Conocer la Biblia es muy importane para todos nosotros, especialmente en los momentos más difíciles de nuestra vida, porque Dios habla con nosotros por medio de Su Palabra. El Espíritu Santo nos conduce, nos orienta, y cuando pasamos por tribulaciones, Él nos hace recordar lo que está escrito en la Biblia, una Palabra de Dios que nos conforte. Pero solo la recordaremos si la conocemos.
Por eso, elaboramos un plan para que usted lea la Biblia en 1 año. Si usted todavía no comenzó, haga clic aquí y empiece ahora, no lo deje para mañana. Usted verá cómo se transformará su vida.
Si usted ya está en este propósito, acompañe la lectura de hoy:
2° Crónicas 36
1 Entonces el pueblo de la tierra tomó a Joacaz, hijo de Josías, y lo proclamó rey en Jerusalén en lugar de su padre.
2 Joacaz tenía veintitrés años cuando comenzó a reinar, y reinó tres meses en Jerusalén.
3 Entonces el rey de Egipto lo destituyó en Jerusalén, e impuso a la tierra una multa de cien talentos de plata y un talento de oro.
4 Y el rey de Egipto puso por rey sobre Judá y Jerusalén, a Eliaquim, hermano de Joacaz, y cambió su nombre por el de Joacim; pero a su hermano Joacaz, lo tomó Necao y lo llevó a Egipto.
5 Joacim tenía veinticinco años cuando comenzó a reinar, y reinó once años en Jerusalén; e hizo lo malo ante los ojos del Señor su Dios.
6 Subió contra él Nabucodonosor, rey de Babilonia, y lo ató con cadenas de bronce para llevarlo a Babilonia.
7 Nabucodonosor también llevó algunos de los objetos de la casa del Señor a Babilonia, y los puso en su templo en Babilonia.
8 Los demás hechos de Joacim, las abominaciones que hizo y lo que fue hallado contra él, he aquí, están escritos en el libro de los reyes de Israel y de Judá. Su hijo Joaquín reinó en su lugar.
9 Joaquín tenía ocho años cuando comenzó a reinar, y reinó tres meses y diez días en Jerusalén, e hizo lo malo ante los ojos del Señor.
10 Y a la vuelta del año el rey Nabucodonosor mandó que lo trajeran a Babilonia con los objetos preciosos de la casa del Señor, e hizo a su pariente Sedequías rey sobre Judá y Jerusalén.
11 Sedequías tenía veintiún años cuando comenzó a reinar, y reinó once años en Jerusalén.
12 E hizo lo malo ante los ojos del Señor su Dios; y no se humilló delante del profeta Jeremías que le hablaba por boca del Señor.
13 También se rebeló contra el rey Nabucodonosor que le había hecho jurar fidelidad por Dios. Pero endureció su cerviz y obstinó su corazón en vez de volverse al Señor, Dios de Israel.
14 Asimismo todos los jefes de los sacerdotes y el pueblo fueron infieles en gran manera, y siguieron todas las abominaciones de las naciones, y profanaron la casa del Señor que El había consagrado en Jerusalén.
15 Y el Señor, Dios de sus padres, les envió palabra repetidas veces por sus mensajeros, porque El tenía compasión de su pueblo y de su morada;
16 pero ellos continuamente se burlaban de los mensajeros de Dios, despreciaban sus palabras y se mofaban de sus profetas, hasta que subió el furor del Señor contra su pueblo, y ya no hubo remedio.
17 Entonces El hizo subir contra ellos al rey de los caldeos, que mató a espada a sus jóvenes en la casa de su santuario, y no tuvo compasión del joven ni de la virgen, del viejo ni del débil; a todos ellos los entregó en su mano.
18 Y todos los objetos de la casa de Dios, grandes y pequeños, los tesoros de la casa del Señor y los tesoros del rey y de sus oficiales, todo lo llevó a Babilonia.
19 Y quemaron la casa de Dios, derribaron la muralla de Jerusalén, prendieron fuego a todos sus palacios y destruyeron todos sus objetos valiosos.
20 Y a los que habían escapado de la espada los llevó a Babilonia; y fueron siervos de él y de sus hijos hasta el dominio del reino de Persia,
21 para que se cumpliera la palabra del Señor por boca de Jeremías, hasta que la tierra hubiera gozado de sus días de reposo. Todos los días de su desolación reposó hasta que se cumplieron los setenta años.
22 Y en el primer año de Ciro, rey de Persia, para que se cumpliera la palabra del Señor por boca de Jeremías, el Señor movió el espíritu de Ciro, rey de Persia, y éste envió a proclamar de palabra y también por escrito, por todo su reino, diciendo:
23 Así dice Ciro, rey de Persia: “El Señor, el Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra, y me ha designado para que yo le edifique una casa en Jerusalén, que está en Judá. Quien de entre vosotros sea de su pueblo, el Señor su Dios sea con él, y suba.”
Apocalipsis 22
1 Y me mostró un río de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero,
2 en medio de la calle de la ciudad. Y a cada lado del río estaba el árbol de la vida, que produce doce clases de fruto, dando su fruto cada mes; y las hojas del árbol eran para sanidad de las naciones.
3 Y ya no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará allí, y sus siervos le servirán.
4 Ellos verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes.
5 Y ya no habrá más noche, y no tendrán necesidad de luz de lámpara ni de luz del sol, porque el Señor Dios los iluminará, y reinarán por los siglos de los siglos.
6 Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas; y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, envió a su ángel para mostrar a sus siervos las cosas que pronto han de suceder.
7 He aquí, yo vengo pronto. Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro.
8 Yo, Juan, soy el que oyó y vio estas cosas. Y cuando oí y vi, me postré para adorar a los pies del ángel que me mostró estas cosas.
9 Y me dijo*: No hagas eso; yo soy consiervo tuyo y de tus hermanos los profetas y de los que guardan las palabras de este libro. Adora a Dios.
10 También me dijo*: No selles las palabras de la profecía de este libro, porque el tiempo está cerca.
11 Que el injusto siga haciendo injusticias, que el impuro siga siendo impuro, que el justo siga practicando la justicia, y que el que es santo siga guardándose santo.
12 He aquí, yo vengo pronto, y mi recompensa está conmigo para recompensar a cada uno según sea su obra.
13 Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último, el principio y el fin.
14 Bienaventurados los que lavan sus vestiduras para tener derecho al árbol de la vida y para entrar por las puertas a la ciudad.
15 Afuera están los perros, los hechiceros, los inmorales, los asesinos, los idólatras y todo el que ama y practica la mentira.
16 Yo, Jesús, he enviado a mi ángel a fin de daros testimonio de estas cosas para las iglesias. Yo soy la raíz y la descendencia de David, el lucero resplandeciente de la mañana.
17 Y el Espíritu y la esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que desea, que tome gratuitamente del agua de la vida.
18 Yo testifico a todos los que oyen las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añade a ellas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro;
19 y si alguno quita de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del árbol de la vida y de la ciudad santa descritos en este libro.
20 El que testifica de estas cosas dice: Sí, vengo pronto. Amén. Ven, Señor Jesús.
21 La gracia del Señor Jesús sea con todos. Amén.
Malaquías 4
1 Porque he aquí, viene el día, ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen el mal serán como paja; y el día que va a venir les prenderá fuego —dice el Señor de los ejércitos— que no les dejará ni raíz ni rama.
2 Mas para vosotros que teméis mi nombre, se levantará el sol de justicia con la salud en sus alas; y saldréis y saltaréis como terneros del establo.
3 Y hollaréis a los impíos, pues ellos serán ceniza bajo las plantas de vuestros pies el día en que yo actúe —dice el Señor de los ejércitos.
4 Acordaos de la ley de mi siervo Moisés, de los estatutos y las ordenanzas que yo le ordené en Horeb para todo Israel.
5 He aquí, yo os envío al profeta Elías antes que venga el día del Señor, día grande y terrible.
6 El hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que venga yo y hiera la tierra con maldición.
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