Conocer la Biblia es muy importane para todos nosotros, especialmente en los momentos más difíciles de nuestra vida, porque Dios habla con nosotros por medio de Su Palabra. El Espíritu Santo nos conduce, nos orienta, y cuando pasamos por tribulaciones, Él nos hace recordar lo que está escrito en la Biblia, una Palabra de Dios que nos conforte. Pero solo la recordaremos si la conocemos.
Por eso, elaboramos un plan para que usted lea la Biblia en 1 año. Si usted todavía no comenzó, haga clic aquí y empiece ahora, no lo deje para mañana. Usted verá cómo se transformará su vida.
Si usted ya está en este propósito, acompañe la lectura de hoy:
2° Samuel 6
1 Volvió David a reunir a todos los hombres escogidos de Israel, treinta mil.
2 Y David se levantó y fue con todo el pueblo que estaba con él a Baala de Judá, para hacer subir desde allí el arca de Dios, la cual es llamada por el Nombre, el nombre del Señor de los ejércitos, que está sobre los querubines.
3 Pusieron el arca de Dios sobre un carro nuevo, para que la pudieran llevar de la casa de Abinadab que estaba en la colina. Uza y Ahío, hijos de Abinadab, guiaban el carro nuevo.
4 Y lo llevaron con el arca de Dios de la casa de Abinadab que estaba en la colina, y Ahío iba delante del arca.
5 David y toda la casa de Israel se regocijaban delante del Señor con toda clase de instrumentos hechos de madera de abeto, y con liras, arpas, panderos, castañuelas y címbalos.
6 Pero cuando llegaron a la era de Nacón, Uza extendió la mano hacia el arca de Dios, y la sostuvo porque los bueyes casi la volcaron.
7 Y se encendió la ira del Señor contra Uza, y Dios lo hirió allí por su irreverencia; y allí murió junto al arca de Dios.
8 Entonces David se enojó porque el Señor había estallado en ira contra Uza, y llamó aquel lugar Pérez-uza hasta el día de hoy.
9 David tuvo temor del Señor aquel día, y dijo: ¿Cómo podrá venir a mí el arca del Señor?
10 Y David no quiso trasladar el arca del Señor con él a la ciudad de David, sino que la hizo llevar a la casa de Obed-edom geteo.
11 Por tres meses permaneció el arca del Señor en la casa de Obed-edom geteo; y bendijo el Señor a Obed-edom y a toda su casa.
12 Y se dio aviso al rey David, diciéndole: El Señor ha bendecido la casa de Obed-edom y todo lo que le pertenece a causa del arca de Dios. Entonces David fue, y con alegría hizo subir el arca de Dios de la casa de Obed-edom a la ciudad de David.
13 Y sucedió que cuando los portadores del arca del Señor habían andado seis pasos, él sacrificó un buey y un carnero cebado.
14 David danzaba con toda su fuerza delante del Señor, y estaba vestido con un efod de lino.
15 David y toda la casa de Israel hacían subir el arca del Señor con aclamación y sonido de trompeta.
16 Sucedió que cuando el arca del Señor entraba a la ciudad de David, Mical, hija de Saúl, miró desde la ventana y vio al rey David saltando y danzando delante del Señor, y lo menospreció en su corazón.
17 Metieron el arca del Señor y la colocaron en su lugar dentro de la tienda que David había levantado para ella, y David ofreció holocaustos y ofrendas de paz delante del Señor.
18 Cuando David terminó de ofrecer el holocausto y las ofrendas de paz, bendijo al pueblo en el nombre del Señor de los ejércitos.
19 Después repartió a todo el pueblo, a toda la multitud de Israel, tanto a hombres como a mujeres, una torta de pan, una de dátiles y una de pasas a cada uno. Entonces todo el pueblo se fue, cada uno a su casa.
20 Pero al regresar David para bendecir su casa, Mical, hija de Saúl, salió al encuentro de David, y le dijo: ¡Cómo se ha distinguido hoy el rey de Israel! Se descubrió hoy ante los ojos de las criadas de sus siervos, como se descubriría sin decoro un insensato.
21 Y David dijo a Mical: Eso fue delante del Señor que me escogió en preferencia a tu padre y a toda su casa para constituirme por príncipe sobre el pueblo del Señor, sobre Israel. Por tanto, lo celebraré delante del Señor.
22 Y aún seré menos estimado que esto, y seré humillado ante mis propios ojos, pero con las criadas de quienes has hablado, ante ellas seré honrado. 23 Y Mical, hija de Saúl, no tuvo hijos hasta el día de su muerte.
1° Corintios 16
1 Ahora bien, en cuanto a la ofrenda para los santos, haced vosotros también como instruí a las iglesias de Galacia.
2 Que el primer día de la semana, cada uno de vosotros aparte y guarde según haya prosperado, para que cuando yo vaya no se recojan entonces ofrendas.
3 Y cuando yo llegue, enviaré con cartas a quienes vosotros hayáis designado, para que lleven vuestra contribución a Jerusalén.
4 Y si es conveniente que yo también vaya, irán conmigo.
5 Iré a vosotros cuando haya pasado por Macedonia (pues voy a pasar por Macedonia),
6 y tal vez me quede con vosotros, o aun pase allí el invierno, para que me encaminéis adonde haya de ir.
7 Pues no deseo veros ahora sólo de paso, porque espero permanecer con vosotros por algún tiempo, si el Señor me lo permite.
8 Pero me quedaré en Efeso hasta Pentecostés;
9 porque se me ha abierto una puerta grande para el servicio eficaz, y hay muchos adversarios.
10 Si llega Timoteo, ved que esté con vosotros sin temor, pues él hace la obra del Señor como también yo.
11 Por tanto, nadie lo desprecie. Más bien, enviadlo en paz para que venga a mí, porque lo espero con los hermanos.
12 En cuanto a nuestro hermano Apolos, mucho lo animé a que fuera a vosotros con los hermanos, pero de ninguna manera tuvo el deseo de ir ahora; sin embargo, irá cuando tenga oportunidad.
13 Estad alerta, permaneced firmes en la fe, portaos varonilmente, sed fuertes.
14 Todas vuestras cosas sean hechas con amor.
15 Os exhorto, hermanos (ya conocéis a los de la casa de Estéfanas, que fueron los primeros convertidos de Acaya, y que se han dedicado al servicio de los santos),
16 que también vosotros estéis en sujeción a los que son como ellos, y a todo el que ayuda en la obra y trabaja.
17 Y me regocijo por la venida de Estéfanas, de Fortunato y de Acaico, pues ellos han suplido lo que faltaba de vuestra parte.
18 Porque ellos han recreado mi espíritu y el vuestro. Por tanto, reconoced a tales personas.
19 Las iglesias de Asia os saludan. Aquila y Priscila, con la iglesia que está en su casa, os saludan muy afectuosamente en el Señor.
20 Todos los hermanos os saludan. Saludaos los unos a los otros con beso santo.
21 Este saludo es de mi puño y letra—Pablo.
22 Si alguno no ama al Señor, que sea anatema. ¡Maranata!
23 La gracia del Señor Jesús sea con vosotros.
24 Mi amor sea con todos vosotros en Cristo Jesús. Amén.
Ezequiel 14
1 Entonces vinieron a mí algunos de los ancianos de Israel y se sentaron delante de mí.
2 Y vino a mí la palabra del Señor, diciendo:
3 Hijo de hombre, estos hombres han erigido sus ídolos en su corazón, y han puesto delante de su rostro lo que los hace caer en su iniquidad. ¿Me dejaré yo consultar por ellos?
4 Por tanto, háblales y diles: “Así dice el Señor Dios: ‘Cualquier hombre de la casa de Israel que erija sus ídolos en su corazón, y que ponga delante de su rostro lo que lo hace caer en su iniquidad, y después venga al profeta, yo, el Señor, le responderé entonces de acuerdo con la multitud de sus ídolos,
5 a fin de alcanzar a la casa de Israel en sus corazones, que están apartados de mí a causa de todos sus ídolos.’”
6 Por tanto, di a la casa de Israel: “Así dice el Señor Dios: ‘Arrepentíos y apartaos de vuestros ídolos, y de todas vuestras abominaciones apartad vuestros rostros.
7 ‘Porque a cualquiera de la casa de Israel, o de los forasteros que residen en Israel, que se aleje de mí y erija sus ídolos en su corazón, que ponga delante de su rostro lo que lo hace caer en su iniquidad, y después venga al profeta para consultarme por medio de él, yo, el Señor, le responderé por mí mismo.
8 ‘Y pondré mi rostro contra ese hombre, haré de él señal y proverbio, y lo cortaré de en medio de mi pueblo; y sabréis que yo soy el Señor.
9 ‘Pero si el profeta se deja engañar y dice algo, soy yo, el Señor, el que he engañado a ese profeta, y extenderé mi mano contra él y lo exterminaré de en medio de mi pueblo Israel.
10 ‘Llevarán ambos el castigo de su iniquidad; como la iniquidad del que consulta será la iniquidad del profeta,
11 a fin de que la casa de Israel no se desvíe más de mí ni se contamine más con todas sus transgresiones. Y ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios’” —declara el Señor Dios.
12 Entonces vino a mí la palabra del Señor, diciendo:
13 Hijo de hombre, si un país peca contra mí cometiendo infidelidad, y yo extiendo mi mano contra él, destruyo su provisión de pan y envío hambre contra él y corto de él hombres y animales,
14 y aunque estos tres hombres, Noé, Daniel y Job, estuvieran en medio de ese país, ellos, por su justicia, sólo se salvarían a sí mismos —declara el Señor Dios.
15 Si yo hiciera pasar por la tierra fieras y ellas la despoblaran, y se volviera desolada sin que nadie pasara por ella a causa de las fieras,
16 aunque estos tres hombres estuvieran en medio de ella, vivo yo —declara el Señor Dios—, ni a sus hijos ni a sus hijas podrían salvar; sólo ellos se salvarían, pero el país quedaría desolado.
17 O si yo trajera la espada contra ese país, y dijera: “Pase la espada por el país”, y corto de él hombres y animales,
18 y estos tres hombres estuvieran en medio de él, vivo yo —declara el Señor Dios—, que no podrían salvar ni a sus hijos ni a sus hijas; sino que sólo ellos se salvarían.
19 O si yo enviara una plaga contra ese país y derramara mi furor sobre él con sangre, para cortar de él hombres y animales,
20 aunque Noé, Daniel y Job estuvieran en medio de él, vivo yo —declara el Señor Dios—, que ni a su hijo ni a su hija podrían salvar; ellos, por su justicia, sólo se salvarían a sí mismos.
21 Porque así dice el Señor Dios: ¡Cuánto más cuando yo envíe mis cuatro terribles juicios contra Jerusalén: espada, hambre, fieras y plaga para cortar de ella hombres y animales!
22 Sin embargo, he aquí, en ella quedarán sobrevivientes, hijos e hijas que serán sacados. He aquí, saldrán hacia vosotros y veréis su conducta y sus obras; entonces seréis consolados de la calamidad que he traído contra Jerusalén, de todo lo que he traído sobre ella.
23 Y ellos os consolarán cuando veáis sus caminos y sus obras, y sabréis que no he hecho en vano lo que hice en ella —declara el Señor Dios.
Acompañe la lectura del 253° día ingresando aquí.
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