.
21 Porque la muerte ha subido por nuestras ventanas, ha entrado en nuestros palacios, exterminando a los niños de las calles, a los jóvenes de las plazas.
22 Di: Así declara el Señor: “Los cadáveres de los hombres caerán como estiércol sobre la faz del campo, y como gavillas tras el segador, y no habrá quien las recoja.”
23 Así dice el Señor: No se gloríe el sabio de su sabiduría, ni se gloríe el poderoso de su poder, ni el rico se gloríe de su riqueza;
24 mas el que se gloríe, gloríese de esto: de que me entiende y me conoce, pues yo soy el Señor que hago misericordia, derecho y justicia en la tierra, porque en estas cosas me complazco —declara el Señor.
25 He aquí, vienen días —declara el Señor— en que castigaré a todo el que esté circuncidado sólo en la carne:
26 a Egipto, a Judá, a los hijos de Amón, a Moab y a todos los que se rapan las sienes, a los que habitan en el desierto; porque todas las naciones son incircuncisas, y toda la casa de Israel es incircuncisa de corazón.
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