Conocer la Biblia es muy importane para todos nosotros, especialmente en los momentos más difíciles de nuestra vida, porque Dios habla con nosotros por medio de Su Palabra. El Espíritu Santo nos conduce, nos orienta, y cuando pasamos por tribulaciones, Él nos hace recordar lo que está escrito en la Biblia, una Palabra de Dios que nos conforte. Pero solo la recordaremos si la conocemos.
Por eso, elaboramos un plan para que usted lea la Biblia en 1 año. Si usted todavía no comenzó, haga clic aquí y empiece ahora, no lo deje para mañana. Usted verá cómo se transformará su vida.
Si usted ya está en este propósito, acompañe la lectura de hoy:
1° Samuel 14
1 Y aconteció que un día Jonatán, hijo de Saúl, dijo al joven que llevaba su armadura: Ven y pasemos a la guarnición de los filisteos que está al otro lado. Pero no se lo hizo saber a su padre.
2 Saúl estaba situado en las afueras de Guibeá, debajo del granado que está en Migrón, y la gente que estaba con él eran unos seiscientos hombres;
3 y Ahías, hijo de Ahitob, hermano de Icabod, hijo de Finees, hijo de Elí, el sacerdote del Señor en Silo, llevaba un efod. Y el pueblo no sabía que Jonatán se había ido.
4 Y entre los desfiladeros por donde Jonatán intentaba cruzar a la guarnición de los filisteos, había un peñasco agudo por un lado, y un peñasco agudo por el otro lado; el nombre de uno era Boses y el nombre del otro Sene.
5 Uno de los peñascos se levantaba al norte, frente a Micmas, y el otro al sur, frente a Geba.
6 Y Jonatán dijo al joven que llevaba su armadura: Ven y pasemos a la guarnición de estos incircuncisos; quizá el Señor obrará por nosotros, pues el Señor no está limitado a salvar con muchos o con pocos.
7 Y su escudero le respondió: Haz todo lo que tengas en tu corazón; ve, pues aquí estoy contigo a tu disposición.
8 Entonces dijo Jonatán: Mira, vamos a pasar hacia esos hombres y nos mostraremos a ellos.
9 Si nos dicen: “Esperad hasta que lleguemos a vosotros”, entonces nos quedaremos en nuestro lugar y no subiremos a ellos.
10 Pero si dicen: “Subid a nosotros”, entonces subiremos, porque el Señor los ha entregado en nuestras manos; ésta será la señal para nosotros.
11 Cuando ambos se mostraron a la guarnición de los filisteos, éstos dijeron: Mirad, los hebreos salen de las cavernas donde se habían escondido.
12 Los hombres de la guarnición saludaron a Jonatán y a su escudero y dijeron: Subid a nosotros y os diremos algo. Y Jonatán dijo a su escudero: Sube tras mí, pues el Señor los ha entregado en manos de Israel.
13 Entonces Jonatán trepó con manos y pies, y tras él su escudero; y caían los filisteos delante de Jonatán, y tras él su escudero los remataba.
14 La primera matanza que hicieron Jonatán y su escudero fue de unos veinte hombres en el espacio de una media yugada de tierra.
15 Y hubo estremecimiento en el campamento, en el campo y entre todo el pueblo. Aun la guarnición y los merodeadores se estremecieron, y la tierra tembló; fue un gran temblor.
16 Y miraron los centinelas de Saúl en Guibeá de Benjamín, y he aquí que la multitud se dispersaba yendo en todas direcciones.
17 Y Saúl dijo al pueblo que estaba con él: Pasad lista ahora y ved quién ha salido de entre nosotros. Cuando ellos pasaron lista, he aquí que Jonatán y su escudero no estaban.
18 Entonces Saúl dijo a Ahías: Trae el arca de Dios. Porque en ese tiempo el arca de Dios estaba con los hijos de Israel.
19 Y sucedió que mientras Saúl hablaba con el sacerdote, el alboroto en el campamento de los filisteos continuaba y aumentaba. Entonces Saúl dijo al sacerdote: Retira tu mano.
20 Y Saúl y todo el pueblo que estaba con él se agruparon y fueron a la batalla, y he aquí que la espada de cada hombre se volvía contra su compañero, y había gran confusión.
21 Entonces los hebreos que de antes estaban con los filisteos y que habían subido con ellos de los alrededores al campamento, aun ellos también se unieron con los israelitas que estaban con Saúl y Jonatán.
22 Cuando todos los hombres de Israel que se habían escondido en la región montañosa de Efraín oyeron que los filisteos habían huido, ellos también los persiguieron muy de cerca en la batalla.
23 Así libró el Señor a Israel en aquel día. La batalla se extendió más allá de Bet-avén.
24 Mas los hombres de Israel estaban en gran aprieto aquel día, porque Saúl había puesto al pueblo bajo juramento, diciendo: Maldito sea el hombre que tome alimento antes del anochecer, antes que me haya vengado de mis enemigos. Y nadie del pueblo probó alimento.
25 Y todo el pueblo de la tierra entró en el bosque, y había miel en el suelo.
26 Y al entrar el pueblo en el bosque, he aquí que la miel fluía, pero nadie se llevó la mano a la boca, porque el pueblo temía el juramento.
27 Pero Jonatán no había oído cuando su padre puso al pueblo bajo juramento; por lo cual extendió la punta de la vara que llevaba en su mano, la metió en un panal de miel y se llevó la mano a la boca, y brillaron sus ojos.
28 Entonces uno del pueblo le habló, y dijo: Tu padre puso bajo estricto juramento al pueblo, diciendo: “Maldito sea el hombre que tome alimento hoy.” Y el pueblo estaba desfallecido.
29 Entonces Jonatán dijo: Mi padre ha traído dificultades a esta tierra. Ved ahora cómo brillan mis ojos porque probé un poco de esta miel.
30 Cuánto más, si el pueblo hubiera comido hoy libremente del despojo que encontraron de sus enemigos. Pues hasta ahora la matanza entre los filisteos no ha sido grande.
31 Aquel día, después de herir a los filisteos desde Micmas hasta Ajalón, el pueblo estaba muy cansado.
32 Entonces el pueblo se lanzó sobre el despojo, y tomó ovejas, bueyes y becerros y los mataron en el suelo; y el pueblo los comió con la sangre.
33 Y avisaron a Saúl, diciéndole: He aquí, el pueblo está pecando contra el Señor, comiendo carne con la sangre. Y él dijo: Habéis obrado pérfidamente. Traedme hoy una piedra grande.
34 Y Saúl añadió: Dispersaos entre el pueblo, y decidles: “Tráigame cada uno de vosotros su buey o su oveja; matadlos aquí y comed, pero no pequéis contra el Señor comiendo carne con sangre.” Y aquella noche todo el pueblo trajo cada cual su buey consigo, y los mataron allí.
35 Y edificó Saúl un altar al Señor; este fue el primer altar que él edificó al Señor.
36 Entonces Saúl dijo: Descendamos contra los filisteos de noche, tomemos despojo de entre ellos hasta el amanecer, y no dejemos ni uno de ellos. Y ellos dijeron: Haz lo que te parezca bien. Entonces el sacerdote dijo: Acerquémonos a Dios aquí.
37 Y consultó Saúl a Dios: ¿Descenderé contra los filisteos? ¿Los entregarás en manos de Israel? Pero El no le contestó en aquel día.
38 Y Saúl dijo: Acercaos aquí todos vosotros, jefes del pueblo, y averiguad y ved cómo este pecado ha acontecido hoy.
39 Porque vive el Señor que libra a Israel, que aunque la culpa esté en mi hijo Jonatán, ciertamente morirá. Pero nadie, en todo el pueblo, le respondió.
40 Entonces dijo a todo Israel: Vosotros estaréis a un lado, y yo y mi hijo Jonatán estaremos al otro lado. Y el pueblo dijo a Saúl: Haz lo que bien te parezca.
41 Saúl entonces dijo al Señor, Dios de Israel: Da suerte perfecta. Y fueron señalados Jonatán y Saúl, pero el pueblo quedó libre.
42 Y Saúl dijo: Echad suertes entre mí y Jonatán mi hijo. Y Jonatán fue señalado.
43 Dijo, pues, Saúl a Jonatán: Cuéntame lo que has hecho. Y Jonatán le respondió, y dijo: En verdad probé un poco de miel con la punta de la vara que tenía en la mano. Heme aquí, debo morir.
44 Y dijo Saúl: Que Dios me haga esto, y aun más, pues ciertamente morirás, Jonatán.
45 Pero el pueblo dijo a Saúl: ¿Debe morir Jonatán, el que ha obtenido esta gran liberación en Israel? No sea así. Vive el Señor que ni un cabello de su cabeza caerá a tierra, porque él ha obrado con Dios en este día. Así el pueblo rescató a Jonatán, y no murió.
46 Luego Saúl subió, dejando de perseguir a los filisteos, y los filisteos se fueron a su tierra.
47 Cuando Saúl asumió el reinado sobre Israel, luchó contra todos sus enemigos en derredor: contra Moab, contra los hijos de Amón, contra Edom, contra los reyes de Soba y contra los filisteos; adondequiera que se volvía, resultaba vencedor.
48 Obró con valentía derrotando a los amalecitas, y libró a Israel de manos de los que lo saqueaban.
49 Los hijos de Saúl fueron Jonatán, Isúi y Malquisúa. Y estos eran los nombres de sus dos hijas: el nombre de la mayor, Merab, y el nombre de la menor, Mical.
50 El nombre de la mujer de Saúl era Ahinoam, hija de Ahimaas. Y el nombre del jefe de su ejército era Abner, hijo de Ner, tío de Saúl.
51 Cis, padre de Saúl, y Ner, padre de Abner, eran hijos de Abiel.
52 La guerra contra los filisteos fue encarnizada todos los días de Saúl. Cuando Saúl veía algún hombre fuerte o valiente, lo unía a su servicio.
Romanos 12
1 Por consiguiente, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo y santo, aceptable a Dios, que es vuestro culto racional.
2 Y no os adaptéis a este mundo, sino transformaos mediante la renovación de vuestra mente, para que verifiquéis cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, aceptable y perfecto.
3 Porque en virtud de la gracia que me ha sido dada, digo a cada uno de vosotros que no piense más alto de sí que lo que debe pensar, sino que piense con buen juicio, según la medida de fe que Dios ha distribuido a cada uno.
4 Pues así como en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función,
5 así nosotros, que somos muchos, somos un cuerpo en Cristo e individualmente miembros los unos de los otros.
6 Pero teniendo dones que difieren, según la gracia que nos ha sido dada, usémoslos: si el de profecía, úsese en proporción a la fe;
7 si el de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza;
8 el que exhorta, en la exhortación; el que da, con liberalidad; el que dirige, con diligencia; el que muestra misericordia, con alegría.
9 El amor sea sin hipocresía; aborreciendo lo malo, aplicándoos a lo bueno.
10 Sed afectuosos unos con otros con amor fraternal; con honra, daos preferencia unos a otros;
11 no seáis perezosos en lo que requiere diligencia; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor,
12 gozándoos en la esperanza, perseverando en el sufrimiento, dedicados a la oración,
13 contribuyendo para las necesidades de los santos, practicando la hospitalidad.
14 Bendecid a los que os persiguen; bendecid, y no maldigáis.
15 Gozaos con los que se gozan y llorad con los que lloran.
16 Tened el mismo sentir unos con otros; no seáis altivos en vuestro pensar, sino condescendiendo con los humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinión.
17 Nunca paguéis a nadie mal por mal. Respetad lo bueno delante de todos los hombres.
18 Si es posible, en cuanto de vosotros dependa, estad en paz con todos los hombres.
19 Amados, nunca os venguéis vosotros mismos, sino dad lugar a la ira de Dios, porque escrito está: Mia es la venganza, yo pagare, dice el Señor.
20 Pero si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; y si tiene sed, dale de beber, porque haciendo esto, carbones encendidos amontonaras sobre su cabeza.
21 No seas vencido por el mal, sino vence con el bien el mal.
Jeremías 51
1 Así dice el Señor: He aquí, levanto contra Babilonia y contra los habitantes de Leb Camay el espíritu de un destructor.
2 Y enviaré extranjeros a Babilonia que la aventarán y vaciarán su tierra; porque estarán contra ella por todos lados el día de su tribulación.
3 Que no entese el entesador su arco, ni se levante con su coraza; no perdonéis a sus jóvenes; entregad a la destrucción todo su ejército.
4 Caerán muertos en la tierra de los caldeos, y traspasados en sus calles.
5 Porque no ha sido abandonado Israel ni Judá por su Dios, el Señor de los ejércitos, aunque su tierra está llena de culpa delante del Santo de Israel.
6 Huid de en medio de Babilonia, y salve cada uno su vida. No perezcáis por su culpa, pues este es el tiempo de la venganza del Señor; El le dará su pago.
7 Copa de oro ha sido Babilonia en la mano del Señor, que embriagaba toda la tierra. De su vino bebieron las naciones; se enloquecieron, por tanto, las naciones.
8 De repente cae Babilonia y se hace pedazos. Gemid por ella, traed bálsamo para su dolor; quizá se cure.
9 Quisimos curar a Babilonia, pero no ha sanado; dejadla, y vayamos cada cual a su tierra, porque ha llegado al cielo su juicio, se ha elevado hasta las nubes.
10 El Señor ha sacado a la luz nuestra justicia; venid y contemos en Sion la obra del Señor nuestro Dios.
11 Afilad las flechas, llenad las aljabas; el Señor ha despertado el espíritu de los reyes de Media, porque su plan contra Babilonia es destruirla; porque esta es la venganza del Señor, la venganza de su templo.
12 Levantad bandera contra los muros de Babilonia; reforzad la guardia, apostad centinelas, preparad emboscadas; porque el Señor ha decidido, y también ejecutará lo que habló acerca de los habitantes de Babilonia.
13 Oh, tú, que moras junto a muchas aguas, rica en tesoros, ha llegado tu fin, el término de tu codicia.
14 El Señor de los ejércitos ha jurado por sí mismo: Ciertamente te llenaré de hombres como langostas, y entonarán contra ti gritos de victoria.
15 El es el que hizo la tierra con su poder, el que estableció el mundo con su sabiduría, y con su inteligencia extendió los cielos.
16 Cuando emite su voz, hay tumulto de aguas en los cielos, y hace subir las nubes desde los confines de la tierra. El produce los relámpagos para la lluvia, y saca el viento de sus depósitos.
17 Toda la humanidad es necia, falta de conocimiento; se avergüenza todo orfebre de sus ídolos, porque sus imágenes fundidas son engaño, y no hay aliento en ellas.
18 Vanidad son, obra ridícula; en el tiempo de su castigo perecerán.
19 No es como estas cosas la porción de Jacob; porque El es el Hacedor de todo, y de la tribu de su heredad; el Señor de los ejércitos es su nombre.
20 El dice: Eres mi maza, mi arma de guerra; contigo destrozaré naciones, contigo destruiré reinos,
21 contigo destrozaré el caballo y a su jinete, contigo destrozaré al carro y al que lo conduce,
22 contigo destrozaré al hombre y a la mujer, contigo destrozaré al viejo y al joven, contigo destrozaré al mancebo y a la virgen,
23 contigo destrozaré al pastor y su rebaño, contigo destrozaré al labrador y su yunta y contigo destrozaré a los gobernadores y a los magistrados.
24 Y pagaré a Babilonia y a todos los habitantes de Caldea todo el mal que han hecho en Sion delante de vuestros ojos —declara el Señor.
25 He aquí, yo estoy contra ti, monte destructor, que destruyes toda la tierra —declara el Señor. Extenderé mi mano contra ti, te haré rodar desde las peñas y te reduciré a monte quemado.
26 Y no tomarán de ti piedra angular, ni piedra para cimientos, pues desolación eterna serás —declara el Señor.
27 Levantad señal en la tierra, tocad trompeta entre las naciones. Reunid las naciones contra ella, convocad contra ella los reinos de Ararat, Mini y Asquenaz; nombrad contra ella capitán, haced subir caballos como langostas erizadas.
28 Reunid a las naciones contra ella, a los reyes de Media, a sus gobernadores, a todos sus magistrados y a toda la tierra de su dominio.
29 La tierra tiembla y se retuerce, porque se cumplen los designios del Señor contra Babilonia de hacer de la tierra de Babilonia una desolación, sin habitantes.
30 Han dejado de luchar los valientes de Babilonia, permanecen en las fortalezas; se han agotado sus fuerzas, se han vuelto como mujeres; han sido incendiadas sus moradas, rotos están sus cerrojos.
31 Un correo corre al encuentro de otro y un mensajero al encuentro de otro, para decirle al rey de Babilonia que su ciudad ha sido tomada de un extremo al otro;
32 también los vados han sido ocupados, y quemados a fuego los juncos, y los guerreros están aterrados.
33 Porque así dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: La hija de Babilonia es como una era al tiempo de ser hollada; dentro de poco, le llegará el tiempo de la siega.
34 Me ha devorado y aplastado Nabucodonosor, rey de Babilonia, me ha dejado como vaso vacío, me ha tragado como un monstruo, ha llenado su estómago de mis delicias, me ha expulsado.
35 Caiga sobre Babilonia la violencia hecha a mí y a mi carne —dirá la moradora de Sion. Caiga mi sangre sobre los habitantes de Caldea —dirá Jerusalén.
36 Por tanto, así dice el Señor: He aquí, yo defenderé tu causa, y ejecutaré tu venganza; secaré su mar y haré que se sequen sus manantiales.
37 Y Babilonia se convertirá en escombros, en guarida de chacales, en objeto de horror y de burla, sin habitantes.
38 A una como leones rugirán, gruñirán como cachorros de león.
39 Cuando entren en calor, les serviré su banquete y los embriagaré, para que se diviertan, duerman un sueño eterno y no despierten —declara el Señor.
40 Los haré bajar como corderos al matadero, como carneros y machos cabríos.
41 ¡Cómo ha sido tomada Sesac, y arrebatada la gloria de toda la tierra! ¡Cómo se ha convertido Babilonia en objeto de horror entre las naciones!
42 El mar ha subido sobre Babilonia; con la multitud de sus olas ha sido cubierta.
43 Sus ciudades se han convertido en desolación, en sequedal y yermo; una tierra en la cual nadie habita, y por la cual ningún hijo de hombre pasa.
44 Y castigaré a Bel en Babilonia, sacaré de su boca lo que se ha tragado, y no afluirán más a él las naciones. Aun la muralla de Babilonia caerá.
45 Salid de en medio de ella, pueblo mío, y salve cada uno su vida del ardor de la ira del Señor.
46 Y que no desmaye vuestro corazón, ni temáis al rumor que se oirá en la tierra; porque el rumor vendrá un año, y después otro rumor en otro año, y habrá violencia en la tierra con gobernante contra gobernante.
47 Por tanto, he aquí, vienen días en que castigaré a los ídolos de Babilonia; será avergonzada toda su tierra, y todos sus muertos caerán en medio de ella.
48 Entonces gritarán de gozo sobre Babilonia el cielo y la tierra y todo lo que en ellos hay, porque del norte vendrán a ella destructores —declara el Señor.
49 Ciertamente caerá Babilonia por los muertos de Israel, como también por Babilonia han caído los muertos de toda la tierra.
50 Los que escapasteis de la espada, partid, no os detengáis; acordaos desde lejos del Señor, y venga Jerusalén a vuestra memoria.
51 Estamos avergonzados porque hemos oído la afrenta; la ignominia ha cubierto nuestros rostros, porque extranjeros han entrado en los santuarios de la casa del Señor.
52 Por tanto, he aquí, vienen días —declara el Señor— en que castigaré a sus ídolos, y por toda su tierra gemirán los heridos de muerte.
53 Aunque Babilonia ascienda a los cielos, y aunque fortifique en lo alto su baluarte[ak], de mi parte llegarán destructores a ella —declara el Señor.
54 ¡Clamor de gritos desde Babilonia, y de gran destrucción de la tierra de los caldeos!
55 Porque el Señor destruirá a Babilonia, y hará desaparecer de ella su gran bullicio. Bramarán sus olas como muchas aguas; resonará el estruendo de sus voces.
56 Porque viene contra ella, contra Babilonia, el destructor, sus valientes serán apresados, quebrados están sus arcos; porque Dios de retribuciones es el Señor, ciertamente dará la paga.
57 Yo embriagaré a sus príncipes y a sus sabios, a sus gobernantes, a sus magistrados y a sus valientes, y dormirán un sueño eterno y no despertarán —declara el Rey cuyo nombre es el Señor de los ejércitos.
58 Así dice el Señor de los ejércitos: La ancha muralla de Babilonia será totalmente arrasada, y sus altas puertas quemadas; los pueblos habrán trabajado en vano, y las naciones sólo para el fuego se habrán fatigado.
59 Mensaje que el profeta Jeremías mandó a Seraías, hijo de Nerías, hijo de Maasías, cuando fue con Sedequías, rey de Judá, a Babilonia en el año cuarto de su reinado. (Seraías era jefe de abastecimientos.)
60 Escribió, pues, Jeremías en un solo rollo toda la calamidad que había de venir sobre Babilonia, es decir, todas estas palabras que han sido escritas acerca de Babilonia.
61 Y Jeremías dijo a Seraías: Tan pronto llegues a Babilonia, lee en voz alta todas estas palabras,
62 y di: “Oh Señor, tú has hablado acerca de este lugar, de destruirlo hasta que no quede morador en ella, ya sea hombre o animal, sino que desolación eterna será.”
63 Y tan pronto termines de leer este rollo, le atarás una piedra y lo arrojarás en medio del Eufrates,
64 y dirás: “Así se hundirá Babilonia y no se levantará más, por la calamidad que traeré sobre ella; extenuados sucumbirán.” Hasta aquí las palabras de Jeremías.
Acompañe la lectura del 233° día ingresando aquí.
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