Conocer la Biblia es muy importane para todos nosotros, especialmente en los momentos más difíciles de nuestra vida, porque Dios habla con nosotros por medio de Su Palabra. El Espíritu Santo nos conduce, nos orienta, y cuando pasamos por tribulaciones, Él nos hace recordar lo que está escrito en la Biblia, una Palabra de Dios que nos conforte. Pero solo la recordaremos si la conocemos.
Por eso, elaboramos un plan para que usted lea la Biblia en 1 año. Si usted todavía no comenzó, haga clic aquí y empiece ahora, no lo deje para mañana. Usted verá cómo se transformará su vida.
Si usted ya está en este propósito, acompañe la lectura de hoy:
1° Samuel 18
1 Y aconteció que cuando él acabó de hablar con Saúl, el alma de Jonatán quedó ligada al alma de David, y Jonatán lo amó como a sí mismo.
2 Y Saúl lo tomó aquel día y no lo dejó volver a casa de su padre.
3 Entonces Jonatán hizo un pacto con David, porque lo amaba como a sí mismo.
4 Jonatán se quitó el manto que llevaba puesto y se lo dio a David con sus ropas militares, incluyendo su espada, su arco y su cinturón.
5 Y salía David adondequiera que Saúl le enviaba, y prosperaba; y Saúl lo puso sobre hombres de guerra. Y esto fue agradable a los ojos de todo el pueblo y también a los ojos de los siervos de Saúl.
6 Y aconteció que cuando regresaban, al volver David de matar al filisteo, las mujeres de todas las ciudades de Israel salían cantando y danzando al encuentro del rey Saúl, con panderos, con cánticos de júbilo y con instrumentos musicales.
7 Las mujeres cantaban mientras tocaban, y decían: Saúl ha matado a sus miles, y David a sus diez miles.
8 Entonces Saúl se enfureció, pues este dicho le desagradó, y dijo: Han atribuido a David diez miles, pero a mí me han atribuido miles. ¿Y qué más le falta sino el reino?
9 De aquel día en adelante Saúl miró a David con recelo.
10 Y aconteció al día siguiente que un espíritu malo de parte de Dios se apoderó de Saúl, y éste deliraba en medio de la casa, mientras David tocaba el arpa con su mano como de costumbre. Saúl tenía la lanza en la mano,
11 y arrojó Saúl la lanza, pues se dijo: Clavaré a David en la pared. Pero David lo evadió dos veces.
12 Mas Saúl temía a David, porque el Señor estaba con él y se había apartado de Saúl.
13 Por tanto, Saúl lo alejó de su presencia nombrándolo comandante de mil hombres; y salía y entraba al frente de la tropa.
14 Y David prosperaba en todos sus caminos, pues el Señor estaba con él.
15 Cuando Saúl vio que él prosperaba mucho, le tuvo terror.
16 Pero todo Israel y Judá amaba a David, porque él salía y entraba delante de ellos.
17 Entonces Saúl dijo a David: He aquí, Merab, mi hija mayor; te la daré por mujer, con tal que me seas hombre valiente y pelees las batallas del Señor. Porque Saúl se decía: No será mi mano contra él, sino sea contra él la mano de los filisteos.
18 Pero David respondió a Saúl: ¿Quién soy yo, o qué es mi vida, o quién es la familia de mi padre en Israel, para que yo sea yerno del rey?
19 Y aconteció que llegado el tiempo en que Merab, hija de Saúl, debía ser dada a David, ésta fue dada por mujer a Adriel el meholatita.
20 Y Mical, otra hija de Saúl, amaba a David. Cuando se lo informaron a Saúl, el asunto le agradó.
21 Y Saúl se dijo: Se la daré para que le sirva de lazo y para que la mano de los filisteos sea contra él. Saúl, pues, dijo a David por segunda vez: Serás mi yerno hoy.
22 Entonces Saúl ordenó a sus siervos: Hablad en secreto a David, diciendo: “He aquí, el rey se deleita en ti y todos sus siervos te aman; ahora pues, sé yerno del rey.”
23 Y los siervos de Saúl hablaron estas palabras a oídos de David. Pero David dijo: ¿Os parece poca cosa llegar a ser yerno del rey, siendo yo un hombre pobre y de poca estima?
24 Y los siervos de Saúl le informaron conforme a estas palabras que David había hablado.
25 Entonces Saúl dijo: Así diréis a David: “El rey no desea dote alguna, sino cien prepucios de los filisteos, para tomar venganza de los enemigos del rey.” Pero Saúl pensaba hacer caer a David por mano de los filisteos.
26 Cuando sus siervos contaron a David estas palabras, agradó a David llegar a ser yerno del rey. Y antes que el plazo se cumpliera,
27 se levantó David y se fue con sus hombres, y mató a doscientos hombres de entre los filisteos. Entonces David trajo sus prepucios y se los dio todos al rey a fin de ser yerno del rey. Y Saúl le dio a su hija Mical por mujer.
28 Cuando Saúl vio y comprendió que el Señor estaba con David, y que Mical, hija de Saúl, lo amaba,
29 temió Saúl aún más a David. Y Saúl fue siempre enemigo de David.
30 Y salían los jefes de los filisteos a campaña, y sucedía que cada vez que salían, David se comportaba con más sabiduría que todos los siervos de Saúl, por lo cual su nombre era muy estimado.
Romanos 16
1 Os recomiendo a nuestra hermana Febe, diaconisa de la iglesia en Cencrea;
2 que la recibáis en el Señor de una manera digna de los santos, y que la ayudéis en cualquier asunto en que ella necesite de vosotros, porque ella también ha ayudado a muchos y aun a mí mismo.
3 Saludad a Priscila y a Aquila, mis colaboradores en Cristo Jesús,
4 los cuales expusieron su vida por mí, a quienes no sólo yo doy gracias, sino también todas las iglesias de los gentiles.
5 Saludad también a la iglesia que está en su casa. Saludad a mi querido hermano Epeneto, que es el primer convertido a Cristo en Asia.
6 Saludad a María, que ha trabajado mucho por vosotros.
7 Saludad a Andrónico y a Junias, mis parientes y compañeros de prisión, que se destacan entre los apóstoles y quienes también vinieron a Cristo antes que yo.
8 Saludad a Amplias, mi querido hermano en el Señor.
9 Saludad a Urbano, nuestro colaborador en Cristo, y a mi querido hermano Estaquis.
10 Saludad a Apeles, el aprobado en Cristo. Saludad a los de la casa de Aristóbulo.
11 Saludad a Herodión, mi pariente. Saludad a los de la casa de Narciso, que son del Señor.
12 Saludad a Trifena y a Trifosa, obreras del Señor. Saludad a la querida hermana Pérsida, que ha trabajado mucho en el Señor.
13 Saludad a Rufo, escogido en el Señor, también a su madre y mía.
14 Saludad a Asíncrito, a Flegonte, a Hermes, a Patrobas, a Hermas y a los hermanos con ellos.
15 Saludad a Filólogo y a Julia, a Nereo y a su hermana, y a Olimpas y a todos los santos que están con ellos.
16 Saludaos los unos a los otros con un beso santo. Todas las iglesias de Cristo os saludan.
17 Y os ruego, hermanos, que vigiléis a los que causan disensiones y tropiezos contra las enseñanzas que vosotros aprendisteis, y que os apartéis de ellos.
18 Porque los tales son esclavos, no de Cristo nuestro Señor, sino de sus propios apetitos, y por medio de palabras suaves y lisonjeras engañan los corazones de los ingenuos.
19 Porque la noticia de vuestra obediencia se ha extendido a todos; por tanto, me regocijo por vosotros, pero quiero que seáis sabios para lo bueno e inocentes para lo malo.
20 Y el Dios de paz aplastará pronto a Satanás debajo de vuestros pies. La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vosotros.
21 Timoteo, mi colaborador, os saluda, y también Lucio, Jasón y Sosípater, mis parientes.
22 Yo, Tercio, que escribo esta carta, os saludo en el Señor.
23 Gayo, hospedador mío y de toda la iglesia, os saluda. Erasto, el tesorero de la ciudad, os saluda, y el hermano Cuarto.
24 La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén.
25 Y a aquel que es poderoso para afirmaros conforme a mi evangelio y a la predicación de Jesucristo, según la revelación del misterio que ha sido mantenido en secreto durante siglos sin fin,
26 pero que ahora ha sido manifestado, y por las Escrituras de los profetas, conforme al mandamiento del Dios eterno, se ha dado a conocer a todas las naciones para guiarlas a la obediencia de la fe,
27 al único y sabio Dios, por medio de Jesucristo, sea la gloria para siempre. Amén.
Lamentaciones 3
1 Yo soy el hombre que ha visto la aflicción bajo la vara de su furor.
2 El me ha llevado y me ha hecho andar en tinieblas y no en luz.
3 Ciertamente contra mí ha vuelto y revuelto su mano todo el día.
4 Ha hecho que se consuman mi carne y mi piel, ha quebrado mis huesos.
5 Me ha sitiado y rodeado de amargura y de fatiga.
6 En lugares tenebrosos me ha hecho morar, como los que han muerto hace tiempo.
7 Con muro me ha cercado y no puedo salir, ha hecho pesadas mis cadenas.
8 Aun cuando clamo y pido auxilio, El cierra el paso a mi oración.
9 Ha cerrado mis caminos con piedra labrada, ha hecho tortuosos mis senderos.
10 El es para mí como oso en acecho, como león en lugares ocultos.
11 Ha desviado mis caminos y me ha destrozado, me ha dejado desolado.
12 Ha entesado su arco y me ha puesto como blanco de la flecha.
13 Hizo que penetraran en mis entrañas las flechas de su aljaba.
14 He venido a ser objeto de burla de todo mi pueblo, su copla todo el día.
15 El me ha llenado de amargura, me ha embriagado con ajenjo.
16 Ha quebrado con guijarro mis dientes, ha hecho que me revuelque en el polvo.
17 Y mi alma ha sido privada de la paz, he olvidado la felicidad.
18 Digo, pues: Ha perecido mi vigor, y mi esperanza que venía del Señor.
19 Acuérdate de mi aflicción y de mi vagar, del ajenjo y de la amargura.
20 Ciertamente lo recuerda y se abate mi alma dentro de mí.
21 Esto traigo a mi corazón, por esto tengo esperanza:
22 Que las misericordias del Señor jamás terminan, pues nunca fallan sus bondades;
23 son nuevas cada mañana; ¡grande es tu fidelidad!
24 El Señor es mi porción —dice mi alma— por eso en El espero.
25 Bueno es el Señor para los que en El esperan, para el alma que le busca.
26 Bueno es esperar en silencio la salvación del Señor.
27 Bueno es para el hombre llevar el yugo en su juventud.
28 Que se siente solo y en silencio ya que El se lo ha impuesto;
29 que ponga su boca en el polvo, quizá haya esperanza;
30 que dé la mejilla al que lo hiere; que se sacie de oprobios.
31 Porque no rechaza para siempre el Señor,
32 antes bien, si aflige, también se compadecerá según su gran misericordia.
33 Porque El no castiga por gusto, ni aflige a los hijos de los hombres.
34 Aplastar bajo los pies a todos los prisioneros de un país,
35 privar del derecho a un hombre en presencia del Altísimo,
36 defraudar a un hombre en su litigio: estas cosas no aprueba el Señor.
37 ¿Quién es aquel que habla y así sucede, a menos que el Señor lo haya ordenado?
38 ¿No salen de la boca del Altísimo tanto el mal como el bien?
39 ¿Por qué ha de quejarse el ser viviente? ¡Sea valiente frente a sus pecados!
40 Examinemos nuestros caminos y escudriñémoslos, y volvamos al Señor;
41 alcemos nuestro corazón en nuestras manos hacia Dios en los cielos.
42 Nosotros hemos transgredido y nos hemos rebelado; tú no has perdonado.
43 Te has cubierto de ira y nos has perseguido; has matado y no has perdonado.
44 Te has cubierto de una nube para que no pase la oración.
45 Basura y escoria nos has hecho en medio de los pueblos.
46 Han abierto su boca contra nosotros todos nuestros enemigos.
47 Terror y foso nos han sobrevenido, desolación y destrucción.
48 Arroyos de agua derraman mis ojos a causa de la destrucción de la hija de mi pueblo.
49 Mis ojos fluyen sin cesar, ya que no hay descanso
50 hasta que mire y vea el Señor desde los cielos.
51 Mis ojos causan dolor a mi alma por todas las hijas de mi ciudad.
52 Constantemente me han dado caza como a un ave mis enemigos, sin haber causa;
53 silenciaron mi vida en la fosa, pusieron piedra sobre mí.
54 Cubrieron las aguas mi cabeza, dije: ¡Estoy perdido!
55 Invoqué tu nombre, oh Señor, desde la fosa más profunda.
56 Tú oíste mi voz: No escondas tu oído a mi clamor, a mi grito de auxilio.
57 Te acercaste el día que te invoqué, dijiste: No temas.
58 Tú has defendido, oh Señor, la causa de mi alma, tú has redimido mi vida.
59 Tú has visto, oh Señor, mi opresión, juzga mi causa.
60 Has visto toda su venganza, todas sus tramas contra mí.
61 Has oído sus oprobios, oh Señor, todas sus tramas contra mí;
62 los labios de mis agresores y sus murmuraciones están contra mí todo el día.
63 Se sienten o se levanten, míralos, yo soy el objeto de su copla.
64 Tú les darás su pago, oh Señor, conforme a la obra de sus manos.
65 Les darás dureza de corazón, tu maldición será sobre ellos.
66 Los perseguirás con ira y los destruirás de debajo de los cielos del Señor.
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