Conocer la Biblia es muy importane para todos nosotros, especialmente en los momentos más difíciles de nuestra vida, porque Dios habla con nosotros por medio de Su Palabra. El Espíritu Santo nos conduce, nos orienta, y cuando pasamos por tribulaciones, Él nos hace recordar lo que está escrito en la Biblia, una Palabra de Dios que nos conforte. Pero solo la recordaremos si la conocemos.
Por eso, elaboramos un plan para que usted lea la Biblia en 1 año. Si usted todavía no comenzó, haga clic aquí y empiece ahora, no lo deje para mañana. Usted verá cómo se transformará su vida.
Si usted ya está en este propósito, acompañe la lectura de hoy:
2° Crónicas 5
1 Así fue terminada toda la obra que Salomón hizo para la casa del Señor. Y Salomón trajo las cosas consagradas por su padre David, es decir, la plata, el oro y todos los utensilios, y los puso en los tesoros de la casa de Dios.
2 Entonces Salomón reunió en Jerusalén a los ancianos de Israel, a todos los jefes de las tribus y a los principales de las casas paternas de los hijos de Israel, para subir el arca del pacto del Señor de la ciudad de David, la cual es Sion.
3 Y se reunieron ante el rey todos los hombres de Israel en la fiesta del mes séptimo.
4 Cuando llegaron todos los ancianos de Israel, los levitas alzaron el arca;
5 y llevaron el arca y la tienda de reunión y todos los utensilios sagrados que estaban en la tienda; los sacerdotes levitas los llevaron.
6 Y el rey Salomón y toda la congregación de Israel, que estaba reunida con él delante del arca, sacrificaban tantas ovejas y bueyes que no se podían contar ni numerar.
7 Los sacerdotes trajeron el arca del pacto del Señor a su lugar, al santuario interior de la casa, al lugar santísimo, bajo las alas de los querubines.
8 Porque los querubines extendían las alas sobre el lugar del arca, y los querubines cubrían el arca y sus barras por encima.
9 Pero las barras eran tan largas que los extremos de las barras del arca se podían ver delante del santuario interior, mas no se podían ver desde afuera; y allí están hasta hoy.
10 En el arca no había más que las dos tablas que Moisés puso allí en Horeb, donde el Señor hizo pacto con los hijos de Israel cuando salieron de Egipto.
11 Y sucedió que cuando los sacerdotes salieron del lugar santo (porque todos los sacerdotes que estaban presentes se habían santificado sin tener en cuenta las clases),
12 todos los levitas cantores, Asaf, Hemán, Jedutún y sus hijos y sus parientes, vestidos de lino fino, con címbalos, arpas y liras, estaban de pie al oriente del altar, y con ellos ciento veinte sacerdotes que tocaban trompetas.
13 Cuando los trompeteros y los cantores, al unísono, se hacían oír a una voz alabando y glorificando al Señor, cuando levantaban sus voces acompañados por trompetas y címbalos e instrumentos de música, cuando alababan al Señor diciendo: Ciertamente El es bueno porque su misericordia es para siempre, entonces la casa, la casa del Señor, se llenó de una nube,
14 y los sacerdotes no pudieron quedarse a ministrar a causa de la nube, porque la gloria del Señor llenaba la casa de Dios.
1 Juan 4
1 Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus para ver si son de Dios, porque muchos falsos profetas han salido al mundo.
2 En esto conocéis el Espíritu de Dios: todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios;
3 y todo espíritu que no confiesa a Jesús, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, del cual habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo.
4 Hijos míos, vosotros sois de Dios y los habéis vencido, porque mayor es el que está en vosotros que el que está en el mundo.
5 Ellos son del mundo; por eso hablan de parte del mundo, y el mundo los oye.
6 Nosotros somos de Dios; el que conoce a Dios, nos oye; el que no es de Dios, no nos oye. En esto conocemos el espíritu de la verdad y el espíritu del error.
7 Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios, y todo el que ama es nacido de Dios y conoce a Dios.
8 El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor.
9 En esto se manifestó el amor de Dios en nosotros: en que Dios ha enviado a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por medio de El.
10 En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que El nos amó a nosotros y envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados.
11 Amados, si Dios así nos amó, también nosotros debemos amarnos unos a otros.
12 A Dios nadie le ha visto jamás. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor se perfecciona en nosotros.
13 En esto sabemos que permanecemos en El y El en nosotros: en que nos ha dado de su Espíritu.
14 Y nosotros hemos visto y damos testimonio de que el Padre envió al Hijo para ser el Salvador del mundo.
15 Todo aquel que confiesa que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él y él en Dios.
16 Y nosotros hemos llegado a conocer y hemos creído el amor que Dios tiene para nosotros. Dios es amor, y el que permanece en amor permanece en Dios y Dios permanece en él.
17 En esto se perfecciona el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio, pues como El es, así somos también nosotros en este mundo.
18 En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor, porque el temor involucra castigo, y el que teme no es hecho perfecto en el amor.
19 Nosotros amamos, porque El nos amó primero.
20 Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es un mentiroso; porque el que no ama a su hermano, a quien ha visto, no puede amar a Dios a quien no ha visto.
21 Y este mandamiento tenemos de El: que el que ama a Dios, ame también a su hermano.
Nahúm 3
1 ¡Ay de la ciudad sanguinaria, toda llena de mentira y de pillaje, que nunca cesa en su rapiña!
2 Chasquido de látigos, ruido del crujir de ruedas, galopar de caballos, y saltar de carros;
3 carga de caballería, flamear de espadas, fulgor de lanzas; multitud de heridos, montones de muertos, innumerables cadáveres; tropiezan en los cadáveres.
4 Todo por las muchas prostituciones de la ramera, la encantadora, la maestra de hechizos, que seduce a las naciones con sus prostituciones y a los pueblos con sus hechizos.
5 Heme aquí contra ti —declara el Señor de los ejércitos. Levantaré tus faldas sobre tu rostro, y mostraré a las naciones tu desnudez y a los reinos tu vergüenza.
6 Echaré sobre ti inmundicias, te haré despreciable, y haré de ti un espectáculo.
7 Y sucederá que todo el que te vea huirá de ti, y dirá: “¡Asolada está Nínive! ¿Quién llorará por ella?” ¿Dónde te buscaré consoladores?
8 ¿Eres tú mejor que Tebas, la asentada junto al Nilo, rodeada de aguas, cuyo baluarte era el mar y las aguas su muralla?
9 Etiopía era su fortaleza, también Egipto, y no tenía límite. Fut y Libia estaban entre los que la ayudaban.
10 Sin embargo ella fue desterrada, llevada al cautiverio; también sus niños fueron estrellados en todas las bocacalles; sobre sus nobles echaron suertes, y todos sus principales fueron atados con cadenas.
11 Tú también quedarás embriagada, estarás escondida; tú también buscarás refugio del enemigo.
12 Todas tus fortalezas son higueras cargadas de brevas; si se sacuden, caen en la boca de quien las va a comer.
13 He aquí a tu pueblo: sólo mujeres en medio de ti. A tus enemigos se abren de par en par las puertas de tu tierra; el fuego devora tus cerrojos.
14 Abastécete de agua para el asedio, refuerza tus fortalezas, métete en el lodo y pisa el barro, toma el molde de ladrillos.
15 Allí te consumirá el fuego, te destruirá la espada, te devorará como el pulgón. Multiplícate como el pulgón, multiplícate como la langosta.
16 Has multiplicado tus mercaderes más que las estrellas del cielo; el pulgón despoja y vuela.
17 Tus oficiales son como la langosta, tus jefes como nubes de langostas posados sobre las tapias en un día de frío; sale el sol, y se van, y no se sabe donde están.
18 Duermen tus pastores, oh rey de Asiria; tus nobles reposan. Tu pueblo está disperso por los montes y no hay quien lo reúna.
19 No hay remedio para tu quebranto, tu herida es incurable. Todos los que oigan noticias de ti batirán palmas sobre ti, porque ¿sobre quién no pasó continuamente tu maldad?
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