Conocer la Biblia es muy importane para todos nosotros, especialmente en los momentos más difíciles de nuestra vida, porque Dios habla con nosotros por medio de Su Palabra. El Espíritu Santo nos conduce, nos orienta, y cuando pasamos por tribulaciones, Él nos hace recordar lo que está escrito en la Biblia, una Palabra de Dios que nos conforte. Pero solo la recordaremos si la conocemos.
Por eso, elaboramos un plan para que usted lea la Biblia en 1 año. Si usted todavía no comenzó, haga clic aquí y empiece ahora, no lo deje para mañana. Usted verá cómo se transformará su vida.
Si usted ya está en este propósito, acompañe la lectura de hoy:
2° Reyes 25
1 Y aconteció que en el noveno año de su reinado, en el décimo mes, el día diez del mes, vino Nabucodonosor, rey de Babilonia, él y todo su ejército contra Jerusalén, acampó contra ella y construyó un muro de asedio alrededor de ella.
2 Y la ciudad estuvo sitiada hasta el undécimo año del rey Sedequías.
3 A los nueve días del mes cuarto el hambre era tan grande en la ciudad que no había alimento para el pueblo de la tierra.
4 Y al ser abierta una brecha en la ciudad, todos los hombres de guerra huyeron de noche por el camino de la puerta entre las dos murallas, junto al jardín del rey, estando los caldeos alrededor de la ciudad, y se fueron por el camino del Arabá.
5 Pero el ejército de los caldeos persiguió al rey y lo alcanzó en los llanos de Jericó, y todo su ejército se dispersó de su lado.
6 Entonces capturaron al rey y lo trajeron al rey de Babilonia en Ribla, y éste lo sentenció.
7 Y degollaron a los hijos de Sedequías en su presencia, y a Sedequías le sacó los ojos, lo ató con cadenas de bronce y lo llevó a Babilonia.
8 En el mes quinto, a los siete días del mes, en el año diecinueve de Nabucodonosor, rey de Babilonia, vino a Jerusalén Nabuzaradán, capitán de la guardia, siervo del rey de Babilonia.
9 Y quemó la casa del Señor, la casa del rey y todas las casas de Jerusalén; prendió fuego a toda casa grande.
10 Todo el ejército de los caldeos que estaba con el capitán de la guardia derribó las murallas alrededor de Jerusalén;
11 y al resto del pueblo que había quedado en la ciudad, a los desertores que se habían pasado al rey de Babilonia y al resto de la multitud, los llevó en cautiverio Nabuzaradán, capitán de la guardia.
12 Pero el capitán de la guardia dejó a algunos de los más pobres del país para que fueran viñadores y labradores.
13 Los caldeos hicieron pedazos las columnas de bronce que estaban en la casa del Señor, y las basas y el mar de bronce que estaban en la casa del Señor, y llevaron el bronce a Babilonia.
14 También se llevaron las ollas, las palas, las despabiladeras, las cucharas, y todos los utensilios de bronce que se usaban en el servicio del templo.
15 El capitán de la guardia se llevó además los incensarios y los tazones, lo que era de oro puro y lo que era de plata pura.
16 En cuanto a las dos columnas, el mar y las basas que Salomón había hecho para la casa del Señor; no era posible calcular el peso del bronce de todos estos objetos.
17 La altura de una columna era de dieciocho codos, y tenía sobre ella un capitel de bronce; la altura del capitel era de tres codos, con una obra de malla y granadas alrededor del capitel, todo de bronce. Y la segunda columna era igual con obra de malla.
18 Entonces el capitán de la guardia tomó al sumo sacerdote Seraías y al segundo sacerdote Sofonías y a los tres oficiales del templo.
19 Y de la ciudad tomó a un oficial que estaba encargado de los hombres de guerra, y a cinco hombres de los consejeros del rey que se hallaban en la ciudad, y al escriba del capitán del ejército, que alistaba a la gente del país, y a sesenta hombres del pueblo de la tierra que se hallaban en la ciudad.
20 Nabuzaradán, capitán de la guardia, los tomó y los llevó al rey de Babilonia en Ribla.
21 Entonces los hirió el rey de Babilonia y les dio muerte en Ribla, en la tierra de Hamat. Así Judá fue llevado al cautiverio, lejos de su tierra.
22 Y en cuanto al pueblo que quedó en la tierra de Judá, al que Nabucodonosor, rey de Babilonia, había dejado, puso sobre ellos a Gedalías, hijo de Ahicam, hijo de Safán.
23 Cuando todos los capitanes de tropas, ellos y sus hombres, oyeron que el rey de Babilonia había nombrado gobernador a Gedalías, vinieron a éste en Mizpa: Ismael, hijo de Netanías, Johanán, hijo de Carea, Seraías, hijo de Tanhumet netofatita, y Jaazanías, hijo del maacateo, ellos y sus hombres.
24 Y Gedalías les hizo un juramento, a ellos y a sus hombres, y les dijo: No temáis a los siervos de los caldeos; habitad en la tierra y servid al rey de Babilonia, y os irá bien.
25 Pero sucedió que en el séptimo mes, Ismael, hijo de Netanías, hijo de Elisama, de la familia real, vino con diez hombres e hirió a Gedalías, y éste murió junto con los judíos y los caldeos que estaban con él en Mizpa.
26 Entonces todo el pueblo, desde el menor hasta el mayor, y los capitanes de las tropas se levantaron y se fueron a Egipto, porque temían a los caldeos.
27 Y aconteció que en el año treinta y siete del cautiverio de Joaquín, rey de Judá, en el mes duodécimo, a los veintisiete días del mes, Evil-merodac, rey de Babilonia, en el año en que comenzó a reinar, sacó de la prisión a Joaquín, rey de Judá;
28 y le habló con benevolencia y puso su trono por encima de los tronos de los reyes que estaban con él en Babilonia.
29 Le cambió sus vestidos de prisión, y comió en la presencia del rey siempre, todos los días de su vida;
30 y para su sustento, se le dio de continuo una ración de parte del rey, una porción para cada día, todos los días de su vida.
Hebreos 7
1 Porque este Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, salió al encuentro de Abraham cuando éste regresaba de la matanza de los reyes, y lo bendijo.
2 Abraham le entregó el diezmo de todos los despojos, cuyo nombre significa primeramente rey de justicia, y luego también rey de Salem, esto es, rey de paz,
3 sin padre, sin madre, sin genealogía, no teniendo principio de días ni fin de vida, siendo hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote a perpetuidad.
4 Considerad, pues, la grandeza de este hombre a quien Abraham, el patriarca, dio el diezmo de lo mejor del botín.
5 Y en verdad los de los hijos de Leví que reciben el oficio de sacerdote, tienen mandamiento en la ley de recoger el diezmo del pueblo, es decir, de sus hermanos, aunque éstos son descendientes de Abraham.
6 Pero aquel cuya genealogía no viene de ellos, recibió el diezmo de Abraham y bendijo al que tenía las promesas.
7 Y sin discusión alguna, el menor es bendecido por el mayor.
8 Aquí, ciertamente hombres mortales reciben el diezmo, pero allí, los recibe uno de quien se da testimonio de que vive.
9 Y, por decirlo así, por medio de Abraham aun Leví, que recibía diezmos, pagaba diezmos,
10 porque aún estaba en los lomos de su padre cuando Melquisedec le salió al encuentro.
11 Ahora bien, si la perfección era por medio del sacerdocio levítico (pues sobre esa base recibió el pueblo la ley), ¿qué necesidad había de que se levantara otro sacerdote según el orden de Melquisedec, y no designado según el orden de Aarón?
12 Porque cuando se cambia el sacerdocio, necesariamente ocurre también un cambio de la ley.
13 Pues aquel de quien se dicen estas cosas, pertenece a otra tribu, de la cual nadie ha servido en el altar.
14 Porque es evidente que nuestro Señor descendió de Judá, una tribu de la cual Moisés no dijo nada tocante a sacerdotes.
15 Y esto es aún más evidente, si a semejanza de Melquisedec se levanta otro sacerdote,
16 que ha llegado a serlo, no sobre la base de una ley de requisitos físicos, sino según el poder de una vida indestructible.
17 Pues de El se da testimonio: Tu eres sacerdote para siempre segun el orden de Melquisedec.
18 Porque ciertamente, queda anulado el mandamiento anterior por ser débil e inútil
19 (pues la ley nada hizo perfecto), y se introduce una mejor esperanza, mediante la cual nos acercamos a Dios.
20 Y por cuanto no fue sin juramento,
21 pues en verdad ellos llegaron a ser sacerdotes sin juramento, pero El por un juramento del que le dijo: El Señor ha jurado y no cambiara: “Tu eres sacerdote para siempre”,
22 por eso, Jesús ha venido a ser fiador de un mejor pacto.
23 Los sacerdotes anteriores eran más numerosos porque la muerte les impedía continuar,
24 pero El conserva su sacerdocio inmutable puesto que permanece para siempre.
25 Por lo cual El también es poderoso para salvar para siempre a los que por medio de El se acercan a Dios, puesto que vive perpetuamente para interceder por ellos.
26 Porque convenía que tuviéramos tal sumo sacerdote: santo, inocente, inmaculado, apartado de los pecadores y exaltado más allá de los cielos,
27 que no necesita, como aquellos sumos sacerdotes, ofrecer sacrificios diariamente, primero por sus propios pecados y después por los pecados del pueblo; porque esto lo hizo una vez para siempre, cuando se ofreció a sí mismo.
28 Porque la ley designa como sumos sacerdotes a hombres débiles, pero la palabra del juramento, que vino después de la ley, designa al Hijo, hecho perfecto para siempre.
Amós 1
1 Palabras de Amós, que fue uno de los pastores de Tecoa, de lo que vio en visión acerca de Israel en días de Uzías, rey de Judá, y en días de Jeroboam, hijo de Joás, rey de Israel, dos años antes del terremoto.
2 Y dijo: El Señor ruge desde Sion, y desde Jerusalén da su voz; los pastizales de los pastores están de duelo, y se seca la cumbre del Carmelo.
3 Así dice el Señor: Por tres transgresiones de Damasco, y por cuatro, no revocaré su castigo, porque trillaron a Galaad con trillos de hierro.
4 Por eso enviaré fuego sobre la casa de Hazael, y consumirá los palacios de Ben-adad.
5 También romperé el cerrojo de Damasco, extirparé al morador del valle de Avén y al que empuña el cetro de Bet-edén, y el pueblo de Aram será desterrado a Kir —dice el Señor.
6 Así dice el Señor: Por tres transgresiones de Gaza, y por cuatro, no revocaré su castigo, por haber deportado a todo un pueblo para entregarlo a Edom.
7 Enviaré, pues, fuego sobre la muralla de Gaza, y consumirá sus palacios.
8 También extirparé al morador de Asdod, y al que empuña el cetro de Ascalón; desataré mi poder sobre Ecrón, y el remanente de los filisteos perecerá —dice el Señor Dios.
9 Así dice el Señor: por tres transgresiones de Tiro, y por cuatro, no revocaré su castigo, por haber entregado todo un pueblo cautivo a Edom sin acordarse del pacto de hermanos.
10 Enviaré, pues, fuego sobre la muralla de Tiro, y consumirá sus palacios.
11 Así dice el Señor: Por tres transgresiones de Edom, y por cuatro, no revocaré su castigo, porque con espada persiguió a su hermano, y suprimió su compasión; su ira continu despedazando y mantuvo su furor para siempre.
12 Enviaré, pues, fuego sobre Temán, y consumirá los palacios de Bosra.
13 Así dice el Señor: Por tres transgresiones de los hijos de Amón, y por cuatro, no revocaré su castigo, porque abrieron los vientres de las mujeres encinta de Galaad para ensanchar sus fronteras.
14Encenderé, pues, fuego en la muralla de Rabá, y consumirá sus palacios en medio de gritos de guerra en el día de la batalla, en medio de una tempestad en el día de la tormenta;
15 y su rey irá al destierro, él y sus príncipes con él —dice el Señor.
Acompañe la lectura del 315° día ingresando aquí.
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