Conocer la Biblia es muy importante para todos nosotros, especialmente en los momentos más difíciles de nuestra vida, porque Dios habla con nosotros por medio de Su Palabra. El Espíritu Santo nos conduce, nos orienta, y cuando pasamos por tribulaciones, Él nos hace recordar lo que está escrito en la Biblia, una Palabra de Dios que nos conforte. Pero solo la recordaremos si la conocemos.
Por eso, elaboramos un plan para que usted lea la Biblia en 1 año. Si usted todavía no comenzó, haga clic aquí y empiece ahora, no lo deje para mañana. Usted verá cómo se transformará su vida.
Si usted ya está en este propósito, acompañe la lectura de hoy:
Éxodo 30
1 Harás asimismo un altar para quemar el incienso; de madera de acacia lo harás.
2 Su longitud será de un codo, y su anchura de un codo; será cuadrado, y su altura de dos codos; y sus cuernos serán parte del mismo.
3 Y lo cubrirás de oro puro, su cubierta, sus paredes en derredor y sus cuernos; y le harás en derredor una cornisa de oro.
4 Le harás también dos anillos de oro debajo de su cornisa, a sus dos esquinas a ambos lados suyos, para meter las varas con que será llevado.
5 Harás las varas de madera de acacia, y las cubrirás de oro.
6 Y lo pondrás delante del velo que está junto al arca del testimonio, delante del propiciatorio que está sobre el testimonio, donde me encontraré contigo.
7 Y Aarón quemará incienso aromático sobre él; cada mañana cuando aliste las lámparas lo quemará.
8 Y cuando Aarón encienda las lámparas al anochecer, quemará el incienso; rito perpetuo delante del Señor por vuestras generaciones.
9 No ofreceréis sobre él incienso extraño, ni holocausto, ni ofrenda; ni tampoco derramaréis sobre él libación.
10 Y sobre sus cuernos hará Aarón expiación una vez en el año con la sangre del sacrificio por el pecado para expiación; una vez en el año hará expiación sobre él por vuestras generaciones; será muy santo al Señor.
11 Habló también el Señor a Moisés, diciendo:
12 Cuando tomes el número de los hijos de Israel conforme a la cuenta de ellos, cada uno dará al Señor el rescate de su persona, cuando los cuentes, para que no haya en ellos mortandad cuando los hayas contado.
13 Esto dará todo aquel que sea contado; medio siclo, conforme al siclo del santuario. El siclo es de veinte geras. La mitad de un siclo será la ofrenda al Señor.
14 Todo el que sea contado, de veinte años arriba, dará la ofrenda al Señor.
15 Ni el rico aumentará, ni el pobre disminuirá del medio siclo, cuando dieren la ofrenda al Señor para hacer expiación por vuestras personas.
16 Y tomarás de los hijos de Israel el dinero de las expiaciones, y lo darás para el servicio del tabernáculo de reunión; y será por memorial a los hijos de Israel delante del Señor, para hacer expiación por vuestras personas.
17 Habló más el Señor a Moisés, diciendo:
18 Harás también una fuente de bronce, con su base de bronce, para lavar; y la colocarás entre el tabernáculo de reunión y el altar, y pondrás en ella agua.
19 Y de ella se lavarán Aarón y sus hijos las manos y los pies.
20 Cuando entren en el tabernáculo de reunión, se lavarán con agua, para que no mueran; y cuando se acerquen al altar para ministrar, para quemar la ofrenda encendida para el Señor,
21 se lavarán las manos y los pies, para que no mueran. Y lo tendrán por estatuto perpetuo él y su descendencia por sus generaciones.
22 Habló más el Señor a Moisés, diciendo:
23 Tomarás especias finas: de mirra excelente quinientos siclos, y de canela aromática la mitad, esto es, doscientos cincuenta, de cálamo aromático doscientos cincuenta,
24 de casia quinientos, según el siclo del santuario, y de aceite de olivas un hin.
25 Y harás de ello el aceite de la santa unción; superior ung:uento, según el arte del perfumador, será el aceite de la unción santa.
26 Con él ungirás el tabernáculo de reunión, el arca del testimonio,
27 la mesa con todos sus utensilios, el candelero con todos sus utensilios, el altar del incienso,
28 el altar del holocausto con todos sus utensilios, y la fuente y su base.
29 Así los consagrarás, y serán cosas santísimas; todo lo que tocare en ellos, será santificado.
30 Ungirás también a Aarón y a sus hijos, y los consagrarás para que sean mis sacerdotes.
31 Y hablarás a los hijos de Israel, diciendo: Este será mi aceite de la santa unción por vuestras generaciones.
32 Sobre carne de hombre no será derramado, ni haréis otro semejante, conforme a su composición; santo es, y por santo lo tendréis vosotros.
33 Cualquiera que compusiere ung:uento semejante, y que pusiere de él sobre extraño, será cortado de entre su pueblo.
34 Dijo además el Señor a Moisés: Toma especias aromáticas, estacte y uña aromática y gálbano aromático e incienso puro; de todo en igual peso,
35 y harás de ello el incienso, un perfume según el arte del perfumador, bien mezclado, puro y santo.
36 Y molerás parte de él en polvo fino, y lo pondrás delante del testimonio en el tabernáculo de reunión, donde yo me mostraré a ti. Os será cosa santísima.
37 Como este incienso que harás, no os haréis otro según su composición; te será cosa sagrada para el Señor.
38 Cualquiera que hiciere otro como este para olerlo, será cortado de entre su pueblo.
Juan 10
1 De cierto, de cierto os digo: El que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que sube por otra parte, ése es ladrón y salteador.
2 Mas el que entra por la puerta, el pastor de las ovejas es.
3 A éste abre el portero, y las ovejas oyen su voz; y a sus ovejas llama por nombre, y las saca.
4 Y cuando ha sacado fuera todas las propias, va delante de ellas; y las ovejas le siguen, porque conocen su voz.
5 Mas al extraño no seguirán, sino huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños.
6 Esta alegoría les dijo Jesús; pero ellos no entendieron qué era lo que les decía.
7 Volvió, pues, Jesús a decirles: De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas.
8 Todos los que antes de mí vinieron, ladrones son y salteadores; pero no los oyeron las ovejas.
9 Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos.
10 El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.
11 Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas.
12 Mas el asalariado, y que no es el pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y deja las ovejas y huye, y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa.
13 Así que el asalariado huye, porque es asalariado, y no le importan las ovejas.
14 Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen,
15 así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas.
16 También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor.
17 Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar.
18 Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre.
19 Volvió a haber disensión entre los judíos por estas palabras.
20 Muchos de ellos decían: Demonio tiene, y está fuera de sí; ¿por qué le oís?
21 Decían otros: Estas palabras no son de endemoniado. ¿Puede acaso el demonio abrir los ojos de los ciegos?
22 Celebrábase en Jerusalén la fiesta de la dedicación. Era invierno,
23 y Jesús andaba en el templo por el pórtico de Salomón.
24 Y le rodearon los judíos y le dijeron: ¿Hasta cuándo nos turbarás el alma? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente.
25 Jesús les respondió: Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de mí;
26 pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas, como os he dicho.
27 Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen,
28 y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.
29 Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.
30 Yo y el Padre uno somos.
31 Entonces los judíos volvieron a tomar piedras para apedrearle.
32 Jesús les respondió: Muchas buenas obras os he mostrado de mi Padre; ¿por cuál de ellas me apedreáis?
33 Le respondieron los judíos, diciendo: Por buena obra no te apedreamos, sino por la blasfemia; porque tú, siendo hombre, te haces Dios.
34 Jesús les respondió: ¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije, dioses sois?
35 Si llamó dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y la Escritura no puede ser quebrantada),
36 ¿al que el Padre santificó y envió al mundo, vosotros decís: Tú blasfemas, porque dije: Hijo de Dios soy?
37 Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis.
38 Mas si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras, para que conozcáis y creáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre.
39 Procuraron otra vez prenderle, pero él se escapó de sus manos.
40 Y se fue de nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde primero había estado bautizando Juan; y se quedó allí.
41 Y muchos venían a él, y decían: Juan, a la verdad, ninguna señal hizo; pero todo lo que Juan dijo de éste, era verdad.
42 Y muchos creyeron en él allí.
Proverbios 7
1 Hijo mío, guarda mis razones, y atesora contigo mis mandamientos.
2 Guarda mis mandamientos y vivirás, y mi ley como las niñas de tus ojos.
3 Lígalos a tus dedos; escríbelos en la tabla de tu corazón.
4 Di a la sabiduría: Tú eres mi hermana, y a la inteligencia llama parienta;
5 Para que te guarden de la mujer ajena, y de la extraña que ablanda sus palabras.
6 Porque mirando yo por la ventana de mi casa, por mi celosía,
7 Vi entre los simples, consideré entre los jóvenes, a un joven falto de entendimiento,
8 El cual pasaba por la calle, junto a la esquina, e iba camino a la casa de ella,
9 A la tarde del día, cuando ya oscurecía, en la oscuridad y tinieblas de la noche.
10 Cuando he aquí, una mujer le sale al encuentro, con atavío de ramera y astuta de corazón.
11 Alborotadora y rencillosa, sus pies no pueden estar en casa;
12 Unas veces está en la calle, otras veces en las plazas, acechando por todas las esquinas.
13 Se asió de él, y le besó. Con semblante descarado le dijo:
14 Sacrificios de paz había prometido, hoy he pagado mis votos;
15 Por tanto, he salido a encontrarte, buscando diligentemente tu rostro, y te he hallado.
16 He adornado mi cama con colchas recamadas con cordoncillo de Egipto;
17 He perfumado mi cámara con mirra, áloes y canela.
18 Ven, embriaguémonos de amores hasta la mañana; alegrémonos en amores.
19 Porque el marido no está en casa; se ha ido a un largo viaje.
20 La bolsa de dinero llevó en su mano; el día señalado volverá a su casa.
21 Lo rindió con la suavidad de sus muchas palabras, le obligó con la zalamería de sus labios.
22 Al punto se marchó tras ella, como va el buey al degolladero, y como el necio a las prisiones para ser castigado;
23 Como el ave que se apresura a la red, y no sabe que es contra su vida, hasta que la saeta traspasa su corazón.
24 Ahora pues, hijos, oídme, y estad atentos a las razones de mi boca.
25 No se aparte tu corazón a sus caminos; no yerres en sus veredas.
26 Porque a muchos ha hecho caer heridos, y aun los más fuertes han sido muertos por ella.
27 Camino al Seol es su casa, que conduce a las cámaras de la muerte.
Acompañe la lectura del 78° día ingresando aquí.
[related_post]
[related-content]