Conocer la Biblia es muy importane para todos nosotros, especialmente en los momentos más difíciles de nuestra vida, porque Dios habla con nosotros por medio de Su Palabra. El Espíritu Santo nos conduce, nos orienta, y cuando pasamos por tribulaciones, Él nos hace recordar lo que está escrito en la Biblia, una Palabra de Dios que nos conforte. Pero solo la recordaremos si la conocemos.
Por eso, elaboramos un plan para que usted lea la Biblia en 1 año. Si usted todavía no comenzó, haga clic aquí y empiece ahora, no lo deje para mañana. Usted verá cómo se transformará su vida.
Si usted ya está en este propósito, acompañe la lectura de hoy:
1° Reyes 4
1 El rey Salomón fue, pues, rey sobre todo Israel.
2 Y estos eran sus oficiales: Azarías, hijo de Sadoc, era el sacerdote;
3 Elihoref y Ahías, hijos de Sisa, eran secretarios; Josafat, hijo de Ahilud, era el cronista;
4 Benaía, hijo de Joiada, estaba sobre el ejército; y Sadoc y Abiatar eran sacerdotes;
5 Azarías, hijo de Natán, estaba sobre los oficiales; y Zabud, hijo de Natán, un sacerdote, era amigo del rey;
6 Ahisar, era el mayordomo; y Adoniram, hijo de Abda, estaba sobre los hombres sujetos a trabajos forzados.
7 Salomón tenía doce oficiales sobre todo Israel, los cuales abastecían al rey y a su casa. Cada uno tenía que hacerlo un mes en el año.
8 Y estos son sus nombres: Ben-hur, en la región montañosa de Efraín;
9 Ben-decar en Macaz, en Saalbim, en Bet-semes y en Elón-bet-hanán;
10 Ben-hesed en Arubot (de él eran Soco y toda la tierra de Hefer);
11 Ben-abinadab, en toda la altura de Dor (Tafat, hija de Salomón, era su mujer);
12 Baana, hijo de Ahilud, en Taanac y Meguido y todo Bet-seán, que está junto a Saretán, más abajo de Jezreel, desde Bet-seán hasta Abel-mehola, hasta el otro lado de Jocmeam;
13 Ben-geber en Ramot de Galaad (las aldeas de Jair, hijo de Manasés, que están en Galaad eran de él: la región de Argob que está en Basán, sesenta grandes ciudades con muros y cerrojos de bronce eran de él);
14 Ahinadab, hijo de Iddo, en Mahanaim;
15 Ahimaas en Neftalí (también se casó con Basemat, hija de Salomón);
16 Baana, hijo de Husai, en Aser y Bealot;
17 Josafat, hijo de Parúa, en Isacar;
18 Simei, hijo de Ela, en Benjamín;
19 Geber, hijo de Uri, en la tierra de Galaad, la región de Sehón, rey de los amorreos, y de Og, rey de Basán; él era el único gobernador que estaba en aquella tierra.
20 Judá e Israel eran tan numerosos como la arena que está en abundancia a la orilla del mar; comían, bebían y se alegraban.
21 Salomón gobernaba todos los reinos desde el Río hasta la tierra de los filisteos y hasta la frontera de Egipto; ellos trajeron tributo y sirvieron a Salomón todos los días de su vida.
22 La provisión de Salomón para un día era de treinta coros de flor de harina y sesenta coros de harina,
23 diez bueyes cebados, veinte bueyes de pasto y cien ovejas, sin contar los ciervos, gacelas, corzos y aves cebadas.
24 Porque él tenía señorío sobre todo el occidente del Río, desde Tifsa hasta Gaza, sobre todos los reyes al occidente del Río; y tuvo paz por todos lados a su alrededor.
25 Y Judá e Israel vivieron seguros, cada uno bajo su parra y bajo su higuera, desde Dan hasta Beerseba, todos los días de Salomón.
26 Salomón tenía cuarenta mil establos de caballos para sus carros y doce mil jinetes.
27 Y los gobernadores abastecían, cada uno un mes, al rey Salomón y a todos los que venían a la mesa del rey Salomón; no dejaban que faltara nada.
28 También llevaban, cada uno según su obligación, cebada y paja para los caballos de tiro y los corceles al lugar donde debieran estar.
29 Dios dio a Salomón sabiduría, gran discernimiento y amplitud de corazón como la arena que está a la orilla del mar.
30 Y la sabiduría de Salomón sobrepasó la sabiduría de todos los hijos del oriente y toda la sabiduría de Egipto.
31 Porque era más sabio que todos los hombres, más que Etán ezraíta, Hemán, Calcol y Darda, hijos de Mahol; y su fama fue conocida por todas las naciones de alrededor.
32 También pronunció tres mil proverbios, y sus cantares fueron mil cinco.
33 Disertó sobre los árboles, desde el cedro que está en el Líbano hasta el hisopo que crece en la pared; también habló de ganados, aves, reptiles y peces.
34 Y venían de todos los pueblos para oír la sabiduría de Salomón, de parte de todos los reyes de la tierra que habían oído de su sabiduría.
1° Reyes 5
1 Hiram, rey de Tiro, envió sus siervos a Salomón, cuando oyó que lo habían ungido rey en lugar de su padre, pues Hiram siempre había sido amigo de David.
2 Entonces Salomón envió palabra a Hiram, diciendo:
3 Tú sabes que mi padre David no pudo edificar una casa al nombre del Señor su Dios a causa de las guerras en que se vio envuelto, hasta que el Señor puso a sus enemigos bajo las plantas de sus pies.
4 Mas ahora el Señor mi Dios me ha dado paz por todas partes; no hay adversario ni calamidad.
5 Y he aquí, pienso edificar una casa al nombre del Señor mi Dios, como el Señor habló a mi padre David, diciendo: “Tu hijo, a quien pondré sobre el trono en tu lugar, él edificará la casa a mi nombre.”
6 Ahora pues, ordena que me corten cedros del Líbano, y mis siervos estarán con tus siervos; y te daré salarios para tus siervos conforme a todo lo que tú digas, pues sabes que no hay nadie entre nosotros que sepa labrar madera como los sidonios.
7 Y sucedió que cuando Hiram oyó las palabras de Salomón, se alegró mucho y dijo: Bendito sea hoy el Señor, que ha dado a David un hijo sabio sobre este pueblo tan numeroso.
8 Y envió Hiram respuesta a Salomón, diciendo: He oído el mensaje que me enviaste; haré lo que tú quieras en cuanto a las maderas de cedro y de ciprés.
9 Mis siervos las bajarán desde el Líbano hasta el mar; y haré de ellas balsas para ir por mar hasta el lugar adonde me indiques, y allí haré que las desaten y tú te las llevarás. Entonces cumplirás mi deseo dando alimento a mi casa.
10 Dio, pues, Hiram a Salomón todo lo que deseaba de las maderas de cedro y de ciprés.
11 Y Salomón daba a Hiram veinte mil coros de trigo como alimento para su casa, y veinte coros de aceite batido; esto daba Salomón a Hiram año tras año.
12 El Señor dio sabiduría a Salomón, tal como le había prometido, y hubo paz entre Hiram y Salomón, y los dos hicieron un pacto.
13 El rey Salomón impuso una leva a todo Israel, y la leva fue de treinta mil hombres.
14 Y los envió al Líbano, en relevos de diez mil cada mes; y se quedaban un mes en el Líbano y dos meses en su casa. Y Adoniram estaba al frente de la leva.
15 Salomón tenía setenta mil hombres que llevaban las cargas, y ochenta mil canteros en las montañas,
16 además de los tres mil trescientos oficiales de Salomón que estaban al frente de la obra y que gobernaban la gente que hacía el trabajo.
17 Entonces el rey dio órdenes, y sacaron grandes piedras, piedras costosas, para echar los cimientos de la casa con piedras labradas.
18 Y los constructores de Salomón, los constructores de Hiram y los giblitas cortaron y prepararon las maderas y las piedras para edificar la casa.
Efesios 2
1 Y El os dio vida a vosotros, que estabais muertos en vuestros delitos y pecados,
2 en los cuales anduvisteis en otro tiempo según la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia,
3 entre los cuales también todos nosotros en otro tiempo vivíamos en las pasiones de nuestra carne, satisfaciendo los deseos de la carne y de la mente, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.
4 Pero Dios, que es rico en misericordia, por causa del gran amor con que nos amó,
5 aun cuando estábamos muertos en nuestros delitos, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia habéis sido salvados),
6 y con El nos resucitó, y con El nos sentó en los lugares celestiales en Cristo Jesús,
7 a fin de poder mostrar en los siglos venideros las sobreabundantes riquezas de su gracia por su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.
8 Porque por gracia habéis sido salvados por medio de la fe, y esto no de vosotros, sino que es don de Dios;
9 no por obras, para que nadie se gloríe.
10 Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para hacer buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas.
11 Recordad, pues, que en otro tiempo vosotros los gentiles en la carne, llamados incircuncisión por la tal llamada circuncisión, hecha por manos en la carne,
12 recordad que en ese tiempo estabais separados de Cristo, excluidos de la ciudadanía de Israel, extraños a los pactos de la promesa, sin tener esperanza, y sin Dios en el mundo.
13 Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros, que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido acercados por la sangre de Cristo.
14 Porque El mismo es nuestra paz, quien de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación,
15 aboliendo en su carne la enemistad, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un nuevo hombre, estableciendo así la paz,
16 y para reconciliar con Dios a los dos en un cuerpo por medio de la cruz, habiendo dado muerte en ella a la enemistad.
17 Y vino y anuncio paz a vosotros que estabais lejos, y paz a los que estaban cerca;
18 porque por medio de El los unos y los otros tenemos nuestra entrada al Padre en un mismo Espíritu.
19 Así pues, ya no sois extraños ni extranjeros, sino que sois conciudadanos de los santos y sois de la familia de Dios,
20 edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo Cristo Jesús mismo la piedra angular,
21 en quien todo el edificio, bien ajustado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor,
22 en quien también vosotros sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu.
Ezequiel 35
1 Y vino a mí la palabra del Señor, diciendo:
2 Hijo de hombre, pon tu rostro hacia el monte Seir, y profetiza contra él,
3 y dile: “Así dice el Señor Dios: ‘He aquí, estoy contra ti, monte Seir, extenderé mi mano contra ti, y te convertiré en desolación y en soledad.
4 ‘Dejaré en ruinas tus ciudades, y serás convertida en desolación; y sabrás que yo soy el Señor.
5 ‘Por cuanto tuviste enemistad perpetua y entregaste a los hijos de Israel al poder de la espada en el tiempo de su calamidad, en el tiempo del castigo final,
6 por tanto, vivo yo —declara el Señor Dios—, que a sangre te entregaré y la sangre te perseguirá; ya que no has odiado el derramamiento de sangre, la sangre te perseguirá.
7 ‘Haré del monte Seir desierto y desolación, y cortaré de él al que vaya y al que venga.
8 ‘Y llenaré sus montes de sus muertos; en tus collados y en tus valles y en todas tus barrancas caerán los muertos a espada.
9 ‘Te haré desolación perpetua, y tus ciudades no serán habitadas; y sabréis que yo soy el Señor.
10 ‘Por cuanto has dicho: “Las dos naciones y las dos tierras serán mías, y las poseeremos”, aunque el Señor estaba allí.
11 ‘Por tanto, vivo yo’ —declara el Señor Dios—, ‘haré contigo conforme a tu ira y conforme al celo que mostraste a causa de tu odio contra ellos, y me haré conocer entre ellos cuando te juzgue.
12 ‘Entonces sabrás que yo, el Señor, he oído todas las injurias que has hablado contra los montes de Israel, diciendo: “Están desolados; nos han sido dados para alimento.”
13 ‘Con arrogancia habéis hablado contra mí y habéis multiplicado vuestras palabras contra mí; yo lo he oído.’
14 “Así dice el Señor Dios: ‘Para alegría de toda la tierra, yo haré de ti una desolación.
15 ‘Como te alegraste sobre la heredad de la casa de Israel porque fue asolada, así te haré yo a ti. Serás una desolación, monte Seir, y todo Edom, todo él; y sabrán que yo soy el Señor.’”
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