“Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento…” Oseas 4:6
Conocer la Biblia es muy importante para todos nosotros, especialmente en los momentos más difíciles de nuestra vida, porque Dios habla con nosotros por medio de Su Palabra. El Espíritu Santo nos conduce, nos orienta, y cuando pasamos por tribulaciones, Él nos hace recordar lo que está escrito en la Biblia, una Palabra de Dios que nos conforte. Pero solo la recordaremos si la conocemos.
Por eso, elaboramos un plan para que usted lea la Biblia en 1 año. Si usted todavía no comenzó, haga clic aquí y empiece ahora, no lo deje para mañana. Usted verá cómo se transformará su vida.
Si usted ya está en este propósito, acompañe la lectura de hoy:
Génesis 49
1 Y llamó Jacob a sus hijos, y dijo: Juntaos, y os declararé lo que os ha de acontecer en los días venideros.
2 Juntaos y oíd, hijos de Jacob, Y escuchad a vuestro padre Israel.
3 Rubén, tú eres mi primogénito, mi fortaleza, y el principio de mi vigor;Principal en dignidad, principal en poder.
4 Impetuoso como las aguas, no serás el principal, Por cuanto subiste al lecho de tu padre; Entonces te envileciste, subiendo a mi estrado.
5 Simeón y Leví son hermanos; Armas de iniquidad sus armas.
6 En su consejo no entre mi alma, Ni mi espíritu se junte en su compañía. Porque en su furor mataron hombres, Y en su temeridad desjarretaron toros.
7 Maldito su furor, que fue fiero; Y su ira, que fue dura. Yo los apartaré en Jacob, Y los esparciré en Israel.
8 Judá, te alabarán tus hermanos; Tu mano en la cerviz de tus enemigos; Los hijos de tu padre se inclinarán a ti.
9 Cachorro de león, Judá; De la presa subiste, hijo mío. Se encorvó, se echó como león, Así como león viejo: ¿quién lo despertará?
10 No será quitado el cetro de Judá, Ni el legislador de entre sus pies, Hasta que venga Siloh; Y a él se congregarán los pueblos.
11 Atando a la vid su pollino, Y a la cepa el hijo de su asna, Lavó en el vino su vestido, Y en la sangre de uvas su manto.
12 Sus ojos, rojos del vino, Y sus dientes blancos de la leche.
13 Zabulón en puertos de mar habitará; Será para puerto de naves, Y su límite hasta Sidón.
14 Isacar, asno fuerte Que se recuesta entre los apriscos;
15 Y vio que el descanso era bueno, y que la tierra era deleitosa; Y bajó su hombro para llevar, Y sirvió en tributo.
16 Dan juzgará a su pueblo, Como una de las tribus de Israel.
17 Será Dan serpiente junto al camino, Víbora junto a la senda, Que muerde los talones del caballo, Y hace caer hacia atrás al jinete.
18 Tu salvación esperé, oh Señor.
19 Gad, ejército lo acometerá; Mas él acometerá al fin.
20 El pan de Aser será substancioso, Y él dará deleites al rey.
21 Neftalí, cierva suelta, Que pronunciará dichos hermosos.
22 Rama fructífera es José, Rama fructífera junto a una fuente, Cuyos vástagos se extienden sobre el muro.
23 Le causaron amargura, Le asaetearon, Y le aborrecieron los arqueros;
24 Mas su arco se mantuvo poderoso, Y los brazos de sus manos se fortalecieron Por las manos del Fuerte de Jacob (Por el nombre del Pastor, la Roca de Israel),
25 Por el Dios de tu padre, el cual te ayudará, Por el Dios Omnipotente, el cual te bendecirá Con bendiciones de los cielos de arriba, Con bendiciones del abismo que está abajo, Con bendiciones de los pechos y del vientre.
26 Las bendiciones de tu padre Fueron mayores que las bendiciones de mis progenitores; Hasta el término de los collados eternos Serán sobre la cabeza de José, Y sobre la frente del que fue apartado de entre sus hermanos.
27 Benjamín es lobo arrebatador; A la mañana comerá la presa, Y a la tarde repartirá los despojos. Muerte y sepelio de Jacob
28 Todos éstos fueron las doce tribus de Israel, y esto fue lo que su padre les dijo, al bendecirlos; a cada uno por su bendición los bendijo.
29 Les mandó luego, y les dijo: Yo voy a ser reunido con mi pueblo. Sepultadme con mis padres en la cueva que está en el campo de Efrón el heteo,
30 en la cueva que está en el campo de Macpela, al oriente de Mamre en la tierra de Canaán, la cual compró Abraham con el mismo campo de Efrón el heteo, para heredad de sepultura.
31 Allí sepultaron a Abraham y a Sara su mujer; allí sepultaron a Isaac y a Rebeca su mujer; allí también sepulté yo a Lea.
32 La compra del campo y de la cueva que está en él, fue de los hijos de Het.
33 Y cuando acabó Jacob de dar mandamientos a sus hijos, encogió sus pies en la cama, y expiró, y fue reunido con sus padres.
Lucas 4
1 Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto
2 por cuarenta días, y era tentado por el diablo. Y no comió nada en aquellos días, pasados los cuales, tuvo hambre.
3 Entonces el diablo le dijo: Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan.
4 Jesús, respondiéndole, dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra de Dios.
5 Y le llevó el diablo a un alto monte, y le mostró en un momento todos los reinos de la tierra.
6 Y le dijo el diablo: A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero la doy.
7 Si tú postrado me adorares, todos serán tuyos.
8 Respondiendo Jesús, le dijo: Vete de mí, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás.
9 Y le llevó a Jerusalén, y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate de aquí abajo;
10 porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden;
11 y,En las manos te sostendrán, Para que no tropieces con tu pie en piedra.
12 Respondiendo Jesús, le dijo: Dicho está: No tentarás al Señor tu Dios.
13 Y cuando el diablo hubo acabado toda tentación, se apartó de él por un tiempo.
14 Y Jesús volvió en el poder del Espíritu a Galilea, y se difundió su fama por toda la tierra de alrededor.
15 Y enseñaba en las sinagogas de ellos, y era glorificado por todos.
16 Vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día de reposo[a] entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer.
17 Y se le dio el libro del profeta Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito:
18 El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos;
19 A predicar el año agradable del Señor.
20 Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él.
21 Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros.
22 Y todos daban buen testimonio de él, y estaban maravillados de las palabras de gracia que salían de su boca, y decían: ¿No es éste el hijo de José?
23 Él les dijo: Sin duda me diréis este refrán: Médico, cúrate a ti mismo; de tantas cosas que hemos oído que se han hecho en Capernaum, haz también aquí en tu tierra.
24 Y añadió: De cierto os digo, que ningún profeta es acepto en su propia tierra.
25 Y en verdad os digo que muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fue cerrado por tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en toda la tierra;
26 pero a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda en Sarepta de Sidón.
27 Y muchos leprosos había en Israel en tiempo del profeta Eliseo; pero ninguno de ellos fue limpiado, sino Naamán el sirio.
28 Al oír estas cosas, todos en la sinagoga se llenaron de ira;
29 y levantándose, le echaron fuera de la ciudad, y le llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual estaba edificada la ciudad de ellos, para despeñarle.
30 Mas él pasó por en medio de ellos, y se fue.
31 Descendió Jesús a Capernaum, ciudad de Galilea; y les enseñaba en los días de reposo.
32 Y se admiraban de su doctrina, porque su palabra era con autoridad.
33 Estaba en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu de demonio inmundo, el cual exclamó a gran voz,
34 diciendo: Déjanos; ¿qué tienes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido para destruirnos? Yo te conozco quién eres, el Santo de Dios.
35 Y Jesús le reprendió, diciendo: Cállate, y sal de él. Entonces el demonio, derribándole en medio de ellos, salió de él, y no le hizo daño alguno.
36 Y estaban todos maravillados, y hablaban unos a otros, diciendo: ¿Qué palabra es esta, que con autoridad y poder manda a los espíritus inmundos, y salen?
37 Y su fama se difundía por todos los lugares de los contornos.
38 Entonces Jesús se levantó y salió de la sinagoga, y entró en casa de Simón. La suegra de Simón tenía una gran fiebre; y le rogaron por ella.
39 E inclinándose hacia ella, reprendió a la fiebre; y la fiebre la dejó, y levantándose ella al instante, les servía.
40 Al ponerse el sol, todos los que tenían enfermos de diversas enfermedades los traían a él; y él, poniendo las manos sobre cada uno de ellos, los sanaba.
41 También salían demonios de muchos, dando voces y diciendo: Tú eres el Hijo de Dios. Pero él los reprendía y no les dejaba hablar, porque sabían que él era el Cristo.
42 Cuando ya era de día, salió y se fue a un lugar desierto; y la gente le buscaba, y llegando a donde estaba, le detenían para que no se fuera de ellos.
43 Pero él les dijo: Es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios; porque para esto he sido enviado.
44 Y predicaba en las sinagogas de Galilea.
Job 16
1 Respondió Job, y dijo:
2 Muchas veces he oído cosas como estas; Consoladores molestos sois todos vosotros.
3 ¿Tendrán fin las palabras vacías? ¿O qué te anima a responder?
4 También yo podría hablar como vosotros, Si vuestra alma estuviera en lugar de la mía; Yo podría hilvanar contra vosotros palabras, Y sobre vosotros mover mi cabeza.
5 Pero yo os alentaría con mis palabras, Y la consolación de mis labios apaciguaría vuestro dolor.
6 Si hablo, mi dolor no cesa; Y si dejo de hablar, no se aparta de mí.
7 Pero ahora tú me has fatigado; Has asolado toda mi compañía.
8 Tú me has llenado de arrugas; testigo es mi flacura, Que se levanta contra mí para testificar en mi rostro.
9 Su furor me despedazó, y me ha sido contrario; Crujió sus dientes contra mí; Contra mí aguzó sus ojos mi enemigo.
10 Abrieron contra mí su boca; Hirieron mis mejillas con afrenta; Contra mí se juntaron todos.
11 Me ha entregado Dios al mentiroso, Y en las manos de los impíos me hizo caer.
12 Próspero estaba, y me desmenuzó; Me arrebató por la cerviz y me despedazó, Y me puso por blanco suyo.
13 Me rodearon sus flecheros, Partió mis riñones, y no perdonó; Mi hiel derramó por tierra.
14 Me quebrantó de quebranto en quebranto; Corrió contra mí como un gigante.
15 Cosí cilicio sobre mi piel, Y puse mi cabeza en el polvo.
16 Mi rostro está inflamado con el lloro, Y mis párpados entenebrecidos,
17 A pesar de no haber iniquidad en mis manos,Y de haber sido mi oración pura.
18 Oh tierra! no cubras mi sangre, Y no haya lugar para mi clamor.
19 Mas he aquí que en los cielos está mi testigo, Y mi testimonio en las alturas.
20 Disputadores son mis amigos; Mas ante Dios derramaré mis lágrimas.
21 Ojalá pudiese disputar el hombre con Dios, Como con su prójimo
22 Mas los años contados vendrán, Y yo iré por el camino de donde no volveré.
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