Conocer la Biblia es muy importane para todos nosotros, especialmente en los momentos más difíciles de nuestra vida, porque Dios habla con nosotros por medio de Su Palabra. El Espíritu Santo nos conduce, nos orienta, y cuando pasamos por tribulaciones, Él nos hace recordar lo que está escrito en la Biblia, una Palabra de Dios que nos conforte. Pero solo la recordaremos si la conocemos.
Por eso, elaboramos un plan para que usted lea la Biblia en 1 año. Si usted todavía no comenzó, haga clic aquí y empiece ahora, no lo deje para mañana. Usted verá cómo se transformará su vida.
Si usted ya está en este propósito, acompañe la lectura de hoy:
2° Crónicas 27
1 Jotam tenía veinticinco años cuando comenzó a reinar, y reinó dieciséis años en Jerusalén. El nombre de su madre era Jerusa, hija de Sadoc.
2 E hizo lo recto ante los ojos del Señor, conforme a todo lo que su padre Uzías había hecho; pero no entró en el templo del Señor. Y el pueblo seguía corrompiéndose.
3 El edificó la puerta superior de la casa del Señor, y edificó extensamente en la muralla de Ofel.
4 Edificó además ciudades en la región montañosa de Judá, y edificó fortalezas y torres en los bosques.
5 También guerreó contra el rey de los amonitas y los venció, y los amonitas le dieron aquel año cien talentos de plata, diez mil coros de trigo y diez mil de cebada. Los amonitas le pagaron también esto en el segundo y en el tercer año.
6 Y Jotam se hizo poderoso porque ordenó sus caminos delante del Señor su Dios.
7 Los demás hechos de Jotam y todas sus guerras y sus obras, he aquí, están escritos en el libro de los reyes de Israel y de Judá.
8 Tenía veinticinco años cuando comenzó a reinar, y reinó dieciséis años en Jerusalén.
9 Y durmió Jotam con sus padres, y lo sepultaron en la ciudad de David; y su hijo Acaz reinó en su lugar.
2° Crónicas 28
1 Acaz tenía veinte años cuando comenzó a reinar, y reinó dieciséis años en Jerusalén; pero no hizo lo recto ante los ojos del Señor como su padre David había hecho,
2 sino que anduvo en los caminos de los reyes de Israel; también hizo imágenes fundidas para los baales.
3 Quemó además incienso en el valle de Ben-hinom, e hizo pasar a sus hijos por fuego, conforme a las abominaciones de las naciones que el Señor había arrojado de delante de los hijos de Israel.
4 Y sacrificó y quemó incienso en los lugares altos, en los montes y debajo de todo árbol frondoso.
5 Por lo cual el Señor su Dios lo entregó en manos del rey de los arameos, que lo derrotaron, tomaron de él gran número de cautivos y los llevaron a Damasco. Y también él fue entregado en manos del rey de Israel, el cual lo hirió con gran mortandad.
6 Porque Peka, hijo de Remalías, mató en Judá a ciento veinte mil en un día, todos hombres valientes, porque habían abandonado al Señor, Dios de sus padres.
7 Y Zicri, hombre poderoso de Efraín, mató a Maasías, hijo del rey, y a Azricam, mayordomo de la casa, y a Elcana, segundo después del rey.
8 Y los hijos de Israel se llevaron cautivos de sus hermanos a doscientos mil, mujeres, hijos e hijas; y tomaron también mucho botín de ellos y se llevaron el botín a Samaria.
9 Pero había allí un profeta del Señor llamado Oded, y éste salió al encuentro del ejército que venía a Samaria, y les dijo: He aquí, porque el Señor, Dios de vuestros padres, estaba airado con Judá, los ha entregado en vuestras manos, y los habéis matado con una furia que ha llegado hasta el cielo.
10 Y ahora os proponéis subyugar a los hijos de Judá y de Jerusalén como esclavos y esclavas vuestros. ¿No tenéis ciertamente transgresiones de parte vuestra contra el Señor vuestro Dios?
11 Ahora pues, oídme, y devolved a los cautivos que capturasteis de vuestros hermanos, porque el furor de la ira del Señor está contra vosotros.
12 Entonces algunos de los jefes de los hijos de Efraín: Azarías, hijo de Johanán, Berequías, hijo de Mesilemot, Ezequías, hijo de Salum, y Amasa, hijo de Hadlai, se levantaron contra los que venían de la batalla,
13 y les dijeron: No traigáis aquí a los cautivos; porque os proponéis traer sobre nosotros culpa contra el Señor, añadiendo a nuestros pecados y a nuestra culpa; porque nuestra culpa es grande y el furor de su ira está contra Israel.
14 Entonces los hombres armados dejaron los cautivos y el botín delante de los oficiales y de toda la asamblea.
15 Y se levantaron los hombres que habían sido designados por nombre y tomaron a los cautivos, y del botín vistieron a todos los desnudos y les dieron vestidos y sandalias; les dieron de comer y de beber y los ungieron, y condujeron en asnos a todos los débiles y los llevaron a Jericó, ciudad de las palmeras, junto a sus hermanos; entonces volvieron a Samaria.
16 En aquel tiempo el rey Acaz envió a pedir ayuda a los reyes de Asiria.
17 Porque los edomitas habían venido de nuevo y atacado a Judá y se habían llevado algunos cautivos.
18 También los filisteos habían invadido las ciudades de las tierras bajas y del Neguev de Judá, y habían tomado Bet-semes, Ajalón, Gederot y Soco con sus aldeas, Timna con sus aldeas, y Gimzo con sus aldeas; y se establecieron allí.
19 Porque el Señor humilló a Judá a causa de Acaz, rey de Israel, pues él había permitido el desenfreno en Judá, y fue muy infiel al Señor.
20 Y vino contra él Tilgat-pilneser, rey de Asiria, y lo afligió en vez de fortalecerlo.
21 Pues Acaz había tomado una porción del tesoro de la casa del Señor, del palacio del rey y de los príncipes, y la había dado al rey de Asiria; pero no le sirvió de nada.
22 Y en el tiempo de su angustia este rey Acaz fue aún más infiel al Señor;
23 sacrificaba a los dioses de Damasco que lo habían derrotado, y decía: Por cuanto los dioses de los reyes de Aram los ayudaron, sacrificaré a ellos para que me ayuden. Pero ellos fueron su ruina y la de todo Israel.
24 Además, cuando Acaz recogió los utensilios de la casa de Dios, hizo pedazos los utensilios de la casa de Dios; cerró las puertas de la casa del Señor e hizo para sí altares en cada rincón de Jerusalén.
25 Y en cada ciudad de Judá hizo lugares altos para quemar incienso a otros dioses, y provocó a ira al Señor, Dios de sus padres.
26 Los demás de sus hechos y todos sus caminos, los primeros y los postreros, he aquí, están escritos en el libro de los reyes de Judá y de Israel.
27 Y durmió Acaz con sus padres, y lo sepultaron en la ciudad, en Jerusalén, pues no lo pusieron en los sepulcros de los reyes de Israel; y su hijo Ezequías reinó en su lugar.
Apocalipsis 14
1 Miré, y he aquí que el Cordero estaba de pie sobre el Monte Sion, y con El ciento cuarenta y cuatro mil que tenían el nombre de El y el nombre de su Padre escrito en la frente.
2 Y oí una voz del cielo, como el estruendo de muchas aguas y como el sonido de un gran trueno; y la voz que oí era como el sonido de arpistas tocando sus arpas.
3 Y cantaban* un cántico nuevo delante del trono y delante de los cuatro seres vivientes y de los ancianos; y nadie podía aprender el cántico, sino los ciento cuarenta y cuatro mil que habían sido rescatados de la tierra.
4 Estos son los que no se han contaminado con mujeres, pues son castos. Estos son los que siguen al Cordero adondequiera que va. Estos han sido rescatados de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero.
5 En su boca no fue hallado engaño; están sin mancha.
6 Y vi volar en medio del cielo a otro ángel que tenía un evangelio eterno para anunciarlo a los que moran en la tierra, y a toda nación, tribu, lengua y pueblo,
7 diciendo a gran voz: Temed a Dios y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; adorad al que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas.
8 Y le siguió otro ángel, el segundo, diciendo: ¡Cayó, cayó la gran Babilonia!; la que ha hecho beber a todas las naciones del vino de la pasión de su inmoralidad.
9 Entonces los siguió otro ángel, el tercero, diciendo a gran voz: Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe una marca en su frente o en su mano,
10 él también beberá del vino del furor de Dios, que está preparado puro en el cáliz de su ira; y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles y en presencia del Cordero.
11 Y el humo de su tormento asciende por los siglos de los siglos; y no tienen reposo, ni de día ni de noche, los que adoran a la bestia y a su imagen, y cualquiera que reciba la marca de su nombre.
12 Aquí está la perseverancia de los santos que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús.
13 Y oí una voz del cielo que decía: Escribe: “Bienaventurados los muertos que de aquí en adelante mueren en el Señor.” Sí —dice el Espíritu— para que descansen de sus trabajos, porque sus obras van con ellos.
14 Y miré, y he aquí una nube blanca, y sentado en la nube estaba uno semejante a hijo de hombre, que tenía en la cabeza una corona de oro, y en la mano una hoz afilada.
15 Entonces salió del templo otro ángel clamando a gran voz al que estaba sentado en la nube: Mete tu hoz y siega, porque la hora de segar ha llegado, pues la mies de la tierra está madura.
16 Y el que estaba sentado en la nube blandió su hoz sobre la tierra, y la tierra fue segada.
17 Salió otro ángel del templo que está en el cielo, que también tenía una hoz afilada.
18 Y otro ángel, el que tiene poder sobre el fuego, salió del altar; y llamó a gran voz al que tenía la hoz afilada, diciéndole: Mete tu hoz afilada y vendimia los racimos de la vid de la tierra, porque sus uvas están maduras.
19 El ángel blandió su hoz sobre la tierra, y vendimió los racimos de la vid de la tierra y los echó en el gran lagar del furor de Dios.
20 Y el lagar fue pisado fuera de la ciudad, y del lagar salió sangre que subió hasta los frenos de los caballos por una distancia como de trescientos veinte kilómetros.
Zacarías 10
1 Pedid lluvia al Señor en el tiempo de la lluvia tardía, al Señor que hace los nubarrones; El les dará aguaceros, y hierba en el campo a cada uno.
2 Porque los terafines hablan iniquidad, y los adivinos ven visiones mentirosas, y cuentan sueños falsos; en vano dan consuelo. Por tanto, el pueblo vaga como ovejas, está afligido porque no hay pastor.
3 Contra los pastores se enciende mi ira, y a los machos cabríos castigaré; porque el Señor de los ejércitos ha visitado su rebaño, la casa de Judá, y hará de ellos como su caballo de honor en la batalla.
4 De él saldrá la piedra angular, de él la clavija, de él el arco de guerra, de él todo gobernante; juntos
5 serán como valientes, que en la batalla huellan al enemigo en el barro de las calles; pelearán, porque el Señor estará con ellos, y serán avergonzados los que montan a caballo.
6 Fortaleceré la casa de Judá y la casa de José salvaré, y los haré volver porque me he compadecido de ellos; y serán como si no los hubiera rechazado, porque yo soy el Señor su Dios, y les responderé.
7 Efraín será como un valiente, y se alegrará su corazón como por el vino; sus hijos lo verán y se alegrarán, y se regocijará su corazón en el Señor.
8 Y les silbaré para reunirlos, porque los he redimido; y serán tan numerosos como eran.
9 Cuando yo los esparza entre los pueblos, aun en lejanas tierras se acordarán de mí, y vivirán con sus hijos, y volverán.
10 Los haré volver de la tierra de Egipto, y de Asiria los recogeré; los traeré a la tierra de Galaad y del Líbano, hasta que no haya sitio para ellos.
11 Pasarán por el mar de la angustia, y El herirá las olas en el mar y se secarán todas las profundidades del Nilo; y será abatido el orgullo de Asiria y apartado el cetro de Egipto.
12 Yo los fortaleceré en el Señor, y en su nombre andarán —declara el Señor.
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